La etiología del cáncer de estómago es multifactorial, pero el Helicobacter pylori desempeña un papel significativo. Los síntomas son saciedad precoz, osbtrucción y hemorragia, pero tienden a ser manifestaciones tardías de la enfermedad. El diagnóstico se realiza por endoscopia, seguida de TAC y ecografía endoscópica para la estadificación. El tratamiento es principalmente quirúrgico; la quimioterapia puede inducir una respuesta transitoria. La supervivencia a largo plazo es mala, excepto en los pacientes con enfermedad local.
Se estima que, en los Estados Unidos, el cáncer gástrico es responsable de 26.240 casos y alrededor de 10.800 muertes anuales. El adenocarcinoma gástrico representa el 95% de los tumores malignos de estómago; los linfomas gástricos localizados y los leiomiosarcomas son menos comunes. El de estómago es el segundo cáncer en orden de frecuencia en todo el mundo, pero la incidencia es muy variable; es extremadamente alta en Japón, China, Chile e Islandia. En los Estados Unidos, la incidencia ha declinado en las últimas década al 7° lugar como causa de muerte por cáncer. En dicho país, es más frecuente en negros, hispanos y aborígenes americanos. Su incidencia aumenta con la edad; > 75% de los pacientes tienen > 50 años.
Es el tumor clínicamente más importante y más frecuente del estómago. El carcinoma gástrico es el segundo tumor más común en el mundo. Su incidencia varía de forma amplia. Se observa una alta incidencia en Japón, Chile, Costa Rica, Colombia, Rusia y Bulgaria; mientras que en países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Francia y Suecia la incidencia es hasta seis veces menor en algunos casos.
Esta neoplasia es más frecuente en varones que en mujeres con una relación 2:1. Más de las tres cuartas partes de los pacientes son mayores de 50 años, predominantemente en la séptima década de la vida.
En relación con el cáncer gástrico epidemiológicamente se ha observado un descenso de la incidencia de las formas distales e incremento de la forma proximal cardial. Se distinguen además una variedad esporádica y un cáncer hereditario. La presencia de genotipos virulentos de H. Pylori incrementa el riesgo de padecer cáncer gástrico 15 a 17 veces. Cuando este se asocia con polimorfismo de IL-IB el riesgo es del 87 (El RR es del 33 solo para el polimorfismo del gen IL-1).
El carcinoma glandular intestinal es una forma que padecen pacientes adultos mayores, preferentemente varones cuya incidencia está descendiendo globalmente y con frecuencia se acompaña de metástasis. El cáncer difuso (tipo celular aislado) se presenta en pacientes jóvenes, principalmente mujeres, tiene una coincidencia hereditaria/familiar y se disemina por peritoneo.
El cáncer del estómago tiende a ser más frecuente en estratos socio-económicos bajos y en poblaciones rurales. A medida que aumenta el grado de desarrollo de un país, disminuye la incidencia de cáncer gástrico. Se ha comprobado un descenso de su frecuencia en todo el mundo, y entre los países más afectados estaba Japón. Ellos, poseedores de los mejores equipos ópticos (Olympus, Nikon, etc.) y de una población colaboradora, comenzaron a realizar catástros mediante endoscopías ambulatorias en plena vía pública (en una ambulancia o una consultorio/tienda de campaña). Lograron detectar carcinomas "in situ" y biopsiar a gran cantidad de la población llegando a tratamiento curativos.
Los estudios en grupos humanos que migran apoyan la idea de que los factores más importantes en la génesis del carcinoma gástrico son ambientales. A partir de observaciones epidemiológicas y experimentales, se ha sugerido que los siguientes factores de la dieta están asociados con el carcinoma gástrico:
La cantidad de nitritos de los alimentos, provenientes del suelo, del agua, o de la adición de nitrato para preservar alimentos (cecinas). Los nitratos pueden ser convertidos a nitrito bajo la acción de bacterias; la velocidad de esta reacción es proporcional a la temperatura del ambiente.
Alimentos ahumados especialmente pescado o salados (Islandia, Japón, Chile).
Consumo de arroz preparado con talco y contaminado con asbesto (Japón).
