El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), según el DSM-5, se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación social e interacción social, así como por patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Estos síntomas deben estar presentes en las primeras fases del desarrollo y causar un deterioro clínicamente significativo (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales-V, 2013).
A nivel internacional, según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 1 de cada 160 niños presenta TEA, lo que equivale al 0,635% de la población infantil (Organización Mundial de la Salud, 2019). En México, aunque no existen datos actuales sobre la incidencia del autismo, se estima que alrededor de 6,200 personas nacen al año con autismo (Gobierno de México, 2019). En el estado de Hidalgo, aproximadamente nueve mil personas viven con autismo (Quadratín, 2019).
Las causas del TEA son multifactoriales, incluyendo factores genéticos, factores no genéticos, y síndromes genéticos específicos como el Síndrome de X Frágil, Síndrome de Prader-Willi, Síndrome de Angelman, entre otros (Arberas & Ruggieri, 2019).
El diagnóstico del TEA se realiza mediante la evaluación de especialistas como psicólogos, neurólogos, psiquiatras y terapeutas del lenguaje, utilizando instrumentos como el Cuestionario de Autismo en la Infancia-Modificado (M-CHAT) o la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (ADOS-2).
Referencias:
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. (2013). Trastorno del Espectro del Autismo. PDF
Organización Mundial de la Salud. (2019). Trastornos del Espectro Autista.
Reyes, L., & Santofimio, D. (2020). Técnicas de intervención para el Trastorno del Espectro Autista (TEA) en niños. PDF
Arberas, C., & Ruggieri, V. (2019). Autismo: aspectos genéticos y biológicos. Medicina (Buenos Aires), (79), 16-21.