¿Qué es la Ilustración?
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Texto La paz perpetua
Para la autoridad legisladora de un Estado, en quien naturalmente hay que suponer la más honda sabiduría, parece deprimente el tener que buscar enseñanzas en algunos de sus súbditos -los filósofos- antes de decidir los principios según los cuales va a determinar su conducta frente a otros Estados. Sin embargo, convendría mucho que así lo hiciera. El Estado, pues, requerirá tácitamente -en secreto- a los filósofos, lo cual significa que les dejará expresarse libre y públicamente sobre las máximas generales de la guerra y de la paz. Los filósofos hablarán espontáneamente, si no se les prohibe hacerlo. Sobre este punto no necesitan los Estados ponerse previamente de acuerdo; coincidirán todos, porque esta coincidencia yace en la obligación misma que nos impone la razón moral legisladora. No quiero decir que el Estado deba dar la preferencia a los principios del filósofo sobre las sentencias del jurista -representante de la potestad pública-, sino sólo que debe oírlos. El jurisconsulto, que ha elegido como símbolo la balanza del derecho y la espada de la justicia, suele usar la espada, no sólo para apartar de la balanza todo influjo extraño que pueda perturbar su equilibrio, sino a veces también para echarla en uno de los platillos -voe victis-. El jurista, que no es filósofo al mismo tiempo -ni en cuanto a la moralidad-, siente una irresistible inclinación, muy propia de su empleo, a aplicar las leyes vigentes, sin investigar si estas leyes no serían acaso susceptibles de algún perfeccionamiento; y porque este rango, en realidad inferior, de su facultad va acompañado de la fuerza, estímala por superior. La facultad de filosofía está muy por debajo de las fuerzas unidas de las otras. Dícese de la filosofía, por ejemplo, que es la sirvienta de la teología -y lo mismo de las otras dos-. Pero no se aclara bien si su servicio consiste «en preceder a su señora, llevando la antorcha, o en seguirla, recogiéndole la cola».
No hay que esperar ni que los reyes se hagan filósofos ni que los filósofos sean reyes. Tampoco hay que desearlo; la posesión de la fuerza perjudica inevitablemente al libre ejercicio de la razón. Pero si los reyes o los pueblos príncipes -pueblos que se rigen por leyes de igualdad- no permiten que la clase de los filósofos desaparezca o enmudezca; si les dejan hablar públicamente, obtendrán en el estudio de sus asuntos unas aclaraciones y precisiones de las que no se puede prescindir. Los filósofos son por naturaleza inaptos para banderías y propagandas de club; no son, por tanto, sospechosos de proselitismo.
I Kant. La paz perpetua
Texto 2 La paz perpetua.
3.º Los ejércitos permanentes -miles perpetuus- deben desaparecer por completo con el tiempo.
Los ejércitos permanentes son una incesante amenaza de guerra para los demás Estados, puesto que están siempre dispuestos y preparados para combatir. Los diferentes Estados se empeñan en superarse unos a otros en armamentos, que aumentan sin cesar. Y como, finalmente, los gastos ocasionados por el ejército permanente llegan a hacer la paz aún más intolerable que una guerra corta, acaban por ser ellos mismos la causa de agresiones, cuyo fin no es otro que librar al país de la pesadumbre de los gastos militares. Añádase a esto que tener gentes a sueldo para que mueran o maten parece que implica un uso del hombre como mera máquina en manos de otro -el Estado-; lo cual no se compadece bien con los derechos de la Humanidad en nuestra propia persona. Muy otra consideración merecen, en cambio, los ejercicios militares que periódicamente realizan los ciudadanos por su propia voluntad, para prepararse a defender a su patria contra los ataques del enemigo exterior. Lo mismo ocurriría tratándose de la formación de un tesoro o reserva financiera; pues los demás Estados lo considerarían como una amenaza y se verían obligados a prevenirla, adelantándose a la agresión. Efectivamente; de las tres formas del Poder: «ejército», «alianzas» y «dinero», sería, sin duda, la última el más seguro instrumento de guerra si no fuera por la dificultad de apreciar bien su magnitud.
I Kant. La paz perpetua
Texto 1.
