Susana Thénon
Nada
Mis ojos se ennegrecen
ante estos días
de luz y risa ajenas,
de sal, de muerte hueca
en la sangre.
Quisiera desnudar mi grito
en la calle,
volcarlo en las esquinas,
atravesar paredes
y canciones,
golpear en lo más bajo,
trepar los pensamientos,
devorar las raíces del asombro.
Mis manos se marchitan
abrazando la nada
como esas hojas turbias
que se aferran al árbol.
La burla sopla su clarinete
y mi niebla se desenrosca,
me pide libertad,
se marcha
y estrangula las horas.