La técnica del grabado a la aguatinta es una variante del grabado al aguafuerte. Se inventó en el siglo XVIII para imitar el aspecto de los dibujos con acuarela y aguadas. Es una técnica pictórica que permite obtener semitonos y gradaciones de un mismo color. El proceso consiste en granear la superficie de la placa diseminando una capa de finos “puntitos” de reserva que al sumergirla en el mordiente nos provocará una superficie que retiene la tinta. La intensidad del tono final dependerá del tiempo que la placa se mantenga en el mordiente y de la profundidad de esa mordida.