Las siguientes condiciones se han definido como de riesgo para el desarrollo de carcinoma gástrico:
La infección crónica por Helicobacter Pylori aumenta en general el riesgo de carcinoma gástrico en cinco o seis veces. La infección por este bacilo causa gastritis crónica, seguida de atrofia, metaplasia intestinal, displasia y carcinoma. A pesar de ello, la gran mayor parte de las personas infectadas por el microorganismo no desarrollan cáncer, y no todas las infecciones por H. Pylori aumentan el riesgo de cáncer. Las alteraciones secuenciales dependen de la presencia de proteínas bacterianas y de la respuesta inmune de cada individuo, la cual está influenciada por la genética del huésped.
El adenoma gástrico. Los pólipos gástricos pueden ser precursores del cáncer. Pueden aparecer pólipos inflamatorios en pacientes que toman medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, y los pólipos foveolares fúndicos son comunes en quienes que toman inhibidores de la bomba de protones. Los pólipos adenomatosos, en particular los múltiples, son los más proclives a malignizarse, pero son raros. El cáncer es particularmente probable si un pólipo adenomatoso tiene > 2 cm de diámetro o histología vellosa. Como la transformación maligna no puede detectarse por inspección, deben resecarse todos los pólipos observados en la endoscopia.
La gastritis atrófica autoinmunitaria y diversos factores genéticos también son factores de riesgo. Los factores dietéticos no son causas comprobadas; sin embargo, la WHO International Agency for Research on Cancer (IARC) ha informado una asociación positiva entre el consumo de carne procesada y el cáncer de estómago. Fumar es un factor de riesgo para el cáncer de estómago y las personas que fuman pueden tener una respuesta alterada al tratamiento. Como se ha señalado, la gastritis crónica con metaplasia intestinal parece ser la condición de riesgo más frecuente; sin embargo, no puede considerarse lesión precancerosa propiamente tal, porque las células no presentan heterotipía. Es posible que la gastritis favorezca la acción de agentes cancerígenos y llevan en una baja proporción de los casos a una displasia del epitelio, que es la lesión precancerosa.
Los adenocarcinomas gástricos pueden clasificarse por el aspecto macroscópico:
Protuberante: el tumor es polipoide o fungoide.
Penetrante: el tumor está ulcerado.
De extensión superficial: el tumor se extiende por la mucosa o infiltra superficialmente la pared gástrica.
Linitis plástica: el tumor infiltra la pared gástrica con reacción fibrosa asociada que causa un estómago rígido en “bota de cuero”.
Mixto: el tumor muestra características de ≥ 2 de los otros tipos; esta clasificación es la más extensa.
El pronóstico es mejor en los tumores protuberantes que en los de extensión porque causan síntomas antes.
Los síntomas iniciales del cáncer gástrico son inespecíficos y a menudo consisten en dispepsia sugestiva de úlcera péptica. Los pacientes y los médicos por igual tienden a desestimar los síntomas o a tratar al paciente por un trastorno de acidez. Más adelante, puede aparecer saciedad precoz (sensación de plenitud después de ingerir una pequeña cantidad de alimentos) si el cáncer obstruye la región pilórica o si el estómago pierde su capacidad de distensión como consecuencia de una linitis plástica. Puede haber disfagia si el cáncer de la región del cardias gástrico obstruye el tracto de salida esofágico. Es común la pérdida de peso o de fuerza, en general debido a la restricción dietética. La hematemesis o la melena masiva son raras, pero puede haber una anemia por pérdida de sangre oculta. En ocasiones, los primeros síntomas son causados por metástasis (p. ej., ictericia, ascitis, fracturas).
Los hallazgos físicos pueden ser normales o limitarse a deposiciones hemo-positivas. En etapas evolutivas tardías, las anormalidades son masa epigástrica, adenopatías umbilicales, supraclaviculares izquierdas o axilares izquierdas, hepatomegalia y una masa ovárica o rectal. Puede haber lesiones pulmonares, del sistema nervioso central y óseas.
Endoscopia con biopsia
Después, TAC y ecografía endoscópica
Los diagnósticos diferenciales del cáncer de estómago suelen incluir la úlcera péptica y sus complicaciones.
