ROL DEL TERAPEUTA OCUPACIONAL
El terapeuta ocupacional desempeña un rol clave en la inclusión escolar, no solo con estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE), sino también con toda la población estudiantil. Según Calle-Poveda (2024), la educación inclusiva es un derecho fundamental y promueve el desarrollo integral, aunque enfrenta barreras como la falta de recursos, adaptaciones curriculares y apoyo especializado. La terapia ocupacional aborda estas limitaciones mediante:
Evaluación y ajuste del entorno: Identifica y adapta factores individuales y del entorno escolar (mobiliario, accesibilidad, materiales) para eliminar barreras que dificulten el aprendizaje y la participación.
Desarrollo de habilidades funcionales: Mejora habilidades académicas (escritura, grafomotricidad) y de autocuidado, fomentando independencia y autoestima.
Colaboración interdisciplinar: Trabaja con docentes y especialistas, aplicando el Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) para garantizar un currículo accesible y equitativo.
Apoyo a la inclusión: Facilita la participación en actividades escolares, recreativas y sociales, capacitando a docentes y familiares para implementar estrategias inclusivas.
En conjunto, la terapia ocupacional contribuye al desempeño funcional, social y académico, impulsando la autonomía y la participación activa de los estudiantes.
Importancia de la grafomotricidad y aplicación de técnicas
La grafomotricidad es fundamental en el desarrollo psicomotor y académico de los niños, especialmente en la etapa preescolar. Según Batista Toro, Bossio Torres y Mercado Gamboa (2014), en su proyecto titulado La implementación de la Grafomotricidad como técnica para el fortalecimiento de la grafía en los niños y niñas del grado transición, esta disciplina combina habilidades motoras finas y percepción visual, lo que resulta esencial para la escritura y otras actividades escolares
Desarrollo de la motricidad fina: La grafomotricidad fortalece los movimientos del antebrazo, muñeca, mano y dedos, mejorando la precisión necesaria para escribir. Esto previene movimientos inútiles y facilita la coordinación ojo-mano, una habilidad básica en la etapa inicial de aprendizaje.
Fomento de habilidades cognitivas y socioemocionales: A través de ejercicios grafomotores, los niños desarrollan concentración, pensamiento lógico y creatividad. Además, los trazos y dibujos pueden reflejar su estado emocional, lo que permite a los docentes y terapeutas entender mejor sus necesidades y ajustar las estrategias pedagógicas.
Técnicas grafomotoras: Actividades específicas incluyen ejercicios de prensión como picar, recortar, enhebrar y ensartar; desarrollo digital con modelado y plegado; y actividades gráficas como puntear y realizar trazos en papel. Estas técnicas preparan al niño para la escritura y otros aprendizajes más complejos.
Impacto en el proceso de aprendizaje: Una implementación adecuada de las técnicas grafomotoras no solo mejora la escritura y lectura, sino que también contribuye al desarrollo de habilidades psicomotrices generales, como el equilibrio y la coordinación, que son fundamentales para su progreso académico.
Inclusión como herramienta pedagógica: La grafomotricidad se propone como un método pedagógico integral, permitiendo a los docentes personalizar las actividades según las necesidades y capacidades de cada niño. Esto es particularmente valioso en contextos de educación inclusiva
Oscar Castillero Mimenza. (2018, mayo 9). Grafomotricidad: qué es y cómo ayudar a los niños a desarrollarla. Portal Psicología y Mente.