Síndrome de Hiperlaxitud: la vejiga y el piso pélvico

(Traducción de la nota “The Bladder & Pelvic Floor”, publicada en Junio de 2013 en el sitio web de la HMSA, (Asociación de Síndrome de Hiperlaxitud del Reino Unido), por el Dr. Alan j. Hakim (1) y la Fisioterapeuta Claire-Anne Head (1). Traducido por Alejandra Guasp, Red EDA, 10/07/2013)

(1) Dr Alan J Hakim. Barts Health NHS Trust and Queen Mary University, Londres, Reino Unido; (2) Claire-Anne Head, Women’s Health Physiotherapy, Hospital of St John and St Elizabeth, Londres, Reino Unido

Introducción

En este artículo, el Dr. Alan Hakim describe los síntomas que se presentan frecuentemente en la vejiga en personas con Síndromes de Hiperlaxitud. También se destacan cuáles son las pruebas, análisis y medicamentos que se utilizan comúnmente.

Luego, Claire-Anne Head, Fisioterapeuta de Women´s Health (servicio de fisioterapia para la mujer en el Hospital de S. John y S. Elizabeth) ofrece consejos y discute algunas de las técnicas de autoayuda utilizadas para recuperar la salud de la vejiga, el intestino y el piso pélvico.

Síntomas en la vejiga

La disfunción de la vejiga es común en las mujeres en la población general y se manifiesta como “urgencia” (una necesidad imperiosa de orinar), “frecuencia” (tener que orinar muchas veces a lo largo del día), y “nocturia” (necesidad de orinar durante la noche), asociadas muy a menudo con incomodidad/dolor pélvico, y con un aumento del riesgo de incontinencia urinaria por estrés o por urgencia.

El dolor puede no sentirse en la vejiga. Puede sentirse en cualquier parte de la pelvis, en la zona lumbar o en las nalgas, y puede confundirse con otras causas de dolor. De todos modos, siempre deben considerarse otras posibles causas para ese tipo de dolor.

Las causas de la disfunción en el tracto urinario pueden relacionarse con cambios en la anatomía de la vejiga y la pelvis, pueden ser de tipo neurológico (que afectan el control nervioso simpático autónomo de la vejiga), de tipo psicogénico (influenciadas por cuestiones como la ansiedad y el dolor), o como consecuencia de la inflamación y la infección en el tracto urinario. También es importante considerar la presencia de problemas intestinales, ya que problemas como la constipación crónica pueden afectar el funcionamiento de la vejiga.

La “vejiga sobreactiva” es frecuente tanto en hombres como en mujeres, y se relaciona con la inestabilidad neuromuscular de la pared de la vejiga y con el control de los músculos del esfínter.

Pruebas

Los exámenes y las pruebas que podrían realizarse incluyen:

  • Un examen visual para determinar si existe un prolapso y/u otros problemas anatómicos
  • Análisis de orina para descartar inflamación o infección. A menudo hay signos que sugieren que puede haber una infección, pero cuando se hacen pruebas de laboratorio ésta no se encuentra. Estos signos podían representar una inflamación de la vejiga. En algunos casos también puede haber una infección, incluso si ésta no se encuentra mediante análisis –y en este caso la infección podría encontrarse al realizar una biopsia o al analizar muestras de células obtenidas durante una citoscopía (ver más abajo).
  • Un registro diario de la actividad de la vejiga, en el que se anote el número de veces en que se evacúa la orina, el tiempo que se demora en orinar, el volumen de orina, etc.
  • Registro del llenado de la vejiga y evaluación de la presión en ella. Esto puede realizarse en un centro de salud, llenando cuidadosamente la vejiga hasta llegar al volumen de llenado normal. Puede ser útil realizar esta prueba junto con una prueba de estrés, para ver si la vejiga sufre pérdidas con el aumento de la presión, por ejemplo, al inducir la tos. También se puede medir el vaciado de la vejiga, es decir, el volumen de orina que queda luego de orinar. Y también pueden realizarse estudios para medir el flujo y la presión de la orina (estudios urodinámicos).
  • Pruebas de funcionamiento y movilidad de la uretra (el tubo que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo) y del piso pélvico.
  • Una citoscopía (se introduce una cámara telescópica dentro de la vejiga a través de la uretra) y una biopsia (una muestra de tejidos) de la cara interior de la vejiga.
  • Quizás en un futuro no tan distante, puedan utilizarse los “biomarcadores” en lugar de los estudios urodinámicos para ciertos tipos de problemas en la vejiga. Los biomarcadores son productos químicos, proteínas o genes, que pueden evaluarse mediante muestras de sangre y que nos dan información sobre los riesgos o la presencia de ciertos problemas, como por ejemplo la inflamación de la vejiga.

La mayoría de estas pruebas requiere de la experiencia de un especialista, y el tratamiento es muy variable, dependiendo de los hallazgos.

