Roberto Bolaño

Un final feliz

Qué tiempos aquellos, cuando vivía con mi padre y no veía la televisión. Las tardes eran interminables en la Colonia Tepeyac, cerca de la Villa, exactamente a dos cuadras de la Calzada de la Villa. Tardes dedicadas a traducir a los poetas franceses de la Generación Eléctrica, sentado en la cama, junto a la ventana del patio de cemento. Las palomas que mi padre se comía los domingos, cantaban, es un decir, los jueves y los viernes, y ensanchaban la zanja. ¡Las palomas en el palomar de cemento! ¡Y sin el zumbido de la televisión!


      Un final feliz

      En México

      En casa de mi padre

      O en casa de mi madre

      Un minuto de soledad

      La frente apoyada

      En el hielo de la ventana

      Y los tranvías

      En los alrededores

      De Bucareli

      Con muchachas fantasmales

      Que se despiden

      Al otro lado de la ventana

      Y el ruido de los automóviles

      A las 3 a.m.

      Y los timbres

      Y los paisajes de azotea

      En México

      Con 21 años

      Y el alma aterida

      Helada


Roberto Bolaño en 4. Un final feliz (Tercera parte) de La Universidad Desconocida [2007]