En esta unidad nos abocaremos a analizar, dialogar y problematizar a los sujetos de aprendizaje: los y las estudiantes universitarios – ¿cuáles son sus rasgos principales?, ¿cómo era la comunidad estudiantil universitaria antes?, ¿cómo es ahora?– con el propósito de comprender cómo aprenden nuestros estudiantes, cómo es la relación intergeneracional (rasgo esencial en todo proceso educativo formal) entre profesores y estudiantes, y el fenómeno de la explosión de las TIC y de Internet. De este modo, esperamos poder caracterizar el contexto en el que se dará la práctica docente.
Nuestros estudiantes llegan a la universidad con poca claridad en la información. En nuestros primeros encuentros en el aula podemos percibir algunos “mitos” sobre la universidad, la carrera y la profesión. Podríamos decir que la elección de la carrera de grado es la primera dificultad del ingreso. Por otro lado, el estudiantado se encuentra con un cambio de escala institucional, organizacional y académica.
Los profesores y profesoras de los primeros años, muchas veces, se convierten en “anfitriones universitarios” explicando el nuevo lenguaje: “parciales”, “finales”, “cuatrimestre”, “correlatividades”, “escuelas”, “teóricos”, “prácticos”, entre otras muchas palabras y conceptos nuevos para los alumnos y alumnas que hasta hace unos meses asistían a la escuela secundaria. El cambio es radical.
Para comenzar, les proponemos reflexionar sobre nuestros estudiantes a partir de la canción "Cuando sea grande" del cuarteto de Nos.
No quiero quejarme de oreja en oreja
Fijarme si quien me aventaja se aleja
Negar el reflejo que dejo en mi espejo
Ni alojar el rencor entre ceja y ceja
No quiero guardar tantos secretos
Ni estar enfrentado en un cuadro grotesco
Como los Montesco y los Capuleto
No quiero a tu edad quedar obsoleto.
Ni perder el vigor, ni decir sin rigor
Que todo tiempo pasado siempre fue mejor
Ni llegar a mi casa ofuscado y molesto
No quiero estar cansado de llevarte puesto.
Y aunque esta verdad pueda doler
Tengo que decirlo, sin complacer.
Pero si ofendo, pido perdón.
Cuando sea grande, no quiero ser como vos.
No quiero cometer tus mismos errores
Ni creer que todos son estafadores
No quiero manejar tus mismos valores
Ni que cada día sea igual a los anteriores.
No quiero no poder controlar mis enojos
Ni cargar esa tristeza en los ojos.
Mojados y rojos, ajados y flojos
No quiero resignarme a ser mis despojos.
Ni echar con vehemencia la culpa a los demás
De lo que es mi incumbencia y responsabilidad
Ni que me de por probar en alguna idiotez
Lo que no pude hacer cuando tuve 23.
Y aunque esta verdad pueda doler
Tengo que decirlo, sin complacer.
Pero si ofendo, pido perdón.
Cuando sea grande, no quiero ser como vos.
No quiero que ya nada me provoque placer
Ni que cuando el dolor me toque evoque el ayer
Ni mirar fotos viejas y ponerme a llorar
O que nombren a alguien y empezar a temblar.
No quiero llevar esa vida maltrecha
Con sospechas de dolo y la ilusión desecha
Ni lanzar pestes creyéndome Apolo
Ni que me moleste en una fecha estar solo.
Y aunque esto se preste a mal interpretar
No quiero que crean que es sólo por criticar.
Y espero que tan solo sea una declaración
Porque ni yo se si quiero que quiera ser como yo.
Y aunque esta verdad pueda doler
Tengo que decirlo, sin complacer.
Pero si ofendo, pido perdón.
Cuando sea grande, no quiero ser como vos.
Y aunque esta verdad pueda doler
Tengo que decirlo, sin complacer.
Pero si ofendo, pido perdón.
Cuando sea grande...
Preguntas para el análisis
¿Qué tipo de lenguaje se despliega en el formato videoclip?
¿Cuáles son las emociones que se transmiten?
¿Qué dirían que le sucede al autor de la canción respecto a las generaciones anteriores?
¿Cómo estaría configurando su identidad?
