ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS (I)
1.1. LA PRENSA DIGITAL
1.2. LAS REDES SOCIALES EN INTERNET
2. LA FORMACIÓN DE PALABRAS
2.1. ¿CÓMO SE FORMAN LAS PALABRAS EN ESPAÑOL?
2.2. LOS MORFEMAS. TIPOS DE MORFEMAS
2.3. PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS
3. LA REALIDAD PLURILINGÜE DE ESPAÑA
3.1. LAS LENGUAS DE ESPAÑA
3.2. ORÍGENES HISTÓRICOS DE LAS LENGUAS DE ESPAÑA
3.3. VARIEDADES GEOGRÁFICAS DEL ESPAÑOL
3.4. RASGOS DE LAS VARIEDADES DIALECTALES
3.5. EL ESPAÑOL DE AMÉRICA
4. ORTOGRAFÍA
4.1. LAS REGLAS GENERALES DE ACENTUACIÓN
4.2. LA TILDE EN MONOSÍLABOS
1. LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS (I)
Características de la prensa digital
1. Inmediatez. Las noticias se publican inmediatamente, en el mismo momento en que se producen.
2. Interactividad. Los lectores pueden participar con sus comentarios.
3. Redes sociales. La mayor parte de los diarios digitales manejan las redes sociales tanto para informar como para procurar la participación de los lectores.
4. Inclusión de archivos multimedia. Los diarios digitales pueden incluir videos, fotos, audios, etc.
5. Hipertextualidad. Las noticias contienen enlaces que llevan a otras noticias.
Las redes sociales en internet son aplicaciones web que favorecen el contacto entre individuos. Estas personas pueden conocerse previamente o hacerlo a través de la red. Las redes sociales han propiciado que los ciudadanos se conviertan en informadores ajenos a los medios de comunicación o al hilo de sus publicaciones. La autoría de los contenidos se ha democratizado: cualquiera puede generar información, comentarla y compartirla. Es lo que se ha llamado periodismo ciudadano, ya que la autoría se traslada a la ciudadanía. Los usuarios amplían, corrigen y comparten la información. La prensa digital incluye la opción de compartir o comentar las noticias a través de redes sociales como Twitter o Facebook, entre otras, y genera blogs para sus profesionales o lectores..
Nuestra lengua está formada por un conjunto amplio de palabras que denominamos léxico o vocabulario. El léxico de una lengua puede incrementarse por diversas razones, como la aparición de un invento (teléfono), una acción (telefonear), etc. Existen distintos procedimiento mediante los cuales las lenguas incrementan su léxico, como los préstamos lingüísticos (p.ej. internet), la creación onomatopéyica (p.ej. zigzag) o la formación de palabras. La formación de palabras es un proceso que consiste en crear una nueva palabra a partir de otras existentes. Existen tres procedimientos de formación de palabras: la derivación, la composición y la parasíntesis.
El morfema es una unidad del lenguaje que tiene significante (sonido) y significado. Una palabra puede estar formada por un solo morfema (p.ej. elefante) o por más de un morfema.
Se distinguen dos tipos de morfemas:
1. Morfemas derivativos o afijos. Tienen un significado léxico o referencial (es decir, lo que habitualmente entendemos por significado). P. ej. el morfema "re-" significa "volver a" y lo empleamos en palabras como "rehacer".
2. Morfemas flexivos. Poseen un significado gramatical o lingüístico. Son los morfemas de género y número (bonito/ bonita/ bonitos/ bonitas) y los morfemas verbales de persona, tiempo y modo (beber - bebo - bebía - beberás...).
Se denomina raíz o lexema a la parte invariable de la palabra que usamos para formar una nueva palabra. La raíz contiene el significado léxico de la palabra. P. ej., la raíz de ilegal es legal.
Denominamos palabras simples o primitivas a aquellas que solo tienen un lexema, o bien un lexema y morfemas flexivos. P.ej.: casa / casa-s.
Dependiendo de si pueden aparecer solos o no en los enunciados diferenciamos dos tipos de morfemas:
1. Morfemas libres. Pueden aparecer aislados en la oración (es decir, funcionan como una palabra). P. ej: elefante.
2. Morfemas ligados. Necesitan de un lexema para poder formar una palabra. P. ej., el morfema "i-" necesita de un lexema para formar una palabra, como sucede en ilegal. Todos los morfemas flexivos son morfemas ligados.
