Mi hipótesis fue que los abalorios eran fosforescentes, por lo que, cuando le diera la luz del sol iban a poder verse en la oscuridad que generaría entre mis manos.

Cuando salió el sol y pude comprobar mi hipótesis, vi que es cierto que los abalorios eran fosforescentes, confirmando mi hipótesis, pero ocurría algo que no había planteado... ¡Se ponían de colores!

En concreto, en la fosforescencia esta radiación se emite con un retardo producido por un proceso que tiene que seguirse durante la relajación de los electrones. Esto se traduce en que las sustancias fosforescentes pueden emitir luz después de quitar la fuente de radiación, mientras que las fluorescentes solo emiten mientras están siendo irradiadas.

Por otro lado, también hemos podido comprobar que los abalorios presentan fotocromismo, cambian de color cuando se les incide con una luz ultravioleta.