La transición a un modelo de enseñanza basado en competencias, implica a dos áreas decisorias:
decisiones políticas sobre el currículo (planes de estudios, normativas, acreditaciones y titulaciones),
decisiones del nivel de institución y aula (proyectos, planificaciones, programas, secuencias didácticas y evaluación de las competencias):
Curriculum
Prácticas de enseñanza (aula)
Evaluación
En esta clase también ahondaremos sobre el segundo eje del modelo: los modos o maneras de enseñar en la Universidad. Para ello, es recomendable tener en cuenta que la idea de superar la clásica exposición magistral –donde el protagonista es el docente– con una propuesta que coloque como protagonista al estudiante y su actividad constituye un objetivo fundamental para este modelo de enseñanza basado en las competencias.
Todas y todos los docentes –de manera consciente o no– tenemos algunos supuestos sobre cómo se aprende y cuál es la manera de influir a través de la enseñanza para que se produzca el aprendizaje. Este marco de pensamiento es el paradigma que sustenta teorías o hipótesis sobre la naturaleza del aprendizaje y, también, de la enseñanza.
Aunque resulte obvio, podemos decir que la enseñanza es una actividad que busca favorecer el aprendizaje del alumno. El eje es el cómo de la cuestión, cómo enseñar. Y en este “cómo” existen diferentes formas o estrategias de enseñanza.
En este curso pensaremos las estrategias de enseñanza como una pauta global para la acción de enseñar, basada en un enfoque determinado, y utilizada por el docente de manera reflexiva y flexible. Cabe aclarar que en una estrategia pueden incluirse variedad de métodos y técnicas de enseñanza 2 .
Veamos otras definiciones posibles:
Un modelo de enseñanza, entonces, es una especie de proyecto para enseñar. El docente desempeña un rol análogo al de constructor; de la misma manera en que el constructor es el último responsable de la estructura, el docente es el último responsable de cumplir los objetivos de la clase. Además, de la misma manera en que el proyecto proporciona al constructor estructura e indicaciones, el modelo proporciona estructura e indicaciones para el docente. Sin embargo, ni un proyecto indica todas las acciones del constructor ni un modelo puede indicar todas las acciones del docente. Como con el proyecto, el modelo de enseñanza es un diseño para enseñar en el que el docente usa toda su capacidad y los conocimientos de que dispone.
Eggen, P. y Kauchak, D. (1999). Estrategias docentes. Enseñanza de contenidos curriculares y desarrollo de habilidades de pensamiento. Fondo de Cultura Económica de Argentina. Buenos Aires. (pp. 385).
Definimos el método como el conjunto de reglas y ejercicios para enseñar alguna cosa de un modo sistemático y ordenado. Recordando a Comenio, hemos visto cómo desde hace siglos, se intenta establecer pasos universales que guíen la acción de los docentes. ¿Por qué hablar de estrategias de enseñanza? Porque este concepto permite dejar de pensar las prácticas de enseñanza en función de pasos fijos para entrar en un terreno de principios de procedimiento más amplio.
Palamidessi, M. y Gvirtz, S. (1998) El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza. Aique: Buenos Aires. (pp. 147).
No todas las estrategias sirven para todas las asignaturas, no todas son útiles para construir las mismas competencias ni para que los y las estudiantes se apropien de un contenido. La estrategia de enseñanza, si bien tiene una estructura, deja un espacio para la decisión y el juicio del o la docente.
En las estrategias de enseñanza se visualizan:
la concepción sobre el aprendizaje;
las informaciones que nos brinda el currículum sobre cómo y cuándo enseñar;
los contenidos a trabajar, su secuenciación y su forma de integración;
la relación teoría-práctica;
los medios y recursos a utilizar;
y la estructura comunicativa de la clase, que sostiene además una determinada estructura de participación.
Veamos ahora cuáles son las técnicas de enseñanza más recurrentes en las aulas universitarias. Es importante que, a medida que conozcamos las técnicas o métodos, nos preguntemos por el rol que cumplen tanto el docente como el estudiante y por la demanda cognitiva al alumno (en términos de Doyle), también. 3
En una clase expositiva, el docente desarrolla los contenidos teóricos en forma oral. En la cultura universitaria, se las llaman clases teóricas o “teóricos”.
La exposición dialogada es una de las técnicas más utilizadas en las clases teóricas; es una situación de enseñanza en la que el profesor o profesora presenta, analiza y explica –en forma oral– contenidos, con el objetivo de promover en forma constante un diálogo con sus estudiantes. Este diálogo se puede propiciar a través de preguntas que ayuden a participar más activamente en clase. También se puede lograr respondiendo las dudas que vayan surgiendo de dicha exposición.