Los pacientes en quienes se sospecha un cáncer de estómago deben recibir una endoscopia con biopsias múltiples y citología por cepillado. En ocasiones, una biopsia limitada a la mucosa no detecta el tejido tumoral localizado en la submucosa. Las radiografías, en particular los estudios baritados por doble contraste, pueden mostrar lesiones, pero rara vez evitan la necesidad de una endoscopia ulterior.
Los pacientes en quienes se detecta un cáncer requieren una TAC de tórax y abdomen para evaluar el grado de diseminación tumoral. Si la TC es negativa para metástasis, debe realizarse una ecografía endoscópica para determinar la profundidad del tumor y el compromiso de los ganglios linfáticos regionales. Los hallazgos orientan el tratamiento y ayudan a determinar el pronóstico.
Cáncer Gástrico
Deben pedirse pruebas hematológicas básicas, como un hemograma completo, electrolitos y pruebas de funcionalidad hepática, en busca de anemia, evaluación de la hidratación y estado general, y posibles búsqueda de metástasis hepáticas. Debe determinarse el nivel de antígeno carcinoembrionario (CEA) antes y después de la cirugía.
En poblaciones de alto riesgo (p. ej., japoneses), se recurre a la detección sistemática por endoscopia, pero esto no se recomienda en los Estados Unidos Los estudios de seguimiento para detectar recidivas en pacientes tratados son endoscopia y TC de tórax de abdomen y pelvis. Si un nivel de CEA elevado descendió después de la cirugía, el seguimiento debe incluir los niveles de CEA; un aumento implica una recidiva.
El pronóstico depende, en gran medida, del estadio, pero en términos generales es malo (supervivencia a 5 años: < 5-15%), porque la mayoría de los pacientes se presentan con enfermedad avanzada. Si el tumor se limita a la mucosa o la submucosa, la supervivencia a 5 años puede ser hasta del 80%. En tumores que comprometen ganglios linfáticos locales, la supervivencia es del 20-40%. La enfermedad más generalizada casi siempre resulta fatal en el término de 1 año. Los linfomas gástricos tienen un mejor pronóstico.
Resección quirúrgica, a veces combinada con quimio o radioterapia
Las decisiones terapéuticas del cáncer de estómago dependen de la estadificación del tumor y de los deseos del paciente (algunos pueden elegir renunciar al tratamiento agresivo).
La cirugía curativa implica la resección de la mayor parte o la totalidad del estómago y los ganglios linfáticos adyacentes, y es razonable en pacientes con enfermedad limitada al estómago y quizás a los ganglios linfáticos regionales (< 50% de los pacientes). La quimioterapia adyuvante o la quimiorradioterapia combinadas pueden ser beneficiosas si el tumor es resecable.
La resección de la enfermedad regional localmente avanzada determina una mediana de supervivencia de 10 meses (frente a 3-4 meses sin resección).
Las metástasis o el compromiso ganglionar extenso impiden la cirugía curativa y, a lo sumo, se deben realizar procedimientos paliativos. Sin embargo, a menudo no se reconoce el verdadero grado de diseminación tumoral hasta que se intenta la cirugía curativa. La cirugía paliativa suele consistir en una gastroenteroanastomosis para sortear una obstrucción pilórica, y debe realizarse sólo si es posible mejorar la calidad de vida del paciente. En pacientes no sometidos a cirugía, los esquemas de quimioterapia combinada (5‑fluorouracilo, doxorrubicina, mitomicina, cisplatino o leucovorina en diversas combinaciones) pueden inducir respuesta transitoria, pero escasa mejoría de la supervivencia a 5 años. En los últimos años se han utilizado terapias dirigidas que utilizan trastuzumab para tumores que sobreexpresan el receptor del factor de crecimiento epidérmico humano 2 (tumores HER2+) y ramucirumab (un inhibidor del factor de crecimiento del endotelio vascular [VEGF]) junto con quimioterapia para el cáncer avanzado. La inmunoterapia, como con pembrolizumab, se ha aprobado para su uso en pacientes con cáncer gástrico avanzado o metastásico positivo para el ligando 1 de la muerte celular programada (PD-L1). La radioterapia es de escaso beneficio.
