El carro es un invento de principios del siglo XX. Después de muchos ensayos y combinaciones, terminó en lo que conocemos hoy. Sigue un patrón universal, no importa la marca o el sitio de fabricación: un armatoste de varios cientos de kilos, contenido en latas rígidas y cortantes, lleno de vidrios y equipos, que nos hace sentir poderosos. Una aceptable solución para moverse en el frío Detroit y miles de ciudades del mundo con geografías y climas difíciles.
Pero analicemos varios aspectos del carro que lo hacen un adefesio particularmente inapropiado para las pequeñas ciudades del trópico. El carro es un absurdo energético, un disparate económico, un atentado a la salud pública y para colmo de males un pésimo recurso para movernos en las ciudades, lo que a su vez genera que cometamos cada vez más barbaridades económicas, para tratar de justificarlo lo que no hacen sino deteriorar cada vez más nuestra calidad de vida
Veamos porque el carro es un absurdo energetico