Las técnicas grupales pueden ser utilizadas:
para resolver problemas para después recurrir al conocimiento teórico,
antes o después de una exposición,
para favorecer la autoevaluación y evaluación de pares.
Existen múltiples técnicas grupales, la elección de una u otra técnica tendrá en cuenta diversos factores: cantidad de alumnos, contenidos, objetivos de aprendizaje, tiempo disponible, momento del curso.
Veamos brevemente algunos ejemplos que pueden ser útiles para pensar las asignaturas de las carreras de Ingeniería a la hora de incorporar competencias “blandas” o comunicacionales. También, preguntémonos: ¿Cuántas oportunidades les hemos dado a nuestros estudiantes para adquirir y desarrollar competencias como el trabajo en equipo, el liderazgo o la comunicación asertiva en la formación de grado? Y, dando un paso más sobre esta pregunta, ¿Qué competencias sociales (así sean una o dos) podemos incorporar en nuestras asignaturas?
El caso es un tipo de narrativa, apoyada en el desarrollo de determinados conceptos, que se les da a los alumnos y alumnas para centrar la discusión en algún hecho real. Un caso contiene un dilema que es lo que mueve la discusión, luego de la lectura en pequeños grupos. Otra de sus características es que se presentan acompañados de preguntas críticas que obligan al alumno a examinar ideas importantes, nociones y problemas relacionados con el caso. El objetivo de estas preguntas es favorecer la comprensión.
El método de casos fue desarrollado por Christopher Langdell, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, hacia fines del siglo XIX.
Características:
Se trata de la descripción de interacción de una situación.
Es una situación presentada dentro de un contexto.
La situación plantea un problema a resolver.
Su carácter problemático impone al lector una cierta participación, activa su juicio crítico y su compromiso.
¿Para qué se puede utilizar un caso?
Para estimular la búsqueda de información, que podrá ser localizada a través de: bibliografía variada, entrevistas a profesionales o las preguntas planteadas al profesor. La información así obtenida tiene mayores posibilidades de ser completa y sólida que la recibida en una clase magistral.
Para crear situaciones que exijan asumir conductas.
El método de casos es una estrategia que atiende a la transferencia del aprendizaje. Entendemos por transferencia a la posibilidad de operar con los conocimientos. La calidad del aprendizaje se verifica en situaciones en las que se requiere transferencia y no mera evocación y aplicación mecánica de los conocimientos. Este tema nos lleva a lo tratado anteriormente, sobre el trabajo a partir de situaciones problemáticas. Los problemas de ingeniería se presentan indeterminados, nunca cerrados y con todas las variables definidas. La resolución de algunas situaciones requiere no de aplicación de conocimientos sino de análisis y evaluación de alternativas. El método de casos avanza en este sentido.
A su vez, el estudio de un caso, con una observación detallada, puede brindar importantes insumos para pensar el desarrollo de competencias del ingeniero o ingeniera. Las alternativas para el trabajo con esta interesante técnica son múltiples, puede ser un caso real o un caso construido con fines educativos.
Para evaluar la oportunidad de una u otra forma de organizar la tarea de la clase universitaria, proponemos utilizar una herramienta que problematiza cinco rangos posibles de predominio de procesos cognitivos que nos permiten pensar las estrategias, las demandas cognitivas y las competencias a desarrollar. Al ser una taxonomía –no sólo una clasificación–, en ella hay un orden escalonado, en este caso, de abajo hacia arriba; esto implica no sólo que cada rango de estrategias es distinto, sino que algunas son mejores que otras respecto del criterio de exigencia.
Observando el esquema, podemos decir que las estrategias como la recuperación de la información conceptual o la ejecución de algoritmos propician aprendizajes superficiales –donde los nuevos conceptos o procedimientos no quedan anclados en la estructura cognitiva del sujeto, sino que a base de repetición y memorización (se recuerdan por un tiempo, pero luego quedan en el olvido). Las estrategias de enseñanza constructivas, reconstructivas y reconstructivas globales requieren habilidades de nivel superior como diseñar, construir, planear, producir, idear, revisar, formular hipótesis, experimentar, debatir, moderar, negociar, colaborar, juzgar, monitorear, comparar, organizar, deconstruir, delinear e integrar conocimientos y habilidades.
Dichas estrategias propician la comprensión y permiten que los aprendizajes sean “guardados” y recuperados de forma significativa. Estas estrategias permiten una conexión con sentido de los nuevos aprendizajes con otros saberes previos y, de esta manera, se recuerdan más tiempo. Los nuevos aprendizajes son útiles, necesarios y transferibles a diversas situaciones.