La infección por Helicobacter pylori es un factor de riesgo para algunos casos de cáncer de estómago.
Los síntomas iniciales son inespecíficos y, a menudo, se asemejan a los de la enfermedad ulcerosa péptica.
En poblaciones de alto riesgo (p. ej., japoneses), se recurre a la detección sistemática por endoscopia, pero esto no se recomienda en los Estados Unidos
En términos generales, la supervivencia es mala (supervivencia a 5 años: 5 a 15%), porque muchos pacientes se presentan con enfermedad avanzada.
La cirugía curativa, quizá con quimioterapia y radioterapia combinadas, es razonable en pacientes con enfermedad limitada al estómago y, quizá, a los ganglios linfáticos regionales.
En el Carcinoma Intestinal Glandular es frecuente la inestabilidad cromosómica - aneuploidía. Se han descrito sobreexpresiones y mutaciones de RAS, amplificaciones de ERB-2, reordenamiento de TPR-MET, sobreexpresión de EGF y TGF-alfa, mutaciones y LOH de p53, APC; LOH de DCC e hipermetiliación de p16 e inestabilidad de microsatélites (MSI). Otras alteraciones del cariotipo que se pueden encontrar son: #3p, 7q, 13q (LOH), #6q (LOH), #1q, 5q, 17q (LOH).
ERB-B-1 está amplificado en el carcinoma gástrico intestinal en un 22% de los casos. El tratamiento con Trastuzumab en estos pacientes mejora significativamente la supervivencia.
En cambio el Carcinoma Difuso (células aisladas) es diplioide, #3q, 7q 14q (LOH), #6q (LOH), c-MET, mutaciones y LOH de p53; sobreexpresión de TGF-beta, amplificación de K-SAM; y con pérdidas y mutaciones de E-cadherina.
En el carcinoma gástrico esporádico se pueden encontrar mutaciones de EGFR en un 31,7% de los casos.
En el cáncer gástrico se pueden encontrar inestabilidad de microsatélites en el 15-30% de los casos siendo un marcador molecular de buen pronóstico.
Mutaciones de K-RAS se encuentran en un 28% de los casos de ca. de estómago esporádico y no se encuentran mutaciones de BRAF (0%).
La expresión de S-Lewis(x) es un marcador de mal pronóstico en el cáncer gástrico esporádico.
La sobreexpresión de CD44v6 es más frecuente en la forma difusa (76,9%) que en la forma intestinal (50%). Se trata de un ligando de células epiteliales matriz ácido hialurónico. Este marcador puede ser válido en inmunohistoquímica para caracterizar los focos de displasia tanto de bajo como de alto grado donde suelen ser positivas. En la metaplasia intestinal la positividad es débil o negativa así como negativa en la mucosa normal.
La E-Cadherina (CDH1) está mutada somáticamente en la forma de carcinoma difuso gástrico en el 50-70% de los casos. Generalmente los casos con alteraciones de E-cadherina tienen una mayor proporción de metástasis linfáticas y un estadio mayor (II+III+IV). La inactivación del gen de la E-Cadherina, el CDH1 puede producirse en el cáncer gástrico esporádico por LOH+ mutaciones o por metilación.
Los carcinomas gástricos mixtos muestran aberraciones cromosómicas similares a tanto las formas difusas como glandulares. La supervivencia a los cinco años es peor para las formas mixtas (16%) que las glandulares (52%) o que las de células aisladas (67%).
De forma sumarial podemos decir que independientemente del tipo histológico se consideran factores de BUEN PRONÓSTICO las Inestabilidad de miscrosatélites y de MAL PRONÓSTICO la expresión de S-Lewis(x), ERB-2 y E-Cadherina.
Del total de los carcinomas gástricos el 90% son formas esporádicas, y un 10% comprenden agregaciones familiares (Cáncer gástrico familiar; Cáncer gástrico intestinal familiar; Cáncer gástrico difuso familiar), y sólo un 1% son cánceres gástricos difusos hereditarios (HDGC) en el que está implicada una mutación germinal de E-Cadherina (CDH1). Se han descrito mutaciones germinales a lo largo de todos los exones del gen de la E-Cadherina - mutaciones truncadas.