Ahora yo digo: el hombre, y en general todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad; debe en todas sus acciones, no sólo las dirigidas a sí mismo, sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser considerado siempre al mismo tiempo como fin. Todos los objetos de las inclinaciones tienen sólo un valor condicionado, pues si no hubiera inclinaciones y necesidades fundadas sobre las inclinaciones, su objeto carecería de valor. Pero las inclinaciones mismas, como fuentes de las necesidades, están tan lejos de tener un valor absoluto para desearlas, que más bien debe ser el deseo general de todo ser racional el librarse enteramente de ellas. Así, pues, el valor de todos los objetos que podemos obtener por medio de nuestras acciones es siempre condicionado. Los seres cuya existencia no descansa en nuestra voluntad, sino en la naturaleza, tienen, empero, si son seres irracionales, un valor meramente relativo, como medios, y por eso se llaman cosas; en cambio, los seres racionales llámanse personas porque su naturaleza los distingue ya como fines en sí mismos, esto es, como algo que no puede ser usado meramente como medio, y, por tanto, limita en ese sentido todo capricho (y es un objeto del respeto). Éstos no son, pues, meros fines subjetivos, cuya existencia, como efecto de nuestra acción, tiene un valor para nosotros, sino que son fines objetivos, esto es, cosas cuya existencia es en sí misma un fin, y un fin tal, que en su lugar no puede ponerse ningún otro fin para el cual debieran ellas servir de medios, porque sin esto no hubiera posibilidad de hallar en parte alguna nada con valor absoluto; mas si todo valor fuero condicionado y, por tanto, contingente, no podría encontrarse para la razón ningún principio práctico supremo.
Kant, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres.
Plano del Contenido:
En este fragmento, el autor expone la idea fundamental de que los seres humanos, como seres racionales, tienen un valor intrínseco y deben ser tratados como fines en sí mismos, y no simplemente como medios para alcanzar ciertos propósitos. Se diferencia entre objetos con valor condicionado, como aquellos que satisfacen inclinaciones y necesidades, y seres racionales, llamados personas, que tienen un valor absoluto y deben ser respetados como fines en sí mismos. La existencia de estos seres racionales como fines objetivos establece la posibilidad de un principio práctico supremo.
Plano de la Expresión:
El texto proviene de la obra "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" de Immanuel Kant, un filósofo alemán del siglo XVIII. El estilo de Kant es claro y analítico, enfocado en desarrollar argumentos rigurosos. Utiliza un lenguaje preciso y estructura sus ideas de manera lógica para presentar conceptos filosóficos complejos de forma accesible.
Plano de la Crítica:
A. Ideas del Texto Relacionadas con Otras Ideas del Autor:
Este fragmento está en concordancia con la ética kantiana, especialmente con el concepto del imperativo categórico, que establece que debemos tratar a los demás como fines en sí mismos y no simplemente como medios para nuestros propios fines. Kant argumenta que los seres racionales, por su capacidad de razón y autonomía, tienen un valor intrínseco y deben ser tratados con respeto. Esta idea es fundamental en la moralidad kantiana y es central para entender su enfoque ético.
B. Ideas del Texto Relacionadas con Otros Dos Filósofos o Escuelas Filosóficas de la Misma Época:
El pensamiento de Kant se puede contrastar con la ética utilitarista de Jeremy Bentham y John Stuart Mill, prominentes filósofos de la misma época. Mientras que el utilitarismo evalúa las acciones en función de la maximización del bienestar y la felicidad, la ética kantiana se centra en el deber moral y la consideración de los seres racionales como fines en sí mismos. Esta diferencia resalta la divergencia entre un enfoque basado en las consecuencias y otro basado en el deber y la dignidad intrínseca de las personas.
C. Breve Contexto Histórico:
El texto fue escrito en el contexto de la Ilustración, un período de profundo pensamiento filosófico y social en Europa. Durante este tiempo, las ideas sobre la moralidad, la libertad y los derechos individuales estaban siendo reevaluadas. Kant, junto con otros filósofos de la Ilustración, contribuyó significativamente al desarrollo del pensamiento ético y político moderno.
