La Patrona
El título o advocación de la Virgen de los Desamparados nace en Valencia en el año 1409 a raíz de un acontecimiento singular. Un predicador de cuaresma, fray Gilabert de Jofré, conmovido por los maltratos sufridos por una niña con facultades mentales perturbadas, hace un llamado a los cristianos de Valencia para fundar un asilo u hospital destinado a atender a los enfermos mentales.
La respuesta no se hace esperar. El 15 de marzo, el Consejo de la Ciudad aborda la creación del "hospital de locos", y el 9 de mayo comienzan las obras que se completarán al año siguiente bajo la advocación de los Santos Inocentes Mártires. También se establece la Cofradía de Santa María de los Santos Inocentes Mártires, encargada de cuidar, además, a los condenados a muerte, a los ahogados, a los presos y a aquellos que mueren como víctimas de accidentes, abandonados por todos, lo que hoy llamaríamos marginados.
El 3 de junio de 1493, por un privilegio del rey Fernando, que reflejaba el sentimiento popular, se otorga el título de Madre de Dios de los Desamparados a la imagen que preside las actividades de los cofrades en el ejercicio de su misión.
Nuestra Parroquia, creada e inaugurada en 1935 por el obispo de Barcelona, Dr. Manuel Irurita y Almándoz, antiguo canónigo de la Catedral de Valencia, se colocó bajo la advocación de su patrona, la Virgen de los Desamparados, posiblemente en busca de la protección de la Virgen para una comunidad eminentemente obrera y de buenas costumbres, pero al mismo tiempo con una gran cantidad de desempleados sin subsidio por desempleo y sin atención médica, donde había hambre y odio, y se consideraba un nido de maldad, según el testimonio de su primer rector, Mn. Xicola.
La Imagen Actual
La talla actual de nuestra parroquia es própia pero siguiendo las características principales de la original.
Las azucenas y la rosa que lleva en la mano derecha son símbolo de su Purísima Concepción. María es la “llena de gracia”. Este es su nombre primero. La “Toda hermosura”, la “Toda santa”, la que como rosa entre espinas ha surgido sin pecado entre los pecadores, toda semejante a Jesús, su Hijo. Así le cantamos “la rosa perfumada, la mística açutcena…” Imagen testigo de la tradición concepcionista de Valencia y a la que se le dio el culto más solemne el día de la Inmaculada.
Entre los pliegues de su talla y bajo su manto están los Santos niños Inocentes, muertos por el Rey Herodes por causa de Nuestro Señor Jesucristo, como signo de protección sobre aquellos que sufren desde su inocencia: los enfermos mentales, los niños abandonados, los ultrajados y los que están en desamparo.
Madre del Redentor lleva en su brazo izquierdo al niño abrazado a la Cruz; permanece sensible a los sufrimientos de Jesús y, junto a la Cruz, recibe de labios de su Hijo la maternidad espiritual sobre todos los redimidos. Este pasaje del Evangelio de San Juan (19, 25-27) se proclama en su fiesta litúrgica.
Ella unida a Cristo por la humildad, el sufrimiento y las lágrimas en el Calvario, se constituye en Reina de los Mártires y se convierte en la consoladora de los afligidos, en el cobijo para los desvalidos.