En el modelo de desarrollo del HDGC se produce una mutación germinal del CDH1 y un segundo paso con inestabilidad del segundo alelo del CDH1. Histológicamente se pueden encontrar focos de mucosa no neoplásica con hiperplasia foveolar, carcinoma in situ de células en anillo de sello, carcinoma in situ con extensión pagetoide, o carcinoma de células de sello con invasión temprana.
Síndrome de Lynch (HNPCC): MMR
Síndrome de Li-Fraumeni: TP53
Síndrome de Peutz-Jerhers: STK1
Poliposis familiar adenomatosa: APC
Puede originarse en cualquier zona del estómago. El 50-60% se localizan en el píloro y antro, un 25% en el cardias y los restantes asientan en el cuerpo y el fondo del órgano. La curvatura menor se ve afectada en el 40% de los casos, mientras que la curvatura mayor lo hace en el 12%.
Tipos histológicos principales.
Adenocarcinoma tipo intestinal, bien diferenciado o expansivo, también llamado "tipo epidémico", es altamente prevalente en poblaciones con altas tasas de incidencia de cáncer gástrico. Las células del tumor describen las estructuras tubulares irregulares, abrigando la pluriestratificación, lúmenes múltiples, tejido conectivo reducido. A menudo, se junta la metaplasia intestinal en la mucosa vecina. Es asociado más a metaplasia y a un proceso de gastritis crónica.
Adenocarcinoma tipo difuso o infiltrante es mas frecuente en poblaciones de baja incidencia de cáncer gástrico y es también llamado "tipo endémico. Tiende a infiltrar en forma dispersa la pared gástrica y posee células en anillo de sello. Tiene su origen en células mucosas gástricas, no asociado a gastritis crónica. No siempre hay metaplasia intestinal. Tendrá peor pronóstico que el anterior.
La etiología del carcinoma gástrico de tipo intestinal, está principalmente relacionada con factores ambientales, mientras que la del carcinoma difuso, depende más de factores genéticos, los cuales están peor definidos.
Tipos según nivel de invasión de la pared.
La característica morfológica de mayor impacto sobre la evolución clínica es la profundidad de la invasión. De acuerdo a esto se diferencian los siguientes subtipos.
Carcinoma gástrico precoz. Invade sólo la mucosa (intramucoso), o bien la mucosa y la submucosa (submucoso); pueden tener o no metástasis ganglionares regionales.
Carcinoma avanzado. Invade hasta la muscular propia (intermedio), hasta la subserosa o hasta la serosa. En conjunto, tienen una supervivencia inferior a 50% a los 5 años; sin embargo, el intermedio tiene un pronóstico más favorable.
Probablemente, todos los cánceres se inician como lesines ‘’tempranas’’ que acaban transformándose con el tiempo en lesiones avanzadas. La mayoría de los carcinomas gástricos se diagnostican en etapas avanzadas.
Las formas macroscópicas del carcinoma avanzado son:
tipo I de Borrmann: poliposo o poliploide bien delimitado, sin ulceración marcada, es poco frecuente;
tipo II de Borrmann: tumor bien delimitado por rodete, ulcerado o excavado;
tipo III de Borrmann: carcinoma en parte delimitado por rodete, en parte sin límites netos, ulcerado o excavado. Es el más frecuente;
tipo IV de Borrmann: carcinoma infiltrante, sin límites netos y con con ulceración superficial (como un cráter). La forma poliposa es excepcional.
El carcinoma gástrico de tipo linitis plástica es una variedad del tipo IV de Borrmann: carcinoma de forma macroscópica infiltrativa, que se extiende difusamente a todo el estómago. Corresponde a un carcinoma, generalmente de células en anillo de sello, con abundante estroma fibroso en las túnicas submucosa, muscular y serosa. El estómago conserva su forma, pero es más pequeño, rígido y de pared uniformemente engrosada.