D. Actualidad del Tema:
La idea de que los seres humanos tienen un valor intrínseco y deben ser tratados como fines en sí mismos sigue siendo relevante en la sociedad contemporánea. En un mundo cada vez más interconectado y diverso, el respeto por la dignidad y los derechos de los individuos es un principio fundamental en la ética y los derechos humanos. Esta noción también se refleja en las discusiones actuales sobre la igualdad, la justicia social y la dignidad en contextos como la política, la educación y la atención médica. La ética kantiana proporciona un marco sólido para abordar estos temas y considerar cómo las acciones individuales y sociales deben ser guiadas por el respeto mutuo y la consideración por la humanidad en cada persona.
Texto 2.
3.º Un tercero encuentra en sí cierto talento que, con la ayuda de alguna cultura, podría hacer de él un hombre útil en diferentes aspectos. Pero se encuentra en circunstancias cómodas y prefiere ir la caza de los placeres que esforzarse por ampliar y mejorar sus felices disposiciones naturales. Pero se pregunta si su máxima de dejar sin cultivo sus dotes naturales se compadece, no sólo con su tendencia a la pereza, sino también con eso que se llama el deber. Y entonces ve que bien puede subsistir una naturaleza que se rija por tal ley universal, aunque el hombre -como hace el habitante del mar del Sur- deje que se enmohezcan sus talentos y entregue su vida a la ociosidad, al regocijo y a la reproducción; en una palabra, al goce; pero no puede querer que ésta sea una ley natural universal o que esté impresa en nosotros como tal por el instinto natural, pues como ser racional necesariamente quiere que se desenvuelvan todas las facultades en él, porque ellas le son dadas y le sirven para toda suerte de posibles propósitos.
Plano del Contenido:
En este fragmento, el autor presenta tres situaciones diferentes en las que las personas pueden encontrarse en relación con sus talentos y habilidades. La tercera situación se centra en alguien que posee talentos pero decide no desarrollarlos debido a su comodidad y preferencia por el placer y la ociosidad. Esta persona se cuestiona si su elección es compatible con el deber moral y si puede considerarse una ley natural universal. El texto explora el conflicto entre la inclinación hacia el placer y la responsabilidad de desarrollar las capacidades naturales.
Plano de la Expresión:
Este texto forma parte de la obra "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" de Immanuel Kant, una obra fundamental en la filosofía ética. El estilo de Kant es claro y argumentativo, con una estructura lógica que presenta ideas complejas de manera accesible. En este fragmento, utiliza un lenguaje preciso para analizar las motivaciones humanas y las decisiones relacionadas con el desarrollo personal.
Plano de la Crítica:
A. Ideas del Texto Relacionadas con Otras Ideas del Autor:
Este fragmento se relaciona con la idea de deber y responsabilidad moral en la ética kantiana. Kant sostiene que los seres humanos tienen la obligación moral de desarrollar sus talentos y habilidades, ya que estas facultades les son dadas y pueden ser utilizadas para propósitos valiosos en la sociedad. La negación de esta responsabilidad se percibe como una violación del deber moral.
B. Ideas del Texto Relacionadas con Otros Dos Filósofos o Escuelas Filosóficas de la Misma Época:
Esta noción se puede comparar con las ideas del utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill, dos filósofos prominentes de la misma época que Kant. Mientras que Kant se centra en el deber y la moralidad intrínseca, el utilitarismo evalúa las acciones en función de su utilidad y el resultado del placer y el dolor. La situación descrita en el texto, donde alguien prefiere el placer y la ociosidad en lugar de desarrollar sus talentos, podría ser analizada críticamente desde la perspectiva utilitarista, que evaluaría si esta elección maximiza el bienestar general.
C. Breve Contexto Histórico:
El texto fue escrito en el siglo XVIII, durante el período de la Ilustración, un momento de gran actividad filosófica y cambio social en Europa. En este contexto, las ideas sobre la moralidad, la responsabilidad individual y el deber estaban siendo reexaminadas y debatidas. Los filósofos de esta época exploraron cuestiones fundamentales sobre la naturaleza humana y la ética, influenciados por el pensamiento científico y el racionalismo.
