DISIDENCIAS: RASTAFARIS, SKINHEADS, HARD ROCKERS, HEAVIES.
La historia del reggae es sorprendente: nace en Jamaica como todo el mundo sabe, pero su origen tenemos que buscarlo en África, en Etiopía.
Allá por los años 320-342 d.d.C., reinaba allí el Negus (Emperador) Ezanas. En esa época, San Frumencio, enviado por el patriarca de Alejandría, llegó a Etiopía y cristianizó el país.
Así pues, los etíopes eran ya cristianos cuando los blancos, ante el persuasivo argumento de que los negros no eran exactamente personas, comenzaron a venderlos como esclavos en América, especialmente en Jamaica (Nota: Yo sería partidario de investigar de dónde vienen algunas fortunas actuales).
Como conocedores de la Biblia que eran, asociaron su exilio forzoso con la diáspora judía: consideraban (consideran) que algún día terminará su expatriación en Babilonia (así llaman a, digamos, Occidente), depósito de todas las maldades. Hasta aquí ya tenemos varias claves para entender las canciones de Bob Marley (años 70, así es que no adelantemos).
El siguiente asunto -me salto mucha historia, lo sé- lo hallamos en 1930, cuando el ras (rey) Tafari (¡Helo aquí!) ocupó el trono convirtiéndose en Negus y tomando el nombre de Hailé Selassié.
Tafari se había convertido ya en un símbolo de liberación (la vuelta a casa) de los negros jamaicanos, que ya por entonces, fumaban marihuana y tocaban una música que llamaban "reggae" (acústica, por supuesto: un par de tambores y una guitarra) con la que cantaban sus penas y sus esperanzas de libertad. Más o menos como el blues o el flamenco.
Otra cosa sorprendente de su extraña religión o lo que sea, es su obligación de no cortarse el pelo nunca, lo que les llevó a crear un complicado peinado a base de trenzas para impedir la suciedad en la medida de lo posible.
O sea, nostalgia de la tierra=colores de la bandera etíope (amarillo, verde, rojo), trenzas, gorro de lana para ocultarlas, hojas de marihuana impresas en las camisetas.
Pero todo esto no saldrá -mayoritariamente- a la luz hasta más tarde.
Sin embargo, en los 60 aparecen las primeras canciones "reggae" electrificadas (guitarras, bajo) (Desmond Dekker, Israelites, ¿ven el nombre?) y, los jamaicanos afincados en Londres, empiezan a hacerse un huequecito en el magma de pop que era entonces esa ciudad.
Ahora bien, si cogemos un "reggae" y lo aceleramos, tenemos un "ska". Aunque la estética "ska" está muy lejos de la rastafari: casi se puede afirmar que, en los últimos años 60, el ska es el mod con el pelo más corto; de hecho, rapado al 1.
Quiero decir con todo esto, que en los 60 nacieron todas estas cosas aunque, hasta los 70, no se expandieran gracias a los medios de comunicación y, por tanto, fueran conocidos mundialmente.
Dice un refrán español que "unos llevan la fama y otros cardan la lana" y eso es lo que ocurre -creo yo- con los 60 y 70: los 60 tienen la fama, pero donde realmente se desarrolló todo fue durante los 70.
Años de libertinaje sin SIDA, ¿no es maravilloso?
Volvamos. Otros que apuntan son los tipos del rock duro (hard rock): Jimi Hendrix, Black Sabbat, que más tarde se convertirán en "heavies" (pero esa historia también la contaré más tarde)(Nota: esto se llama prolepsis).
Como estoy atrapado por el vicio de la taxonomía, ahí va otro cuadro de lo dicho hasta ahora:
Esquema musical de los 60 y 70:
-Rocker: Cuero, brillantina, motos potentes. Anti-mods
-Mods: Ropa años 40 con gabardina verde, Vespa. Anti rockers.
En 1964, en Brighton, se produce un enfrentamiento entre ellos con varios muertos y cientos de heridos.
-Beat: Beatles. Evolución: 1ª etapa: buenos chicos, música "cool" (ahora en España se diría "guay"), bien vestido, flequillo.
2ª etapa: pelos más largos (influencia hippy), desaliño indumentario (que diría Machado) y vocación de "enfant terrible": Rolling Stones.
-Hippy: Psicodelia, LSD. Dos tendencias: Blanda (Grateful Dead, The Mama's and the Papa's, Jefferson Airplane) / Dura: J. Hendrix, Doors, J. Joplin, Cream.