Retomando la pregunta, ¿Qué estrategias serán las mejores para el desarrollo de competencias que implican el saber, el saber hacer y el saber ser?, teniendo en cuenta la taxonomía podemos inferir que el desarrollo de competencias requiere de estrategias que propicien la comprensión y, por lo tanto, el desarrollo de estrategias más exigentes. En este punto es válido preguntarnos por la relación teoría-práctica. El modelo de enseñanza por competencias se apoya en la premisa de que la teoría es condición necesaria para una actividad, pero no suficiente. Retomaremos estas preguntas más adelante en esta clase.
Es una modalidad educativa formal en la que bajo la guía y supervisión del profesor o profesora el estudiante aprende de manera combinada: por una parte, a través de la entrega de contenidos e instrucción en línea y, por la otra, a través de un formato presencial en el aula.
El alumno o alumna bajo esta modalidad tiene la posibilidad de controlar algunos aspectos del proceso como el tiempo, lugar, ruta y ritmo, y mantiene la posibilidad de interactuar con su docente y sus compañeros.
Es una técnica didáctica en la que la exposición de contenido se hace por medio de videos que pueden ser consultados en línea de manera libre, mientras el tiempo de aula se dedica a la discusión, resolución de problemas y actividades prácticas bajo la supervisión y asesoría del profesor.
Es un enfoque pedagógico en el que el aprendizaje se realiza fuera del aula y el tiempo presencial se utiliza para desarrollar actividades de aprendizaje significativo y personalizado.
La clase invertida no es una “receta mágica”, podría no funcionar para todas y todos los profesores y estudiantes, como tampoco en cualquier nivel o materia. No todos los profesores tendrán éxito y algunos estudiantes pueden preferir los enfoques tradicionales de la clase.
Fuente: Hamdan, McKnight, McKnight y Arfstrom (2013). N. Hamdan, P. McKnight, K. McKnight, and K. M.Arfstrom, The flipped learning model: A white paper based on the literature review titled: A Review of Flipped Learning,‖ Flip. Learn. Netw
En este sentido, teniendo en cuenta que no todos los alumnos se ven beneficiados con la inversión en la secuencia de aprendizaje, nos parece muy interesante y problematizador el planteo de la pedagoga Mariana Maggio sobre la clase universitaria y la necesidad de ser re-concebida. La autora propone repensar algunos conceptos “de moda” y nos permite pensar el curriculum desde un lugar diferente y expandir el aula usando las TIC con creatividad. 7
Teniendo en cuenta las 4 claves o pistas que propone la pedagoga Maggio para repensar y rediseñar la educación universitaria:
• ¿Cuáles podrían ser los motores creativos de tu asignatura?
• ¿Cuáles podrían ser las articulaciones funcionales con otros centros, escuelas o asignaturas?
• ¿Cuáles podrían ser las redes o conexiones con la comunidad?
Es una técnica didáctica en la que un grupo pequeño de estudiantes se reúne con un tutor o tutora para analizar y proponer una solución al planteamiento de una situación problemática real o potencialmente real, relacionada con su entorno físico y social. El objetivo no se centra en resolver el problema, sino en utilizar a éste como detonador para que los alumnos y alumnas cubran los objetivos de aprendizaje y, además, desarrollen competencias de carácter personal y social.
Grant Wiggins y Jay McTighe (2005) proponen, en este sentido, que una manera de garantizar que nuestro diseño apunta hacia una comprensión y apropiación real de los contenidos es responder a una serie de preguntas de control:
¿A qué metas de aprendizaje relevantes apunta este diseño?
¿Cuáles son las “grandes ideas” que los estudiantes deben comprender al final del proyecto?
¿Qué preguntas servirán para provocar la indagación, la comprensión y la transferencia de aprendizaje?
¿Qué conocimientos y competencias claves adquirirán los estudiantes como resultado de este diseño?
¿Qué deberían saber hacer finalmente los estudiantes como resultado de la adquisición de tal conocimiento y tales competencias?
Fuente: Grant Wiggins & Jay McTighe. Understanding by design. 2005. Association for Supervision and Curriculum Development.
Existen diversas aplicaciones, programas o páginas web que facilitan la planificación y armado de una secuencia didáctica basada en proyectos. Por ejemplo, en la página de Genial.ly hay un banco de recursos didácticos. Entre ellos, una plantilla para el diseño de proyectos en clase y los componentes a tener en cuenta.