El carcinoma gástrico infiltra las túnicas gástricas y la serosa. Cuando está vecino al cardias tiende a infiltrar el esófago; en cambio es rara la invasión del duodeno en los del tercio inferior, con excepción del carcinoma de células en anillo de sello. Da metástasis linfógenas, en primer lugar a los ganglios de curvatura menor, mayor, pilóricos y cardiales, según la ubicación del tumor primario. Da metástasis hematógenas siguiendo el modelo porta.
El carcinoma gástrico es una enfermedad insidiosa generalmente asintomática hasta una fase avanzada de su desarrollo. Nauseas, pérdida de peso, dolor abdominal, anorexia, vómitos, disfagia, síntomas de anemia y hemorragia son algunos de sus síntomas. Debido a que estas manifestaciones son poco específicas, la detección precoz del cáncer gástrico resulta difícil.
El pronóstico del cáncer gástrico depende fundamentalmente de la profundidad de la invasión cancerosa en el momento de su diagnóstico, de la presencia o ausencia de metástasis ganglionares o viscerales, y en menor medida del tipo histológico del tumor.
En la gran mayoría de los pacientes la cirugía constituye la mejor alternativa de tratamiento, al resecar el segmento comprometido y remover en forma completa las barreras ganglionares correspondientes, de acuerdo con la situación del tumor. También se puede dar como tratamiento adyuvante quimioterapia y/o radiación.
La tasa de supervivencia a los 5 años del cáncer gástrico precoz tratado quirúrgicamente es casi del 95%, disminuyendo en el caso de existir metástasis ganglionares. En cambio, la tasa de supervivencia a los 5 años del cáncer gástrico avanzado actualmente está debajo del 15%.
Los linfomas primarios del estómago constituyen el 5% de todas las neoplasias malignas del estómago. La mayoría se originan en la mucosa y están formados por células B del tejido linfoide asociado con la mucosa (MALT, mucosa-associated lymphoid tissue) Son tumores ulcerados, a veces con múltiples mamelones, o con extensa infiltración de la mucosa y submucosa, lo que se manifiesta por pliegues gástricos gruesos e irregulares.
El linfoma gástrico aparece normalmente en la mucosa o submucosa superficial. En el linfoma MALT un infiltrado linfocítico monomórfico de la lámina propia rodea a las glándulas gástricas, infiltradas de forma masiva por linfocitos atípicos, determinando su destrucción.
Histológicamente son linfomas no-Hodgkin. En el examen anatomo-patológico puede ser difícil distinguir un linfoma de un carcinoma anaplásico, un linfoma nodular de una hiperplasia folicular linfática benigna (pseudolinfoma ), y un linfoma gástrico primario del compromiso secundario del estómago a partir de un linfoma de origen extra-gástrico.
Los GIST constituyen la neoplasia mesenquimatosa más frecuente del tracto gastrointestinal (TGI), aún cuando apenas representan menos del 1% de todos los tumores primarios del TGI. La incidencia en el Reino Unido es de 10 casos por millón anualmente, y uniforme en todos los grupos geográficos y étnicos.
Afecta a los hombres y mujeres por igual, con predominio entre la quinta y la séptima décadas de vida.
Los GISTs se clasificaron tradicionalmente como uno de los muchos tipos de sarcoma de tejidos blandos. Mazur y Clark en 1983 emplearon por primera vez el término GIST para describir neoplasias gastrointestinales no epiteliales, carentes de los rasgos inmunohistoquímicos distintivos de las células de Schwann, así como de las características ultraestructurales de las células del músculo liso.
Los criterios diagnósticos se publicaron en 1992 y desde entonces los GISTs se reconocieron como una entidad independiente de los sarcomas, definidos según su histología, inmunofenotipo y presentación clínica.
Los GISTs son neoplasias mesenquimatosas derivadas de las células intersticiales de Cajal, células “marcapaso” gastrointestinales encargadas de la regulación del peristaltismo intestinal y por tanto muy importantes en la motilidad autónoma del TGI.
A pesar de las semejanzas fenotípicas, los GIST muestran patrones histológicos diferentes, y pueden ser subclasificados en un tipo fusiforme y otro epitelioide. Los tumores que muestran características de diferenciación de plexo entérico (llamados tumores de los nervios autonómicos gastrointestinales o GANT), se clasifican con frecuencia entre los GIST.