-Rastafaris: Marihuana+reggae+Dios
-Ska: Skinheads: Inglaterra, 1967
-Duros :(Hell's Angles, Black Panthers) Black Sabbat
-Duro heavy: Led Zeppelin, Deep Purple. Pero aquí hemos de hacer una precisión:
"Heavy", propiamente dicho, es el nombre de la música que hacían los "Iron Butterfly", por ejemplo. Se llamaba así por la insistente pesadez de un bajo que repite el riff que le toca hasta la saciedad. Esto producía un maravilloso efecto hipnótico que, amplificado por las luces de las entonces nacientes discotecas, dejaba al personal en un estado de trance que no hubiera desdeñado San Juan de la Cruz: un estado propicio a creer que todo el mundo es bueno, a invitar a cubatas a desconocidos, a bailar con los ojos cerrados haciendo como si tocaras la guitarra, y otras cosas inconfesables que a todos nos ha tocado hacer
A estas alturas, finales de los 60, ya no sabe uno cómo vestirse.
Ante la avalancha de posibilidades, empieza a tomar carta de naturaleza la necesidad de explicar por qué uno va vestido como va:
"Me gustan los vaqueros porque son cómodos"
"Aunque lleve el pelo largo no soy homosexual"
"Yo me compro ropa militar usada porque es más barata que la de las tiendas"
"La moda es una gilipollez"
"Las faldas son incómodas"
"Los tacones son incómodos".
Total: la comodidad y el no querer ser del rebaño (la moda) empiezan a crear el germen de lo que, más tarde, llamaríamos "tribus urbanas", maneras de vestir y conducirse diferentes del resto de la gente, a la que podríamos designar, con toda la mala leche del mundo, como "normal".
Progres/Colgados/Heavies
Allá por el año 1973, se acabaron los años 60.
Tardamos cinco años en darnos cuenta de que los Beatles se habían separado y en advertir que existía gente a los que no les gustaban en absoluto. Pensándolo bien, ¿le gustaban -hablo de España- a alguien?
Recuerdo mis discusiones con los amigos. Ahora todos se confiesan fans, pero entonces yo era el único de mi pandilla que me sabía de memoria todos sus -una anglonecedad más- "álbumes".
De repente se nos vinieron encima Cream, John Mayall, Emerson, Lake & Palmer, Bob Dylan (que llevaba escondido detrás de su mala voz varios años: no sabíamos inglés), Led Zeppelin y -sí- Chuck Berry que existió siempre, sin duda, pero que conocíamos versionado en español.
Había prisa por recorrer el camino que habían abierto los hermanos mayores: amor libre (pero sólo con la novia), drogas (tinto peleón; a veces, 5º Dan), la izquierda (pero sin confundir libertad con libertinaje, Dios nos libre) y el rock duro (o heavy en España).
Yo descubrí lo que era eso (ya hablaré más tarde de amor y drogas) la primera vez que vi a un tío con los ojos cerrados, delante de un gigantesco "baffle" en una discoteca, haciendo como si tocara el bajo y doblándose por la cintura hacia delante y hacia detrás, con el pelo disparando minúsculas gotas de sudor que las luces de la discoteca asemejaban razonablemente a una foto promocional. Quedé entusiasmado y, por si fuera poco, tocar esa música era de lo más fácil: Tres acordes, un riff, mucha distorsión y voz aguda (eso no lo tenía yo fácil, pero como no era el cantante...).
Eso sí, la ropa era difícil de simular:
Pantalones de malla ultraajustados (que daba mucha vergüenza ponerse), botas aparatosas, camisetas negras con muertos, palabras sobre muertos, calaveras de muertos, muertos sangrantes, muertos vivos y otros tipos de muerto que se me escapan. Collares. Muñequeras multicolores..
Y algo mucho más importante: la actitud entre fría y amenazadora mientras te bebías una birra directamente de la botella.
Las chicas lo tenían más fácil con lo de las mallas y, el resto de lo demás lo sustituían por el lenguaje soez (los movimientos radicales de los años 00 del siglo XXI mantienen ese criterio). Era digno de verse 25 heavies en fila haciendo el balanceo característico a los acordes de "Smoke on the water", que por cierto, todos los que no sabían tocar la guitarra tocaban en cuanto tenían oportunidad (con una sola cuerda, eso sí).
Y ese fue el signo del cambio de los tiempos, porque, diez años antes, los que no sabían tocar la guitarra y cogían una intentaban "Romance anónimo" o "El preso número 9", una canción que hace apología de maltratador que mata a su mujer al encontrarla con un amigo “desleal”: su secuela fue Hey Joe.
En España entrábamos en la recta final de la dictadura de Franco. Algo había estado agitándose y, de repente, hubo una extraña explosión que se produjo en un crisol donde se mezclaba todo: la explosión era la “progresía”, los “progres”. El crisol, la universidad.
También había “no progres”: pijos de Derecho, estudiantes compulsivos de Medicina, locos de Matemáticas, astronautas de Ingeniería, etcétera.
