Pico Jano

OJO CON LOS MASTINES QUE CUIDAN LOS REBAÑOS. SI NO TE ACERCAS NO HAY NINGÚN PELIGRO, SI VES QUE TE LADRAN LO MEJOR ES ALEJARSE Y RODEAR LOS REBAÑOS. ES LO QUE ME RECOMENDARON, Y NO TUVE NINGÚN PROBLEMA.

La pena de la excursión es que estuvo todo lleno de niebla y no pudimos disfrutar de las vistas, pero era el último día de vacaciones y no teníamos otra opción.

El camino comienza en el mismo pueblo, subiendo por una empinada cuesta, atravesando un robledal, donde encontramos los primeros restos megalíticos, el castro de Llan de la Peña. La verdad es que apenas hay nada.

Ascendiendo, el camino finaliza en el estanque de La Tejera.

Después de abandonar el embalse, el sendero llega al Collado Pandal, la senda avanza hasta el lugar conocido como “Hoyu Las Varas”, que conduce al siguiente collado, Campera Ramperi.

Aquí había un rebaño de vacas con un mastín, pero se limitó a mirarnos y no nos hizo ni caso.

Una vez en la cima, junto al vértice geodésico a 1446 metros, se observan más de 15 pueblos y la panorámica de todos los sistemas montañosos que orlan la comarca de Liébana, pero nosotros no vimos nada.

En el camino de descenso, pasaremos junto a una bocamina, se trata de los restos de una antigua extracción minera que data de la época romana. Ojo porque con niebla, una caída podría ser fatal.

Aquí volvimos a encontrarnos en mitad del camino con un rebaño de cabras con 2 mastines. Según nos vieron nos empezaron a ladrar, los rodeamos y no hubo ningún problema.

Aquí casualidad vimos en el suelo un polluelo, no sé si se había caido de algún árbol, si es alguna especie de esas que anidan en el suelo... Le hice unas fotos y lo dejé.

El camino continua hacia el Portillo de Angrajal, donde nuevamente aparecen restos megalíticos en el lugar que se conoce como Combranda.

El descenso continúa por la campera conocida como Carro Briz hasta llegar al sendero de Carnayo que desciende paralelo al arroyo Lacebo, hasta la tenada de Enterrías. A partir de aquí, el camino se ensancha y desciende hasta llegar al estanque de Enterrias.

A menos de un kilómetro nos encontramos de nuevo en Dobarganes.