Cómo pedir ayuda- Aprendé a comunicarte hábilmente con los demás para poder obtener la ayuda que necesitás

(Traducción de la nota "How to Ask for Help. Learn to communicate skillfully with others so you can get the help you need.", escrita por Toni Bernhard y publicada en el portal "Psychology Today" el 16/06/2011. Traducida por Alejandra Guasp, Red EDA, 18/08/2014)

¿Cuántas veces le dijiste a un amigo o familiar que tenía alguna necesidad: “Decime si hay algo que pueda hacer para ayudarte”, y cuando no te dijo nada, no insististe, y así quedaron las cosas? He perdido la cuenta de la cantidad de veces que hice eso – incluso cuando con gusto hubiera ayudado de la manera que pudiera. Sin embargo, a pesar de este patrón en mi propio comportamiento, cuando me diagnosticaron mi enfermedad crónica y no recibí la ayuda que me habían ofrecido, pensé que, como no habían insistido, sus ofrecimientos no eran sinceros.

Aprendí que esto no era así un poco de casualidad. Una amiga vino a visitarme y me mostró un bellísimo vestido hecho a mano que había comprado para su nieta en una boutique local- Cuando le dije lo mucho que me gustaba, ella me preguntó si me gustaría conseguir uno para mi nieta. “Seguro!”, le dije, y antes de que pudiera decirle “pero no puedo salir de compras”, ella estaba saliendo de mi casa. Volvió poco tiempo después con el vestido en dos tamaños, para que yo eligiera el talle. Elegí uno, le hice un cheque, y cuando luego ella se fue de casa, se llevó el vestido que yo no había elegido y lo devolvió a la boutique. Eso hizo que ella fuera al negocio 3 veces ese día.

Cuando yo me enfermé, ¿ella había sido una de las personas que me había dicho “Decime si hay algo que pueda hacer para ayudarte”? Sí. Pero yo nunca le había pedido que ella hiciera nada. Ese día, sin embargo, vi en su cara que la posibilidad de conseguir ese vestido era un regalo de ella para mí. Ella no puede devolverme la salud, pero pudo comprar un vestido para que yo se lo diera a mi nieta, y hacer eso la hizo sentir genial.

ESTAS SON COSAS QUE HE APRENDIDO SOBRE LA GENTE QUE ME OFRECE AYUDA:

1. Son sinceros en su ofrecimiento. Ellos hablan en serio.

2. La responsabilidad de tenerlos en cuenta es mía, no de ellos.

3. La mejor manera de tener en cuenta su ofrecimiento es decirles específicamente qué pueden hacer por mí.

Las Nº 1 y 2 son consistentes con mi experiencia cuando yo estaba en posición de ayudar a otros. Yo hablaba en serio, pero raramente seguía insistiendo, porque me distraía, y a veces porque pensaba que insistiendo podría molestarlos.

Con respecto al Nº 3, los amigos y familiares no pueden leer la mente. Tenemos que decirles qué hacer. Esto es lo que aprendí del “episodio del vestido” con mi amiga.

Y cuanto más específico el pedido, mejor: “¿Podrías ayudarme con la ropa para lavar cada dos semanas?", puede ser más efectivo que; “¿Podrías ayudarme a veces con la ropa para lavar?”, incluso cuando nuestro amigo o familiar probablemente responda “sí” a ambos pedidos. El uso de las palabras “a veces” en el segundo pedido probablemente sea una “habilitación” para la falta de insistencia, que erróneamente interpretaremos como falta de sinceridad de su parte.

A muchos de nosotros no nos gusta pedir ayuda. Nos pueden haber enseñado que es un signo de debilidad, entonces nos aferramos a la idea de que “yo puedo hacerlo todo sola/o”, incluso cuando éste ya no sea el caso.

Me permito sugerirte practicar pidiendo ayuda. Pensá en esto como un “experimento”

  1. Hacé una lista de las cosas en las que necesitás ayuda: mandados específicos, el lavado de la ropa, preparar la comida, sacar a pasear a tu perro, cambiar una lamparita… e incluso tener un hombro en el que apoyarte.
  2. Escribí algunos nombres de amigos o familiares que te han ofrecido ayuda, incluso si te han ofrecido esa ayuda hace mucho
  3. Tratá de ver en qué tareas podrían ayudarte, teniendo en cuenta sus intereses, sus fortalezas, su flexibilidad de horarios y tu comodidad con ellos, dada la intimidad de cada tarea. Quizás un vecino joven podría ayudarte a cocinar una vez a la semana. Leí sobre una mujer a la que su vecina de 10 años le ayuda a cocinar; la niña obtuvo una placa de niña exploradora. Mi vecino de 12 años pasea a nuestro perro.
  4. Elegí una cosa de lista y tomá contacto con la persona que hayas elegido. Sé directo. No uses súplicas pasivas-agresivas! En lugar de decir “Si yo supiera de alguien que pudiera buscarme un medicamento en la farmacia…”, preguntá en forma directa: ¿Podría pedirte que busques un medicamento en la farmacia? No me siento lo suficientemente bien como para salir de casa”.

Son altas las posibilidades de que la persona a la que llamaste o le enviaste un mail esté encantada de que le pidas su ayuda.

Recordá: eso les da la oportunidad de sentirse útiles en relación con tus problemas de salud.

Y si no tenés éxito con tu pedido, respirá hondo, y probá nuevamente. Todos fallamos algunas veces!

Dos pensamientos finales:

Primero, es raro que pensemos que estamos poniendo una carga en la gente si les pedimos que hagan algo por nosotros, incluso cuando, si nosotros hiciéramos lo mismo por ellos, no lo consideraríamos una carga! Por el contrario, nos haría sentir bien saber que nuestro amigo/familiar nos aprecia como para pedir nuestra ayuda.

Segundo, si sentís que no merecés la ayuda de los demás, recordá todas las veces que te la ofrecieron.

Obviamente, ellos no pensaban que no la merecieras!

Quizás solo se trató de un problema de mala comunicación.

Usá esos recuerdos para cambiar tu pensamiento autocrítico!