Tratamientos

En la mayoría de los casos, se pueden aplicar tratamientos conservadores (no quirúrgicos). Esta sección destaca algunas de las cosas más comunes que tu médico o un especialista pueden aconsejarte. Los medicamentos mencionados pueden NO aplicarse a tu caso – esto depende de la naturaleza del problema que se encuentre.

Los consejos sobre el estilo de vida son un aspecto importante del tratamiento – por favor, leé la sección que está más abajo, con el título “Manteniendo tu vejiga e intestino saludables”.

Si se presenta dolor al evacuar la orina, puede haber una tendencia a evitar los líquidos, con la esperanza de que esto reduzca la cantidad de orina. No es sensato hacer esto. Es importante mantener un consumo balanceado de aproximadamente 2 litros de líquido por día. Los pacientes que están tratando de controlar síntomas cardiovasculares como el Síndrome de Taquicardia Postural Ortostática y la Hipotensión, pueden estar tomando líquidos en exceso, y esto puede estar repercutiendo en la vejiga. Puede ser necesario realizar una evaluación exhaustiva y discutir sobre el balance de líquidos. Un signo de que el balance se aproxima al correcto es el color de la orina – el color amarillo claro es correcto- si es demasiado amarillo o naranja apunta a la deshidratación, y la falta de color indica demasiada hidratación.

El entrenamiento de la musculatura del piso pélvico puede ser efectivo en personas con incontinencia por urgencia. Un fisioterapeuta también podría incluir un programa de reeducación de la vejiga, con retroalimentación y entrenamiento de la vejiga. A veces puede ser útil la manipulación de los puntos sensibles (puntos gatillo) del piso pélvico. Nuevamente, por favor, leé la sección que está más abajo, “Manteniendo tu vejiga e intestino saludables”.

Para la vejiga sobreactiva hay terapias con medicamentos. Los utilizados con más frecuencia son la oxibutinina, la tolterodina o la fesoterodina, la propiverina, el trospium, la solifenacina, la darifenacina, y los antagonistas adrenérgicos β3, como el mirabegron.

La desmopresina es una droga utilizada para tratar la nocturia (la necesidad de orinar durante la noche) y la enuresis nocturna (mojar la cama). La preocupación más importante con la desmopresina es que puede disminuir el sodio en sangre, algo que puede ser perjudicial.

Las inyecciones de toxina botulínica (Botox) en la vejiga pueden ofrecer una alternativa, en aquellos casos en los que hay una sobreactividad muscular en la vejiga que no puede tratarse con otros métodos. Los nervios que actúan sobre la vejiga y los músculos pélvicos también pueden tratarse, mediante estimulación de los nervios sacros (“neuromodulación”); esto también puede ayudar en algunos casos específicos.

Cirugía de la vejiga o la pelvis

El detalle de los diferentes procedimientos quirúrgicos en la vejiga y el piso pélvico excede el alcance de esta revisión. Sin embargo, siempre deberían considerarse los siguientes puntos en personas con Síndromes de Hiperlaxitud:

· Fragilidad y elasticidad de los tejidos

· Tendencia al sangrado

· Demoras en la cicatrización

· Cicatrización anormal, y

· Resistencia a los anestésicos locales

Manteniendo tu vejiga e intestino saludables

Consejos sobre el estilo de vida

Un error común que cometen quienes tienen síntomas en la vejiga es restringir la ingesta de líquidos. Esto solo empeora las cosas, ya que con muy poco líquido, la orina se concentra mucho, y puede irritar la vejiga y producir un aumento en la frecuencia y la urgencia por orinar. Deberías apuntar a que tu orina tenga color amarillo claro. Recordá que no solo tenés que beber agua, sino que también los líquidos pueden venir de otras bebidas y comidas, como por ejemplo la sopa. Es aconsejable beber pequeñas cantidades de líquidos a lo largo del día, en lugar de beber mucho de una sola vez, ya que a menudo esto último hace que tengas que ir al baño con más frecuencia.

Si notás que tenés que ir al baño frecuente y urgentemente, sería bueno que pienses en lo que estás comiendo y bebiendo. Ciertos alimentos y bebidas pueden irritar tu vejiga. Las bebidas con cafeína, como el té y el café, así como el alcohol, aumentan la producción de orina, ya que actúan como diuréticos. Esto puede tener como consecuencia la necesidad de ir al baño con más frecuencia para vaciar tu vejiga. Aquí hay una lista de otras comidas y bebidas que también pueden irritar tu vejiga:

· endulzantes artificiales

· azúcar

· bebidas de cola

· chocolate

· gaseosas

· ciertas frutas y jugos de frutas ácidos como las naranjas, los limones, las limas y los pomelos

· comidas picantes

· productos en base a tomate

Cada persona es diferente – las cosas que causan irritación en la vejiga varían de persona a persona. Si bebés mucho té y café, podrías probar disminuyendo su ingesta durante aproximadamente una semana, para ver si tus síntomas mejoran. También podrías evitar comidas que potencialmente podrían irritar tu vejiga. Gradualmente, podés ir agregando de a una las comidas, y observando si se producen cambios en relación con tus problemas urinarios.