Los progres se dividían en:
Concienciados
Cumbayás
Hechospolvo
Ricos
Los Concienciados eran militantes de partidos políticos clandestinos (PCE, la Liga, prochinos, etc.). Sus convicciones y su lucha clandestina les llevaban a vestir de una manera que pasase inadvertida a la policía como medida de seguridad. Ja, ja, ja. Sí: ja. Menos mal que la policía (La Brigada Político-Social) no tenía ni idea de lo que se traía entre manos y no era capaz de distinguir un trostkista de un pecero, que si no...
Llevaban jerséis de lana y trenca azul o verde, con largos “foulard”, tanto chicos como chicas Los chicos se dejaban barba o no se la dejaban, pero el bigote solo (como pasa con los miembros de la “Orden del Baño” británica) estaba rigurosamente prohibido.
Otras prohibiciones de interés que observaban eran:
El fútbol
El rock and roll
El sexo con personas de otra tendencia política
La televisión
Casi imprescindible llevar siempre uno o dos libros en la mano, preferentemente alguno de Adorno, Althuser y/o Wilhelm Reich. No era obligatorio leerlos (yo lo descubrí tarde...).
Escuchaban a Víctor Jara (no antes del golpe de Chile), Quilapayún (no antes del golpe de Chile), Paco Ibáñez, Joan Manuel Serrat, Aguaviva y a Georges Moustaki, lo que, en cierto modo, los redimía.
Los Cumbayás eran cristianos (de la JEC, la JIC, la JOC y la JUC, más o menos; donde J=Juventud, C=Cristiana, E=Estudiantes, I=Independiente, O=Obrera y U=Unida) y también había –por mucho que me acusen de mentir- anarcocristianos. Yo conocí a varios. Los JEC y demás trataban de compatibilizar a Jesús con Marx, y los anarcos a Bakunin con Jesús: los dos lo tenían muy crudo y acabaron todos de maestros y volviendo de la India con enfermedades venéreas e intestinales.
Toman su nombre de la espantosa canción “Kumbayá” que cantaban sentados alrededor del fuego en campamentos de fin de semana. Allí, en contacto con la naturaleza y en las montañas, se sentían más cerca de Dios, lo que debía ser verdad porque Dios está en el Cielo y las cimas de las montañas siempre se encuentran a algunos hectómetros sobre el nivel del mar.
Lo característico de su vestimenta eran las “chirucas”: eran una especie de botas de caminar de lona marrón y suela de goma.
El resto lo componían pantalones de pana, camisas de leñador canadiense a cuadros negros y rojos y trenca azul o verde.
Casi todos tocaban la guitarra muy mal y eran jóvenes y optimistas. Es decir, eran "boy-scouts".
Su música no pasaba de Joan Baez y Pete Seeger traducidos.
De mayores acabaron de maestros.
Los Hechospolvo no tenían una definición política clara, pero eran vagamente anarcos.
Vestían con pantalones vaqueros vírgenes (nunca habían sido lavados), camisas de cuadros, jerséis amplios, zapatillas de deporte rotas y de color indefinido, largos “foulards”, chupas y bolsas militares y nunca tenían dinero, lo que les convertía en enemigos peligrosos cuando se los divisaba desde lejos: se les veía el sable.
Escuchaban a Pink Floyd, King Crimson y –sorprendentemente- a Creedence Clearwater Revival, esos chicos sureños que hacían un rock tan contundente y divertido como viejo.
Las chicas vestían igual que los chicos y las parejas que se formaron eran más duraderas que las de los demás grupos.
Los Progres Ricos, eran –como su propio nombre indica– ricos con mala conciencia, pero con ningunas ganas de dejar de serlo (lo=ricos).
Eran ultrarradicales en sus planteamientos políticos y su frase favorita era: “Las masas no están preparadas”. Su alternativa política era o revolución armada o nada.
Normalmente era “nada”.
Apenas se diferenciaban de los Concienciados en el modo de vestir, pero la ropa era auténtica: el jersey de lana virgen había sido comprado en Formentera, las botas vaqueras eran de Valverde del Camino, etc.
Las chicas se teñían el pelo con mechas color rubio ceniza, llevaban zuecos suecos y un cabás (herencia hippy) que contenía: tabaco negro, un frasco de pachulí, la “Agenda de la Mujer”, la caja de pastillas anticonceptivas, un libro de Kavafis, otro de Neruda ("Veinte poemas de amor...") y un paquetito de marihuana.
Su música oscilaba entre Moustaki, Ravi Shankar, Joan Manuel Serrat y María Callas cantando “Tosca”.
Todo esto pasó a mejor vida cuando aparecieron los punkies y los "Roqueros auténticos". Pero, antes, hemos de darnos una vuelta por el Festival de Eurovisión. Vean antes un dibujillo...