El desafío es la clave que hace que el proyecto sea relevante y significativo para todos los participantes. El desafío puede adoptar, al menos, tres formas diferenciadas:
Una pregunta.
Un problema.
Un reto.
John Larmer y John R. Mergendoller lo expresan con claridad cuando afirman que “el corazón de un proyecto es un problema que investigar o una pregunta que explorar y responder”. David Perkins propone que si queremos hacer del aprendizaje una experiencia significativa debemos ofrecer a nuestros estudiantes la oportunidad de jugar el partido completo.
En el video podremos escuchar a la experta Guillermina Tiramonti sobre la necesidad de repensar la escuela. En este sentido, los invitamos a pensar la educación en todos los niveles, el rol del estudiante y el carácter del conocimiento.
Tradicionalmente, en la universidad, primero se enseña la teoría y luego se va a la práctica, a través de la realización de ejercicios que son una mera aplicación de la teoría. Esta relación entre teoría y práctica no se da en ámbitos profesionales, donde los problemas se presentan indeterminados, poco claros, y sin todas las variables definidas. En la práctica profesional, la experiencia juega un papel muy importante para la resolución de los problemas, los cuales habitualmente no son lineales ni unidireccionales. Pueden encontrarse distintas soluciones para un mismo problema y el trabajo del ingeniero o ingeniera consiste en buscar la solución más adecuada.
La actividad del alumnado y la preparación para la vida profesional exigen pensar en el espacio de la formación con una lógica similar al tipo de prácticas a realizar. Podríamos decir que los y las docentes deberíamos ser capaces de crear dispositivos pedagógicos o situaciones del “como si”, de forma controlada y simulada. 8
Así, se propone una nueva relación, en donde la práctica deja de ser la mera aplicación de la teoría para convertirse en fuente del conocimiento teórico. Y, en este sentido, la teoría aparece comprometida con la solución de los problemas que se presentan en la práctica. Para abordar estos problemas los estudiantes deben recurrir a la teoría, es decir, a fuentes de información que les permitan comprenderlos y resolverlos.
En términos de actividades para la clase, plantear un problema implica establecer una situación en la que nuestros estudiantes encuentren respuestas a necesidades que surgirán en su futura profesión. De este modo, es importante saber diferenciar entre una situación problemática o un problema en un ejercicio.
La situación problemática plantea demandas no previstas, pero quien debe resolverla tiene elementos que, mediante su articulación, le permiten tomar decisiones que posibilitan la solución.
Un ejercicio es una situación cerrada, que requiere el uso de destrezas o técnicas automatizadas. Exige del conocimiento teórico, porque implica una aplicación directa de este; mientras que el problema, generalmente, invierte los términos de esta relación, porque implica enfrentarse a una situación nueva que no es posible abordar sólo con lo que se conoce.
En consecuencia, al enfrentarse a un problema es necesario realizar un trabajo exhaustivo con la información, examinando hechos, realizando observaciones, calculando, pensando, ensayando y comunicando ideas.
Schon (1992) señala que el conocimiento que proviene de la acción suele ser considerado de “segunda categoría”, pero hay otro pensamiento privilegiado: el conocimiento académico. El saber empaquetado en materias tiene algunas ventajas nítidas: es controlable, medible y administrable. La alta consideración que tenemos por el conocimiento académico y la poca que guardamos hacia la maestría del desarrollado en la acción práctica no parecen provenir en absoluto de una cuestión científica, sino más bien de una tradición social y de los propios modelos mentales incorporados en dichas tradiciones. El reconocimiento del potencial formativo de las prácticas ha llevado a ampliar nuestra comprensión de los ámbitos de aprendizaje a las aulas a las distintas escuelas, a la comunidad, y ha permitido aproximar los conocimientos académicos a las prácticas alrededor de problemas reales y contextualizados. Este proceso es de gran importancia cuando lo que se busca no es solo el desarrollo de una habilidad, sino la formación misma, para modelar las prácticas profesionales. La formación inicial en las prácticas docentes moviliza conocimientos de los otros campos curriculares a través de la participación e incorporación progresiva de los y las estudiantes en distintos contextos socioeducativos. Como toda acción práctica situada, este campo curricular es responsable por el desarrollo de las capacidades en las distintas dimensiones a través del análisis, la reflexión y la experimentación práctica contextualizada.
