(Traducción de la nota: "PAIN; 8 Things You Can Do Right Now to Start feeling Better". Autor: Mark Grant (*). Fuente: http://www.overcomingpain.com/. Traducción: Alejandra Guasp, Red Ehlers-Danlos Argentina, 31/01/2013)
(*) Mark Grant es un psicólogo australiano con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de personas que sufren de dolor crónico y estrés
Aprender cómo sentirte mejor requiere conocer cómo aprovechar las capacidades de tu cerebro; tu cerebro te permite tanto sentir, como no sentir el dolor. Los neurocientíficos han descubierto que la mejor forma de cambiar los pensamientos negativos es tener una experiencia que genere sentimientos diferentes, lo que también está relacionado con los sentimientos dolorosos.
A continuación vas a encontrar 8 estrategias “inteligentes” que te van a ayudar a empezar a controlar tu dolor y a sentirte mejor.
Se asume que tenés el adecuado acceso a la ayuda médica que necesitás.
Reconciliarte con tus sentimientos significa entenderlos y aceptarlos. Los sentimientos negativos como la ansiedad, la depresión y el enojo son reacciones normales al dolor – son parte de tu respuesta evolutiva natural a los eventos de la vida. Están diseñados para ayudarte a sobrevivir. No lograr entender esos sentimientos de hecho puede empeorar tu dolor. La ansiedad implica que estás preocupado por el futuro. La depresión puede significar muchas cosas, desde lamentarte por perder tus capacidades, hasta darte cuenta de que tu forma habitual de afrontar las cosas no está funcionando. El enojo significa que te sentís frustrado. Aceptar, en lugar de juzgar tus sentimientos, te permite convertirlos en algo útil, y no que pasen a formar parte del problema.
Una vez que entiendas el significado de tus sentimientos, el paso siguiente es aprovecharlos en forma productiva. Pensá en tus sentimientos como guías para actuar, y no como puntos en sí mismos. La ansiedad significa que tenés que sentir que tenés más control sobre lo que está pasando. Esto no siempre es posible, pero podés cambiar tu perspectiva. Por ejemplo, en lugar de pensar a largo plazo, tratá de enfocarte en el presente, en el hoy, y en lo que podés controlar ahora. Similarmente, la depresión puede significar que tenés que darte permiso para sentirte triste si sufriste alguna pérdida. Probá algo diferente, o pedí consejo, si tu manera habitual de afrontar las situaciones no está funcionando.
Encontrá algo que disfrutes hacer, que te aleje de tus pensamientos sobre el dolor, aunque sea en forma temporaria. Actividades placenteras como escuchar música, hablar con algún amigo, e incluso actividades como el tejido, pueden estimular la aparición de sentimientos de alivio, moviendo el foco lejos del dolor. Tenés que tener formas de estimular sentimientos alternativos a aquellos que se asocian con tu dolor – pueden ser cosas que disfrutabas en tu infancia, pero también tenés que ser creativo y pensar en cosas diferentes. Hacé que esas actividades sean parte de tu vida diaria, y hacelas a menudo. Aprender a enfocarte en actividades placenteras requiere de esfuerzo y voluntad, pero es el comienzo para aprender a sentirte mejor.
Otra poderosa estrategia (ya que implica relacionar una nueva experiencia sensorial-emocional con una vieja) es:
1) centrate en tu dolor, sin emitir juicios
2) inspirá, sintiendo la tensión mientras lo hacés,
3) y luego, mientras exhalás, notá el sentimiento de relajación, e imaginá que estás exhalanado un poquito de tu dolor
4) Repetí el ejercicio, notando el ciclo de tensión y relajación, a medida que inhalás y exhalás, y con cada exhalación, imaginá que estás exhalando un poquito más de dolor
Intentá pensar más críticamente sobre tus patrones de pensamiento y aprendé cómo apartarte de tus formas de pensamiento habituales. La preocupación, la auto-crítica y temer lo peor, son patrones de pensamiento negativo que tienden a exacerbar el dolor. También son formas muy poco productivas de pensamiento – la mayoría de las personas que se preocupan en forma constante ni siquiera son conscientes de cuáles son las cosas por las que están preocupados aproximadamente la mitad de las veces! Por supuesto que hay cosas sobre las que uno debe preocuparse, pero también hay nietos, atardeceres, jardines, metas personales y logros...
6. Hablá sobre tu dolor
Mucha gente cree que el dolor es “tu responsabilidad”, y que no deberías cargar a los demás con él. Esta es una noción disparatada, peligrosa y desacertada, que hace que la gente se sienta aislada, cuando más necesita apoyo. Los seres humanos de hecho están “conectados” para necesitar unos de otros – para eso están las emociones como el amor y la compasión. Compartir tus sentimientos con alguien que se preocupa libera tensiones y aliviana la carga del dolor. Una vez que alivianás tu carga, no tenés que continuar repitiendo el mensaje; una mirada o una frase breve sobre cómo te estás sintiendo es suficiente, ya que al menos sabrás que no estás solo con tu dolor.
El dolor afecta la calidad y la rutina del sueño. Aprendré a escuchar a tu cuerpo, y a reconocer cuando necesita descanso. Dormí toda vez que puedas, en lugar de esperar el momento habitual para ir a dormir. Aunque esto puede afectar tu capacidad de dormirte a la hora habitual, la realidad es que de todos modos, eso probablemente no ocurra. En lugar de intentar forzar tu cuerpo con una rutina normal de sueño, aceptá que tu rutina de sueño no va a ser normal, y de ser posible dormí cuando te sientas cansado, independientemente de la hora. Aunque esto es inadecuado, al menos lograrás descansar más y esto mejorará tu capacidad de seguir adelante.
La seguridad es la necesidad humana más básica. Cuando tu seguridad se ve amenazada, esto se convierte automáticamente en una prioridad en tu vida – tu supervivencia depende de esto. Aunque tendemos a pensar sobre la seguridad en términos de ladrones o terroristas, el dolor también es una amenaza a la seguridad, ya que te quita tu capacidad de funcionar con normalidad. Por eso es que las personas con dolor se sienten inquietas, nerviosas y “asustadizas”. Ocuparte de tu seguridad quiere decir asegurarte de que tenés el acceso adecuado al tratamiento médico, incluyendo un médico en el cual confiar, una buena red de apoyo y un poco de capacidad para controlar el dolor y sus efectos en tu vida.
Con un poco de suerte, los pasos descriptos en este artículo te ayudarán a entender cuáles son tus necesidades y cómo alcanzarlas...