Este artículo aborda por qué diferentes profesionales de la visión pueden obtener resultados distintos en exámenes visuales. Factores como el equipo utilizado, la técnica de examen, la fatiga ocular y la subjetividad del paciente pueden influir en los resultados.
Además, aspectos como la hora del día y la salud general de los ojos también juegan un papel. Por ello, es importante realizar revisiones periódicas y tener en cuenta variaciones menores en los resultados entre exámenes.
La visión puede fluctuar durante el día por varios factores, como el biorritmo, los niveles hormonales y de azúcar en sangre, así como la hidratación ocular. Estas variaciones influyen en los resultados de los exámenes de la vista, por ejemplo, si se realizan en ayunas o después de estar mucho tiempo frente a una pantalla, lo que provoca sequedad y fatiga ocular.
Aunque estas diferencias suelen ser mínimas (alrededor de 0,25 dioptrías), los optometristas están capacitados para interpretarlas y ajustarlas para ofrecer una evaluación precisa.
La revisión periódica sigue siendo clave.
Trate de estar lo más descansado y relajado posible cuando vaya a someterse a una prueba de visión.
Nunca acuda con el estómago vacío o con sed.
Observe su propio biorritmo y fije una cita con su optometrista a una hora en la que sepa que estará en forma y descansado.
Las condiciones en las que se realiza una revisión visual afectan directamente a los resultados obtenidos. Una evaluación apresurada puede no ser tan precisa como una en la que el óptico y el paciente dedican el tiempo necesario. La prueba de agudeza visual subjetiva requiere la colaboración del paciente, ya que pequeños detalles pueden influir en la calidad de las gafas resultantes. Además, la experiencia del óptico y la calidad de los instrumentos también juegan un papel importante.
El entorno es otro factor clave: la sala debe carecer de luz natural para evitar interferencias. Las pupilas, que varían en tamaño según la luz disponible, también afectan la visión. Por ejemplo, la visión nocturna o en condiciones de poca luz requiere un entorno de examen adecuado. La dilatación o contracción de la pupila puede cambiar la percepción de nitidez y brillo, algo conocido también en la fotografía.
En resumen, la precisión de un examen visual depende tanto del tiempo y atención dedicados, como de factores ambientales y las condiciones de luz, siendo importante realizar las pruebas en un entorno controlado para obtener resultados óptimos y consistentes.
Vaya siempre a su optometrista con una cita previa para la revisión de la vista. No acuda de forma espontánea y espere que le examinen. Tanto usted como su óptico deberían disponer de tiempo suficiente para realizar un examen minucioso y detallado. Se estima que se requiere una hora para realizar un análisis de visión completo, asesoramiento incluido.
Debe confiar en su óptico y sentir que es la persona adecuada que le asesorará para una mejor visión.
Tome nota de dónde se realiza el examen. ¿Entra luz natural en la sala?
Los usuarios de lentes de contacto deberían llevar gafas en lugar de lentes de contacto las 24 horas anteriores a la prueba. Las lentes de contacto modifican la geometría de la córnea y, por extensión, también el rendimiento visual durante la prueba de visión.
Las fluctuaciones en el rendimiento visual suelen deberse a la toma de medicamentos así, p. ej., la producción de lagrimeo puede verse afectada. Los ojos se secan y se puede experimentar fatiga ocular.
También se sabe que la diabetes puede causar fluctuaciones en el rendimiento visual a lo largo del día. A las personas con diabetes se les recomienda someterse a varias pruebas de visión a diferentes horas del día y acudir a un oftalmólogo si fuera preciso.
Si su optometrista no se lo pregunta directamente, dígale si está tomando algún medicamento o si padece una enfermedad crónica como la diabetes.
Lleve a la prueba de visión las gafas que esté utilizando, las lentes de contacto y, si lo tiene, el certificado de sus lentes.
En caso de tratarse de la primera vez que va a ese optometrista, dígale lo que le ha gustado y, sobre todo, lo que no le ha gustado de sus gafas anteriores. Cuanta más información le proporcione al optometrista, mejores acabarán siendo sus nuevas gafas.