Recuperando y adaptando aportes de Perrenoud (2004), delinearemos contenidos de enseñanza y de aprendizaje que se corresponden centralmente con la formación inicial de los y las estudiantes en el campo de las prácticas profesionales.
Organizar situaciones de aprendizaje apropiadas para los sujetos y los contextos (trabajar recuperando las representaciones, experiencias y errores de los alumnos y alumnas).
Gestionar el desarrollo de la enseñanza y de los aprendizajes de los y las estudiantes (impulsar la cooperación entre estudiantes y el trabajo en grupos, observar y evaluar a alumnos y alumnas mediante el enfoque formativo, practicar un apoyo integrado con mayores dificultades, brindándoles confianza y autoestima, y promover la capacidad de autoevaluación del alumnado).
Programar secuencias de enseñanza y aprendizaje más amplias (desarrollar un proceso longitudinal de los contenidos de enseñanza, organizar procesos y actividades de aprendizaje en al menos una unidad de enseñanza y procurar integrar contenidos específicos con los aprendizajes de otras materias).
Utilizar nuevas tecnologías (explorar los potenciales recursos telemáticos para los objetivos y contenidos de la enseñanza, emplear estrategias de comunicación digitales y multimedia).
Trabajar en equipo e integrarse a la universidad.
Afrontar los deberes y dilemas éticos de la profesión (desarrollar el sentido de la responsabilidad, solidaridad y justicia, asumir actitudes y conducta).
Reflexionar sobre sus propias prácticas, sus dificultades, obstáculos y progresos (saber explicitar las prácticas, desarrollar autonomía en la búsqueda de conocimientos, soluciones y propuestas para sus dificultades e indagar y proponer un plan para su mejora).
En el modelo basado por competencias, el profesor o profesora desempeña nuevas funciones, por lo que es necesario redefinir su tarea profesional, así como sus competencias docentes. La enseñanza ya no se centra en la transmisión de conocimientos, por lo tanto, el docente cumple una función de facilitador o mediador del aprendizaje, donde debe:
formular buenas preguntas: que motiven la reflexión, la relación de ideas, la profundización o juicio crítico, que clarifiquen o ayuden a encontrar puntos clave.
mantener una relación sincera, afable, informal y democrática;
conceder la palabra a los alumnos y alumnas;
hacer que todos participen;
evitar que un participante sea inhibido por otro;
llevar al grupo de una fase a otra y acompañar el proceso;
resumir y clarificar: sintetizar los aprendizajes logrados;
evitar exponer sus propias opiniones y cerrar así las búsquedas, análisis y debates;
administrar el tiempo para asegurar el avance del grupo;
forzar tanto el análisis riguroso como la toma de decisiones.
Para finalizar esta clase, los invitamos a observar un breve video del Observatorio de innovación del Tecnológico de Monterrey, donde se conversa sobre el rol del docente dentro del modelo de enseñanza basado en competencias.
En resumen, la enseñanza basada en competencias se centra en el aprendizaje del alumno y alumna y se orienta al desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que deben ser demostradas de forma tangible, y están basadas en estándares de desempeño. Las competencias permiten al sujeto una adaptación activa a los procesos de cambio, desarrollando la comprensión y solución de problemas cada vez más complejos. Este es un enfoque más holístico de la educación, que integra la idea de que los aprendizajes profundos surgen de diferentes experiencias de vida, donde se toma al sujeto de aprendizaje como un ser integral con un enfoque sistemático del conocer, que se determina a través de funciones y tareas específicas.
falta bajar el material
La tecnología, Internet y las redes configuran nuevos tipos sociales. Los vínculos no son lo que eran antes, el modo de relacionarse cambia y se construyen nuevas identidades sociales. Los espacios en los que se da la comunicación son diferentes de aquellos en los que circula la lógica de pertenencia: “un ecosistema comunicativo desligado de las certezas y de la lógica moderna”, dice J. M. Barbero. Asimismo, el fenómeno del informacionalismo, la digitalización y virtualización del todo social a través de internet, conforman una compleja arquitectura a la que Castells llamó “Sociedad Red”.
Fuente:Castells, Manuel (1995). La ciudad informacional. Tecnologías de la información, estructuración económica y el proceso urbano-regional. Madrid: Alianza Editorial.