Los GIST pueden aparecer en cualquier sitio a lo largo del TGI, desde el esófago hasta el ano; también puede haber GIST primarios en el omento, el mesenterio y también en retroperitoneo.
El estómago e intestino delgado se afectan aproximadamente en el 60% y 30% respectivamente; alrededor de 5% de los tumores aparece en el recto, y 5% en omento/mesenterio; otras localizaciones (colon, esófago) son más raras.
Los GIST pueden ser solitarios o múltipes.
Los GISTs tienden a ser primariamente tumores intramurales, que usualmente involucran la submucosa y la muscular propia en continuidad y frecuentemente extendidos al mesenterio y la subserosa.
Cerca del 30% de los GIST muestra un comportamiento clínico maligno, como metástasis e infiltración, en el momento del diagnóstico inicial. La extensión metastásica es intra-abdominal, a través de la cavidad peritoneal y el hígado.
Existe una entidad rara, llamada tríada de Carney, que ocurre generalmente en mujeres jóvenes, e incluye GIST, paraganglioma y condroma pulmonar. Sin embargo, sólo una cuarta parte de los pacientes manifiesta el síndrome completo.
Existe un amplio rango de presentación clínica de pacientes con GIST.
Aquellos con tumores pequeños son en general asintomáticos, y el tumor puede descubrirse accidentalmente.
Los pacientes con tumores grandes pueden tener molestias abdominales o presentar una masa palpable. La hemorragia dentro del TGI o en el peritoneo a causa de la ruptura del tumor puede hacer sospechar la enfermedad en cerca de la cuarta parte de los pacientes.
La evaluación por imagen es similar a la de otros padecimientos gastrointestinales malignos. Las radiografías con contraste doble muestran un defecto de llenado en línea fina característico, con bordes claramente definidos.
En el examen endoscópico los GIST se pueden observar como una protrusión lisa de la pared intestinal alineada con la mucosa, que también puede mostrar señales de sangrado y ulceración.
El ultrasonido endoscópico puede mostrar una masa hipoecoica, que es contigua con la muscular propia de la pared intestinal normal.
La tomografía computerizada y la resonancia magnética son esenciales en la determinación de la extensión del tumor primario y la presencia de metástasis.
El tratamiento quirúrgico es la única opción terapéutica efectiva y es necesaria una meticulosa técnica quirúrgica para evitar la ruptura transoperatoria del tumor, lo cual se asocia con un mal pronóstico.
Con frecuencia, se requiere de la resección segmentaria en cuña del órgano subyacente, debido a que los GISTs protruyen desde el tejido de origen desplazando las estructuras vecinas.
La linfadenectomía no se realiza de rutina debido a que las metástasis a los nódulos linfáticos son raras. Después de la resección completa del tumor primario el cuidado estándar consiste en observación.
Debido a que estos tumores son quimio y radiorresistentes, los pacientes con tumores irresecables tenían un rango medio de supervivencia de 10 a 20 meses hasta hace algunos años. La evidencia de que las mutaciones del gen KIT causaban una activación constitutiva de la proteína KIT en los GISTs y el descubrimiento de un inhibidor específico de esta tirosina cinasa, el mesilato de imatinib, han cambiado positivamente el pronóstico de estos pacientes.
Los dos factores pronósticos más importantes para predecir el comportamiento de los GIST son el tamaño tumoral y el índice mitótico. El índice mitótico se debe medir mediante el conteo de figuras mitóticas en 50 campos. Otros autores confirmaron que los pacientes con tumores tan grandes como 10 cm tienen sólo un 20% de probabilidades de supervivencia real a 5 años, en comparación con aquellos cuyo tumor es menor a 5cm, con 60% de probabilidades de vida a 5 años.
La necrosis tumoral, cambio quístico, la atipia nuclear, el patrón de crecimiento infiltrativo, la vascularidad tumoral y el grado de intensidad de la positividad para c-KIT (CD117) no se consideran determinantes independientes del comportamiento biológico.