Susana Thénon - Medea

Mientras afuera, entre gemidos

las conjeturas más variadas

martillaban el corazón de las mujeres del pueblo,

ella miraba sus manos

y en silencio

leía la escritura indeleble.


Por la ventana entró el murmullo

de los niños de ojos claros,

entró en su pecho envejecido

y lo armó de fuerza más dura que una coraza.


Así se abalanzó hacia las puertas

con el cuchillo de suave lengua


Entonces comenzó lo que todos saben.