Seminario reflexivo II
Mi trayectoria
Mi nombre es Alonddra M. Pacheco Negrón y nací en San Juan, Puerto Rico, en una familia puertorriqueña. Desde pequeña, crecí en un ambiente familiar y enriquecedor. Asistí a preescolar desde los seis meses hasta los cuatro años y diez meses, y luego ingresé a la escuela Matías Lugos en Carolina, donde estudié hasta sexto grado.
En primer grado, enfrenté dificultades para aprender a leer, pero gracias a mi maestra Ortiz, quien tuvo mucha paciencia conmigo, logré superarlo. No era una estudiante fácil; era muy hiperactiva, y mi madre recibía constantes llamadas de la escuela. Ella me llevó a doctores del neurodesarrollo para asegurarse de que todo estuviera bien, y afortunadamente, así era. En segundo grado, mi maestra Parra sugirió que debía formar parte del programa de educación especial. Como mi madre había estudiado educación preescolar, tenía un amplio conocimiento sobre el tema y ya había realizado pruebas conmigo, por lo que decidió llevarme con una psicóloga educativa para ayudarme a gestionar mis emociones.
En cuarto grado, me uní a la banda de la escuela, tocando el clarinete. Mientras tanto, mi madre me inscribió en Bellas Artes de Carolina, donde me dediqué al teatro, lo cual fue una de las mejores experiencias de mi vida; descubrí que tenía talento en esa área. También tomé clases de saxofón y asistí a Danzale, una academia de baile en Carolina, donde aprendí distintos estilos como jazz, salsa, ballet, hip hop y danza contemporánea.
Quiero crear un espacio cómodo para cada estudiante, tal como mis maestras hicieron por mí, dedicando tiempo y esfuerzo, reconociendo que todos son diferentes y provienen de diversas experiencias. Después de graduarme de sexto grado, ingresé a la Escuela Ernesto Ramos Antonini, Libre de Música de San Juan. Esta escuela transformó mi vida y mi perspectiva. Estoy muy agradecida con mi madre por su apoyo incondicional y su búsqueda de nuevas oportunidades para mí; la música no solo me mejoró, sino que me sanó. Comencé a obtener calificaciones de A, hice buenos amigos y disfruté de múltiples conciertos tocando el clarinete. Allí estuve desde séptimo hasta cuarto año.
Cuando llegó el momento de aplicar a universidades, no estaba segura de lo que quería estudiar a nivel profesional. A los 18 años, uno todavía es inmaduro para tomar decisiones tan importantes sobre el futuro. Al principio, deseaba ser actriz o veterinaria, pero luego pensé en cómo podría combinar mis pasiones. ¿Por qué no convertirme en educadora en el nivel preescolar? Así que decidí postularme a la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, con la esperanza de ingresar a la universidad que siempre soñé. ¡Y lo logré! Entré a la carrera de pedagogía preescolar, lo que marcó el inicio de una etapa llena de felicidad.
A lo largo de mi vida, he aprendido que no siempre debemos escuchar a los demás, sino seguir nuestro propio camino y ver a dónde nos lleva. Amo ser educadora; es una pasión que llena de felicidad mi vida. Al ser maestra preescolar, realmente tengo lo mejor de ambos mundos. Si no fuera por mis padres, no sé dónde estaría hoy. Deseo seguir creciendo, formando mentes brillantes y, sobre todo, creer que puedo lograr todo lo que me proponga. Como educadora, quiero dejar huellas donde mis estudiantes sean fuertes, crean en sí mismos y no se sientan limitados por las adversidades. Mi aspiración es no solo ser educadora, sino también seguir creciendo, estudiando y, en el futuro, luchar por los derechos de los niños de nuestro país, quienes a menudo no son lo suficientemente escuchados.
Seminario reflexivo I
Mi trayectoria
Había una vez una señorita que se llamaba Alonddra M. Pacheco Negrón, ella nació en San Juan, Puerto Rico pero se crio en el pueblo de Carolina. Durante su infancia estudió en una pequeña escuela en carolina llamada “Francisco Matías Lugo”, pero luego cuando creció, decidió irse a estudiar a la Escuela Libre De Música, Ernesto Ramos Antonini en San Juan. Allí aprendió a desarrollarse a través de sus maestros y compañeros. Aquí fue donde se dio cuenta que quería ser educadora. Muchas de las veces sus maestros le pedían ayuda, favores y ella siempre estaba dispuesta a ayudar cuando lo necesitaran. Por ejemplo le daban para corregir exámenes, estar pendiente de todo un grupo o hasta buscar papeles importantes a la oficina. Alonddra es una persona muy cooperadora a la cual le gusta ayudar a los demás siempre que lo necesiten. Ella tiene algunas metas y aspiraciones como algún día lograr hacer un intercambio para estudiar y conocer nuevas culturas. Además, ella desea algún día abrir una escuelita donde niños con impedimentos y niños con no impedimentos puedan estudiar juntos sin ningún problema y que cada uno aprenda su idioma.