D. Actualidad del Tema:
El conflicto planteado en el texto entre la búsqueda del placer y la responsabilidad de desarrollar las capacidades personales sigue siendo relevante en la sociedad actual. En un mundo impulsado por el consumismo y la gratificación instantánea, las personas a menudo se enfrentan a la elección entre satisfacer sus deseos inmediatos o invertir tiempo y esfuerzo en el desarrollo personal y profesional. Este dilema resuena en áreas como la educación, la cultura del trabajo y el equilibrio entre vida laboral y personal, donde la responsabilidad individual y las inclinaciones hedonistas se enfrentan constantemente en la toma de decisiones. La reflexión kantiana sobre el deber y la responsabilidad proporciona un marco valioso para analizar estas decisiones y considerar cómo nuestras acciones impactan en nuestra moralidad y en la sociedad en su conjunto.
Texto 3
Inmanuel Kant. Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
El imperativo categórico es, pues, único, y es como sigue: obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torno ley universal. Ahora, si de este único imperativo pueden derivarse, como de su principio, todos los imperativos del deber, podremos -aun cuando dejemos sin decidir si eso que llamamos deber no será acaso un concepto vacío- al menos mostrar lo que pensamos al pensar el deber y lo que este concepto quiere decir. La universalidad de la ley por la cual suceden efectos constituye lo que se llama naturaleza en su más amplio sentido (según la forma); esto es, la existencia de las cosas, en cuanto que está determinada por leyes universales. Resulta de aquí que el imperativo universal del deber puede formularse: obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza.
Plano del Contenido:
En este fragmento, Kant introduce el concepto del "imperativo categórico", un principio ético fundamental que establece que debemos actuar solo de acuerdo con máximas que podríamos querer convertidas en leyes universales. Kant argumenta que este imperativo es único y constituye la esencia del deber moral. Al seguir este principio, nuestras acciones deben ser coherentes con leyes universales que podrían aplicarse a toda la humanidad.
Plano de la Expresión:
Este texto es parte de la obra "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" de Immanuel Kant. La obra pertenece al campo de la ética y la filosofía moral, y presenta los fundamentos racionales del deber moral. El estilo de Kant es claro y lógico, caracterizado por una argumentación rigurosa y estructurada. En este fragmento, utiliza un lenguaje preciso para definir el imperativo categórico y explicar su significado en el contexto de la moralidad.
Plano de la Crítica:
A. Ideas del Texto Relacionadas con Otras Ideas del Autor:
Kant establece el imperativo categórico como el principio supremo de la ética. Esta idea se relaciona con su concepto de autonomía moral, donde los individuos actúan de acuerdo con la ley que ellos mismos se imponen racionalmente. Kant sostiene que la moralidad se basa en la capacidad de los seres humanos para determinar sus propias acciones de acuerdo con principios universales y racionales, en lugar de obedecer impulsos emocionales o deseos contingentes.
B. Ideas del Texto Relacionadas con Otros Dos Filósofos o Escuelas Filosóficas de la Misma Época:
El imperativo categórico de Kant se puede comparar con las ideas del utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill, prominentes filósofos del mismo período. Mientras que el imperativo categórico se enfoca en la universalidad y la racionalidad de las acciones, el utilitarismo se centra en la maximización del bienestar general. Aunque estos enfoques difieren en sus fundamentos, ambos buscan proporcionar un marco ético para guiar el comportamiento humano.
C. Breve Contexto Histórico:
El siglo XVIII, cuando Kant escribió esta obra, fue un período de cambio intelectual y social conocido como la Ilustración. Durante este tiempo, los filósofos cuestionaron las estructuras tradicionales de poder y autoridad, buscando fundamentar la moral y la ética en la razón y la autonomía individual. Kant fue una figura destacada de la Ilustración y su obra influyó significativamente en el pensamiento ético y filosófico de la época.
D. Actualidad del Tema:
El concepto del imperativo categórico sigue siendo relevante en la filosofía moral contemporánea. La idea de actuar de acuerdo con principios universales que podrían aplicarse a todas las personas se ha convertido en un pilar fundamental de la ética deontológica. Además, la noción de autonomía moral y la importancia de la racionalidad en la toma de decisiones éticas continúan siendo temas centrales en los debates éticos actuales. En un mundo cada vez más complejo y diverso, la búsqueda de principios éticos universales sigue siendo esencial para orientar nuestras acciones y decisiones en situaciones morales complejas y diversas.