No siempre tenés que eliminar las comidas – en algunos casos reducir la cantidad puede producir un cambio.

Reentrenamiento de la vejiga

Muy a menudo, cuando tenés una vejiga sobreactiva, terminás yendo al baño muy frecuentemente, a la menor urgencia, y para evitar “que te agarre deprevenido/a”. Esto hace que tu vejiga desarrolle malos hábitos, y comienza a enviarle mensajes a tu cerebro diciéndole que está llena, cuando en realidad no lo está.

El reentrenamiento de la vejiga ayuda a contener más orina, estirándola lentamente. Esto lleva su tiempo, así que tenés que ser perseverante. En primer lugar, es una buena idea registrar lo que bebés, la frecuencia con que lo hacés, y cuánto orinás. Esto puede ayudar a tu fisioterapeuta o médico a elaborar un plan para vos. Cuando tengas necesidad de ir al baño, recordá:

· mantener la calma.

· tratar de distraerte

· tratar de no enfocarte en la necesidad de vaciar tu vejiga

· sentarte en una superfice dura

· Estar de pie con tus piernas cruzadas o contrayendo tus nalgas

· Contraer tu piso pélvico

A menudo, la urgencia por ir al baño pasará o disminuirá. Una vez que te sientas relajado/a, lentamente dirigite al baño, si todavía tenés la necesidad; pero idealmente, tratá de aguantar durante otros 15 minutos. Con el tiempo, esta práctica puede ser muy efectiva para reducir los sentimientos de urgencia. Cada semana tratá de aguantar durante otros 15 minutos, para aumentar el intervalo. Tu objetivo es tratar de vaciar tu vejiga cada 3 horas.

Constipación

La constipación a menudo empeora los síntomas de la vejiga, y el esfuerzo por vaciar el intestino implica mucha presión en los músculos y ligamentos del piso pélvico, lo que puede producir daños con el transcurso del tiempo. Aquí hay unos pocos consejos para ayudar a evitar/tratar la constipación:

- Ejercicio

Realizar ejercicio en forma regular es muy bueno para tu salud general, pero también ayuda a estimular tus intestinos para que trabajen de manera eficiente.

- Fibras

Ingerí alimentos ricos en fibras, como fruta fresca, frutos secos, semillas y vegetales. Estos son una buena fuente de magnesio, que también es bueno para la constipación.

- Rutina

El intestino a menudo responde bien a la rutina. Es muy frecuente que los intestinos se vacíen luego de la primera comida del día, y por eso es muy importante no pasar por alto el desayuno. Si no podés comer algo ni bien te levantás, al menos bebé algo caliente. Tratá de no demorar tu urgencia por vaciar el intestino, ya que esto hace que el agua se reabsorba desde tus heces, haciendo que se sequen y sean más difíciles de evacuar.

- Posición

Sentarte en la posición correcta en el baño puede marcar una gran diferencia en la facilidad de vaciado de tus intestinos. Tratá de reclinar tus brazos sobre tus muslos y relajate. Algunas personas encuentran de mucha ayuda tener un taburete debajo de sus pies (uno de los que usan los niños pequeños para alcanzar el lavatorio es perfecto). Cuando vaciás tus intestinos, el recto (la última porción del intestino grueso) tiene que estar relajado. No sostengas la respiración mientras hacés fuerza, ya que el esfuerzo puede hacer que tus nalgas se contraigan aún más.

Ejercicios para el piso pélvico

Los músculos del piso pélvico ayudan a brindarte un mejor control de tu vejiga y tus intestinos, y a prevenir la incontinencia. También le brindan soporte a tus órganos pélvicos (vejiga, útero y recto). La constipación, la tos crónica, el sobrepeso, levantar peso en forma reiterada, el embarazo, los partos vaginales y los períodos prolongados de inactividad, debidos a la enfermedad o a cirugías, debilitan los músculos del piso pélvico. Cuando se produce este problema, es importante aumentar la fuerza de estos músculos, pero también es importante mantenerla, para evitar que estos problemas se produzcan.

Imaginá que estás tratando de detener el flujo de orina a medio camino, y al mismo tiempo tratando de no dejar escapar flatulencias. No deberías contener la respiración, contraer el estómago o los músculos de tus nalgas o piernas. Tratá de mantener la contracción durante todo el tiempo que puedas (tu objetivo es hacerlo durante 10 segundos). Deberías sentir los músculos bajar a medida que te relajás. Si no podés sentir esta sensación, es probable que ya se hayan relajado; en ese caso, intentalo nuevamente. Descansá durante 4 segundos entre cada contracción, e intentá repetir el ejercicio 10 veces.

Tenés que entrenar los músculos para que se contraigan rápidamente cuando tosés, reís, o levantás algo pesado. Contraé el piso pélvico y aflojalo inmediatamente. Intentá lograr 10 repeticiones.

Tratá de hacer estos ejercicios 3 o 4 veces por día. Algunas personas notan una diferencia luego de una pocas semanas, pero podría tomarte de 3 a 6 meses ver buenos resultados.

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