Les recomendamos la lectura del siguiente artículo de Barbero sobre juventudes y comunicación. 1
¿Cómo enseñar en los nuevos escenarios digitales?, ¿cómo hacemos para que la generación multimedia y multitasking construya conocimiento en un contexto de convergencia digital y sobre-información?
La generación M es considerada la de los nativos digitales, es decir, de las personas que nacieron en un mundo con computadoras e interactúan con Internet y los videojuegos, y se caracterizan por estar expuestos a la realidad de la hiperconexión y a la velocidad de transmisión de la información. Los medios electrónicos forman una parte tan integral de su vida que ya no ejerce fascinación en sí misma. Cuanto más jóvenes son los niños, aún más se va profundizando la naturalización con el ambiente tecnológico. Al respecto, compartimos las reflexiones de Reig durante su presentación "Jóvenes de un nuevo mundo: cambios cognitivos, sociales, en valores, de la Generación conectada" (p. 21-32) en Jóvenes y generación 2020. 2
Allí, explica que la mediación del profesor o profesora, entre las y los estudiantes y el entorno digital, es irremplazable, ya que el o la docente es quien provee el marco conceptual, muestra una hoja de ruta y aporta sentidos para interpretar los documentos. En la mayoría de los casos, los recorridos de mayor calidad, por parte de los alumnos, son los que se realizan con la guía de los profesores y profesoras.
La idea de que entender y saber significa penetrar a fondo en lo que estudiamos, hasta alcanzar su esencia, es una hermosa idea que está muriendo: la sustituye la instintiva convicción de que la esencia de las cosas no es un punto, sino una trayectoria, de que no está escondida en el fondo, sino dispersa en la superficie, de que no reside en las cosas, sino que se disuelve por fuera de ellas, donde realmente comienzan, es decir, por todas partes. Superficie en vez de profundidad, viajes en vez de inmersiones, juego en vez de sufrimiento.
Fuente: Baricco, A. Los bárbaros. Ensayos sobre la mutación. Barcelona, Anagrama, 2008.
En este sentido, docentes y estudiantes poseemos diferentes estilos cognitivos (o podríamos decir paradigmas) desde donde pensar los objetos de conocimiento.
Teniendo en cuenta la diferenciación entre entender y saber, tan bien expresada por el autor Baricco, podemos empezar a pensar en los tipos de aprendizajes. Aprendizaje superficial vs aprendizaje profundo parecen ser oposiciones que hay que interrogar a la luz de los problemas pedagógicos que se presentan en las aulas en torno a la concentración o la dispersión de la atención, el tipo de trabajo que se plantean con los textos e imágenes, y la importancia que se le da al trayecto o al resultado.
Las y los jóvenes nacidos en una época donde la información está disponible al alcance de un clic ignoran por ejemplo, en muchos casos, los criterios con que se organizan los buscadores, o no se preguntan por la veracidad de las fuentes.
Muchos creen que antes de Internet ninguna búsqueda era posible, les cuesta visualizar que había otros parámetros, y también otras posibilidades, cuando no existían las computadoras ni la Web. Lograr la atención, el interés y luego la facilitación del aprendizaje de los alumnos de la generación M resulta para los y las docentes un escenario desafiante.
Por eso, es importante que los educadores y educadoras trabajemos explícitamente sobre las limitaciones y exclusiones de cualquier archivo o colección de saberes para mantener una visión crítica y sopesada de estas nuevas clasificaciones y de los nuevos espacios/continentes en los que se soportan. Recurrir a estrategias y recursos de enseñanza apropiados y atractivos resulta fundamental para promover la formación de lectores y productores críticos ante una oferta mediática cada vez más desbordante.
Parecería que no podemos hablar y caracterizar un estilo de juventud en singular, sino que en nuestras aulas nos encontramos con diferentes tipos de juventudes.
Jóvenes que estudian, jóvenes que estudian y trabajan o jóvenes y adultos que además de estudiar y trabajar tienen responsabilidades familiares, nos demuestran que en la universidad conviven grupos de estudiantes muy heterogéneos, alumnos y alumnas con recorridos muy similares o muy diferentes a los de nosotros mismos cuando éramos estudiantes. Cabe aclarar que no es la finalidad del curso pensar de una manera dual o reducida al “ser estudiante”, sino que lo que nos proponemos es justamente acercarnos a esos alumnos que en sus formas de representar, comprender y vivenciar el estudio difieren completamente de nuestra época.