Texto 4
¿A qué se debe entonces qué la metafísica no haya encontrado todavía el camino seguro de la ciencia? ¿Es acaso imposible? ¿Por qué, pues, la naturaleza ha castigado nuestra razón con el afán incansable de perseguir este camino como una de sus cuestiones más importantes? Más todavía: ¡qué pocos motivos tenemos para confiar en la razón si, ante uno de los campos más importantes de nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos entretiene con pretextos vanos y, al final, nos engaña! Quizá simplemente hemos errado dicho camino hasta hoy. Si es así ¿qué indicios nos harán esperar que, en una renovada búsqueda, seremos más afortunados que otros que nos precedieron?
Kant, Crítica de la Razón Pura
Plano del Contenido:
En este fragmento del prólogo de la "Crítica de la razón pura" de Immanuel Kant, el autor reflexiona sobre la naturaleza de la metafísica y su incapacidad para convertirse en una ciencia segura. Se cuestiona por qué la metafísica, a pesar de ser más antigua que otras disciplinas y trascender la experiencia, ha sido un campo de batalla sin victorias duraderas. Kant se pregunta por qué la razón humana persiste en perseguir este camino y por qué ha sido tan difícil encontrar una senda segura hacia el conocimiento metafísico.
Plano de la Expresión:
Este texto es parte del prólogo de la segunda edición de la "Crítica de la razón pura" de Kant, una obra central en la filosofía moderna. La obra se caracteriza por su estilo denso y riguroso, donde Kant explora críticamente las posibilidades y los límites del conocimiento humano. En este fragmento, su estilo es claro y reflexivo, mostrando su habilidad para analizar cuestiones filosóficas profundas de manera accesible.
Plano de la Crítica:
A. Ideas del Texto Relacionadas con Otras Ideas del Autor:
En este pasaje, Kant plantea la dificultad de la metafísica como disciplina y la persistente búsqueda de un camino seguro hacia el conocimiento en este campo. Esta reflexión se relaciona con su proyecto filosófico de establecer los límites y las posibilidades del conocimiento humano en su crítica de la razón. Kant argumenta que la metafísica ha fallado hasta ahora debido a su dependencia de simples conceptos y su desconexión con la experiencia empírica.
B. Ideas del Texto Relacionadas con Otros Dos Filósofos o Escuelas Filosóficas de la Misma Época:
Este fragmento se puede comparar con las preocupaciones de filósofos contemporáneos como David Hume y John Locke. Hume cuestionó la validez de las nociones metafísicas y defendió el empirismo, argumentando que todo conocimiento se deriva de la experiencia. Locke también enfocó su filosofía en la experiencia y la mente humana como una "tabla rasa" en la que se inscriben las impresiones sensoriales. Kant, por otro lado, busca reconciliar la razón y la experiencia, estableciendo los límites del conocimiento a priori y a posteriori.
C. Breve Contexto Histórico:
El siglo XVIII, época en la que Kant vivió y escribió, fue un período de cambios significativos en la filosofía y la ciencia. La Ilustración influyó en la forma en que los pensadores abordaron las cuestiones metafísicas y la naturaleza del conocimiento. En este contexto, Kant se esfuerza por resolver los desafíos planteados por los empiristas y racionalistas anteriores, estableciendo una nueva base para la metafísica y el conocimiento humano.
D. Actualidad del Tema:
La cuestión de la metafísica y su estatus como disciplina sigue siendo relevante en la filosofía contemporánea. Los filósofos continúan debatiendo sobre la naturaleza de las verdades metafísicas y si es posible alcanzar un conocimiento genuino más allá de la experiencia empírica. Además, las reflexiones de Kant sobre la razón y sus limitaciones han influido en diversas áreas, incluyendo la epistemología, la filosofía de la mente y la filosofía de la ciencia. La búsqueda de un conocimiento metafísico seguro y las preguntas sobre la naturaleza de la realidad siguen siendo temas centrales en la filosofía contemporánea, demostrando la vigencia de las preocupaciones planteadas por Kant en su obra.