Es una ameba fácilmente encontrada en los intestinos de algunos animales, incluido el ser humano. Se presenta tanto en sujetos sanos como en enfermos, frecuentemente en forma comensal. Es una especie parásita mayormente no patógena del género Entamoeba que es de importancia clínica. Primero, porque a una persona sana no le causará daño o malestar, pero si las defensas naturales corporales están bajas o en casos de mala nutrición, sí causará daño.
Ciclo de vida: A lo largo de su vida presenta varias etapas, las cuales dependen de los nutrientes o ausencia, en el medio que lo rodea.
Trofozoito: Se presenta como una masa ameboide, incolora, que mide de 20 a 30 μm. Sus movimientos son típicamente lentos, con formación de pseudópodos anchos, cortos y con escasa progresión. En el interior de su endoplasma se pueden apreciar algunas vacuolas digestivas que generalmente contienen bacterias en su interior.
Prequiste: Al prepararse para el enquistamiento, el trofozoito expulsa de su citoplasma los alimentos no digeridos y su contorno se vuelve más esférico.
Quiste inmaduro: En este estado se empieza a secretar una membrana protectora resistente que recubre la célula de los medios externos desfavorables. Al mismo tiempo se empieza a crear una vacuola conteniendo glucógeno.
Quiste maduro: Mide entre 12 y 15 μm, es esférico. El núcleo se divide tres veces alcanzando el número de ocho núcleos, a diferencia de los quistes de E. histolytica, el cual no tiene más de cuatro núcleos. En el citoplasma del quiste maduro se observan espículas o masas irregulares llamadas cromátides. Se observa nuevamente la vacuola con glucógeno.
Metaquiste: La capa es lisada y desgarrada, escapando la masa octanucleada. El citoplasma del metaquiste se divide en ocho partes, dando lugar al trofozoito metaquístico. Es parte en la formación del trofozoito.
Trofozoito metaquístico: Son el producto inmediato del metaquiste. Al empezar su alimentación se desarrollan y crecen formando el trofozoito, cerrando así el ciclo vital.
El diagnóstico se realiza mediante un análisis directo de las heces, métodos de concentración y/o tinciones especiales (tricrómica, hematoxilina férrica, entre otras). El tratamiento para la E. coli usualmente es el metronidazol, pero también se puede usar el cotrimoxazol, pirimentamina.