Departamento Biología y Geología

Proyecto: OvetusRA

San Miguel de Lillo

INFORMACIÓN

La cubierta es abovedada, mediante un sistema complejo de bóvedas de medio cañón. Las naves están separadas por arcos que descansan en columnas, hecho inusitado por cuanto lo habitual en el arte asturiano es el uso del pilar como soporte. Estas columnas se apoyan en altas basas cuadradas que albergan decoración escultórica de arquillos que encuadran figuras. Quedan restos de la decoración pictórica mural en la que podemos distinguir dos tipos. La decorativa imita a la de la época de Alfonso II visible en San Julián de los Prados, pero existen otras totalmente novedosas con la figura humana como tema principal. Estas pinturas son visibles en el muro Sur de la nave sur y en el muro Este de la misma nave-

Está realizada en su mayor parte a base de sillarejo, aunque las esquinas de los muros y los contrafuertes son de sillería. Las ventanas presentan bellas celosías talladas en piedra. La construcción resulta esbelta y muestra cierto interés de su autor por las proporciones, puesto que su altura es el triple de la anchura de sus naves.

A finales del siglo XI, el templo sufrió una serie de derrumbes que afectó a dos tercios del edificio debido principalmente al deslizamiento del sustrato geológico fluvial donde se encuentra asentado. La construcción que hoy puede contemplarse son los restos de una basílica anterior que tras ser mutilada y reconstruida ha quedado como podemos verla hoy en día. A pesar de su deterioro, San Miguel de Lillo forma junto a Santa Cristina de Lena y Santa María del Naranco, el conjunto arquitectónico más importante del periodo ramirense, siendo muestra inconfundible de lo que se ha dado en llamar el arte astur o prerrománico asturiano.

En 1850 Bartolomé Hermida realiza una reconstrucción del edificio que lo deja en el estado en el que podemos verlo actualmente.

En 1885 fue declarado Monumento Nacional.

En 1916 Aurelio de Llano realizó unas excavaciones que volcaron la siguiente información sobre el edificio: la planta original debía tener unos veinte metros de longitud; esta planta estaría dividida en tres naves separadas por arcos de medio punto y columnatas.

Declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1985.​ En enero de 2009, se advirtió de un inminente derrumbe de la estructura y de un casi irreparable deterioro en general y por parte de las pinturas debido a la gran humedad que la asuela.​ En el año 2011 se llevaron a cabo unas obras de restauración.​ Y en 2018 el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural ha trabajado en la recuperación de las pinturas.

En los últimos años las excavaciones llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán, y las indagaciones del arqueólogo Vicente José González sostiene la tesis de que San Miguel de Lillo era una iglesia mucho mayor de la que podemos observar, puesto que su planta original (sus cimientos) se extienden y configuran un edificio en nada parecido al reconstruido.

La iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo (en asturiano, Samiguel de Lliño), dedicada a San Miguel Arcángel, fue mandada a edificar hacia el 842 por el rey Ramiro I en el monte Naranco, en los alrededores de Oviedo. Se encuentra a escasos metros de Santa María del Naranco.

Posiblemente es la que, según la crónica Albeldense, este monarca mandó construir junto a sus palacios, con función de iglesia palatina. En principio pudo estar dedicada a Santa María y San Miguel. Originalmente tuvo planta basilical de tres naves, pero sólo se conserva una tercera parte de su longitud, porque durante el siglo XIII o principios del XIV se arruinó posiblemente a causa de las malas condiciones del suelo.

Se conserva únicamente el vestíbulo y el arranque de sus tres naves. Sobre el primero se encuentra la tribuna real, flanqueada a ambos lados por dos pequeñas estancias.

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