Roberto Bolaño
La griega

Vimos a una mujer morena construir el acantilado.

No más de un segundo, como alanceada por el sol. Como

Los párpados heridos del dios, el niño premeditado

De nuestra playa infinita. La griega, la griega,

Repetían las putas del Mediterráneo, la brisa

Magistral: la que se autodirige, como una falange

De estatuas de mármol, veteadas de sangre y voluntad,

Como un plan diabólico y risueño sostenido por el cielo

Y por tus ojos. Renegada de las ciudades y de la República,

Cuando crea que todo está perdido a tus ojos me fiaré.

Cuando la derrota compasiva nos convenza de lo inútil

Que es seguir luchando, a tus ojos me fiaré.