Lo que más motiva a la señorita Alonddra a ser educadora es que quiero reformar la educación de su país Puerto Rico, enseñarle a los niños que aprender es un deseo y un privilegio, no una obligación y no porque le digan que así debe ser. Ella actualmente se dirige terminar sus estudios como educadora y formar un lugar donde pueda cumplir todas y cada una de sus metas profesionales. Alonddra llegó a tomar la decisión de ser maestra cuando estaba en cuarto año, realmente no sabía lo que quería ser, al principio estaba tan confundida y luego un día se di cuenta que desde que era una niña le ha gustado ser educadora, es algo que realmente la ha llenado durante mucho tiempo desde su niñez. Así que de un momento a otro decidió que iba a ser educadora y así sigue. Alonddra decidió ser maestra como expliqué anteriormente lo decidió en cuarto año cuando se di cuenta que siempre fue buena para ello y que es algo que la llena de verdad, es una pasión por enseñar a los demás. Esto ocurrió con una breve conversación que tuvo con su abuela, la cual siempre ha estado para ella en momentos tan importantes como estos y la ayudó abrir los ojos en cuanto a lo que quería ser a nivel profesional para el resto de su vida.
Ella tuvo eventos los cuales la llevaron poco a poco a su decisión de se educadora durante su niñez, cuando era una niña le encantaba ir al salón de clases de su abuela, su abuela fue educadora por muchos años y fue estudiante de la Uprrp. Primero maestra y luego bibliotecaria. Siempre le gustó ayudarla con los niños y ayudarla en todo lo que fuera necesario dentro del salón de clases o dentro de la biblioteca. Además, ella tiene recuerdos de su niñez estando en su habitación comenzaba hacer filas con sus peluches, recuerda haber tenido una pequeña pizarra y en ese entonces le gustaba jugar a ser maestra. Era divertido, algo que le gustaba realizar. Lo más que le gustaba era regañar a sus estudiantes de peluche, cuando creciera sería una maestra estricta, eso le gustaba pensar. Aunque fuera solo un juego de una niña, cuando creció se dio cuenta que era lo que quería hacer a nivel profesional, es por esto que llegó hasta la facultad de educación en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Rio Piedras. Además, cuando era una niña le gustaba mucho imitar a su abuela, ella era una maestra que sabía escuchar y sabía enseñarle a los estudiantes de manera que todos se sintieran cómodos aprendiendo.
Les enseñaba lo que estaba bien o lo que estaba mal. Que nadie debería ser privilegiado a menos que se lo mereciera. Así que sí hay alguna maestra que le gustaba imitar, era ella. Además cuando estuvo en cuarto año tuvo una maestra de español de suma excelencia, con ella aprendió muchas cosas y la guio en el camino de lo que es hoy en día, ella nunca olvidará a su maestra Karen, pues siempre recordará esa maestra que influyó en lo que decidió ser hoy, una maestra por igual. Durante su adolescencia ocurrieron algunos eventos que la llevaron a ser educadora, ser educadora fue algo que la impactó en cuarto año. Pero como mencioné con anterioridad es algo que le ha gustado desde siempre. Es una persona compasiva, que sabe escuchar y le gusta ayudar a los demás. Le gusta enseñar y le gustaría cambiar el mundo de la educación sembrando semillas en cada niño que pase por ella. Cree que el ser educadora es algo que siempre ha tenido en la sangre y se siente como si siempre hubiera estado destinada a serlo desde el principio.
Su vida escolar ha sido de muchos cambios en su persona. Empezó siendo una niña que no sabía nada del mundo y salió siendo una adolescente desarrollada en muchos ámbitos y sabiendo un poco de la vida gracias a cada semilla que sus maestros sembraron en ella. Alonddra menciona que realmente fue como estar en un parque de diversiones, hubieron muchas emociones encontradas y con ellas aprendió a ser quien es hoy en día. No se arrepiente, gracias a estas cosas hoy en día está centrada en sus estudios y en las metas que desea cumplir. Aún le queda un camino largo y empinado por recorrer, pero ella nunca se rinde, ella se fortalece y continua hasta el final. Con Dios por delante, todas sus metas serán cumplidas. Continuará…
Escuela Francisco Matías Lugo
Yo
Escuela libre de música de San Juan
UPR, Río Piedras
Puerto Rico
Niños