Las formas de representación son las maneras en que se transmite la información apelando a los distintos sistemas sensoriales. Por lo tanto, pueden ser visuales, auditivas, táctiles, olfativas, gustativas, cinéticas y expresarse de manera combinada.
La forma de representación que usamos para manifestar lo que pensamos condicionará el proceso de pensamiento. En consecuencia, las diferentes formas de representación ayudan a favorecer habilidades cognitivas diversas.
La elección de una forma de representación equivale a elegir la manera de concebir el mundo, y también a elegir la manera en que se lo representará públicamente. (Eisner, 1998)
Cuando representamos una experiencia de una forma determinada estamos obligados a pensar dentro de los límites y las posibilidades que ella nos ofrece. De alguna manera, la elección del modo de representación nos impone su lógica y nos posibilita procesos diferentes. En este sentido, las formas de representación pueden combinarse para enriquecer el conjunto de fuentes a las el grupo de estudiantes puede acceder.
Según proponen los autores mencionados, la comprensión se ve potenciada si se ofrecen diversas puertas de entrada. Esto es, múltiples y variadas formas de acceder al conocimiento.
Fuente: Gardner, Howard. inteligencias Múltiples: La Teoría en la Práctica. España, Ed. Paidos, 1993.
www.wikilearning.com. Teoría del Aprendizaje y Psicología de las Inteligencias Múltiples.
En el video, los invitamos a escuchar al psicólogo educacional Howard Gardner sobre la necesidad de ampliar nuestra concepción de “inteligencia o inteligencias” y a incorporar diferentes formas de representación en nuestro quehacer docente.
Fuente: Howard Gardner- La competencia emocional y espiritual del educador.
Ponencia de Howard Gardner para el IX Congreso de Escuelas Católicas celebrado los días 26, 27 y 28 de noviembre de 2009 en Toledo.
Para profundizar en el tema, encontrarán en la carpeta de Bibliografía algunos artículos muy interesantes sobre psicología, aprendizaje y TIC. Cabe aclarar que los autores son reconocidos psicólogos educacionales y que sus teorías nos proponen a los docentes marcos teóricos desde dónde pensar nuestras clases (y no fórmulas para aplicar directamente a nuestras aulas).
La pregunta que entonces nos interpela es ¿cómo enseñar y aprender en estos nuevos escenarios?
Estamos en condiciones de señalar lo siguiente:
Las Instituciones tienen bien definido el aprendizaje formal, institucionalizado, normativo y diferenciado del aprendizaje informal. Sin embargo, el límite entre lo formal e informal se ha desdibujado.
Los y las estudiantes por fuera del currículum acuden a cantidad de información cuya pertinencia escapa lo planeado por el o la docente. La enseñanza pensada para un individuo promedio ya no es tal.
El y la estudiante piensa en su trayecto individual de aprendizaje.
La idea de tiempos de estudio se modifica.
Predomina la inmediatez y se aprende durante toda la vida y, además el conocimiento caduca rápidamente.
Nos parece central poder reacomodar filosóficamente el lugar del enseñar y el de aprender. Ceder la centralidad del docente y dar paso a la horizontalidad en la relación profesor /estudiante como consecuencia de los nuevos vínculos que son traccionados por las tecnologías. Luego sí, resignificar los dispositivos, las estrategias, usos y costumbres, las representaciones de los estudiantes y el concepto sobre el conocimiento.
En este módulo hemos analizado al “estudiante de ingeniería” o mejor dicho, a nuestros estudiantes. Las características de las culturas juveniles, sus formas de representación, las puertas o vías de conocimiento que desde nuestro rol podemos abrir (o definitivamente cerrar) en el proceso de aprender. Creemos firmemente que el modelo de enseñanza basado en competencias puede brindarnos las herramientas y recursos para encontrar un equilibrio entre la enseñanza personalizada y la enseñanza más tradicional. De esta manera, será posible que la presentación de nudos o ejes problemáticos significativos, junto con la evaluación, den cuenta del proceso y no solamente pongan en evidencia los resultados.
Para cerrar…
Los docentes universitarios del siglo XXI tenemos el desafío de generar prácticas de enseñanza centradas en el y la estudiante.
Redactar un párrafo de no más de 150 palabras en donde se respondan los siguientes interrogantes:
¿Cómo eran los estudiantes antes?
¿Qué diferencia hay entre la educación de antes y la de ahora?
¿Cómo aprenden los estudiantes de hoy?
¿Cómo ha cambiado la educación con el paso de los años?
¿Cómo son los estudiantes actuales?