Existen tres procedimientos de formación de palabras: la derivación, la composición y la parasíntesis.
1. LA DERIVACIÓN
La derivación es un proceso morfológico que consiste en añadir un afijo a un lexema o raíz. Dependiendo del lugar donde se añada el afijo, distinguimos tres procedimientos de derivación:
1. Prefijación. El afijo, llamado prefijo, se añade antes del lexema. P. ej. hacer - deshacer; normal - anormal. La palabra resultante pertenece a la misma categoría gramatical que la palabra primitiva.
2. Sufijación. El afijo, llamado sufijo, se añade al final del lexema. P. ej. arte-artista - artístico. La palabra resultante puede pertenecer a una categoría gramatical distinta de la palabra primitiva.
3. Infijación. El afijo, llamado infijo, se sitúa entre el lexema y el sufijo. P. ej. pan-ad-ería. (pan=lexema; -ad-=infijo; -ería=sufijo).
2. LA COMPOSICIÓN
La composición es un procedimiento morfológico que consiste en crear una nueva palabra mediante la unión de dos o más lexemas. P. ej. sacacorchos (saca-corchos); pelirrojo (pelI-rojo). Entre los lexemas puede incluirse algún fonema de enlace (como la "i" de pelirrojo).
3. LA PARASÍNTESIS
La parasíntesis es un procedimiento morfológico que puede ser entendido de dos maneras:
a. La palabra parasintética se forma mediante un doble proceso de composición y derivación. P. ej. paracaidista (para-caid-ista); o
b. La palabra parasintética se forma mediante un procedimiento de prefijación y sufijación, siempre y cuando la palabra no exista sin el prefijo o sin el sufijo. P. ej. enloquecer. No existe ni la palabra enloco ni la palabra loquecer.
en-: prefijo
-loqu-: lexema
-ecer: sufijo
La palabra submarino, en cambio, no sería una palabra parasintética, ya que existe la forma marino.
En la parasíntesis el sufijo puede ser un morfema verbal, como sucede en enamorar (en-amor-ar).
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3. LA REALIDAD PLURILINGÜE DE ESPAÑA
España es un estado plurilingüe, es decir, en su territorio conviven varias lenguas. El plurilingüismo es una consecuencia lógica de nuestra historia y representa una riqueza cultural que la Constitución protege. Cada una de esas lenguas posee una tradición cultural propia, que se concreta en fiestas, tradiciones, canciones y, por supuesto, en su literatura.
El castellano es la lengua oficial del Estado. Según la Constitución, todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Además, son cooficiales en sus respectivas comunidades:
El catalán, en Cataluña y en las Islas Baleares.
El valenciano, dentro del ámbito lingüístico del catalán, en la Comunidad Valenciana.
El gallego, en Galicia.
El euskera, vasco o vascuence, en el País Vasco y en parte de la Comunidad Foral de Navarra.
Todas estas comunidades autónomas son, por lo tanto, bilingües.
Además de las lenguas oficiales, los estatutos de autonomía del Principado de Asturias, Aragón y Cataluña declaran la protección del bable o asturiano, del aragonés y del aranés (en el Valle de Arán, Lleida), respectivamente.
3.2.1. FORMACIÓN DE LAS LENGUAS DE ESPAÑA
Todas las lenguas que se hablan en España, excepto el vasco o euskera, proceden del latín; son, por tanto, lenguas románicas o romances.
El origen de los romances peninsulares tiene una explicación histórica que se desarrolla en las siguientes etapas:
1. Antes de la conquista romana, la península ibérica estaba ocupada por una variedad de pueblos que hablaban las llamadas lenguas prerromanas: vascones, iberos, celtíberos, tartesios, lusitanios, púnicofenicios, griegos y celtas.
2. A finales del siglo III a. C., Roma emprendió la conquista de la Península. Se inicia así la romanización: los hispanos adoptaron la cultura y las leyes romanas. El latín, su lengua, se fue implantando en todo el territorio, excepto en la zona del vasco, y las lenguas prerromanas quedaron relegadas al uso familiar, hasta su desaparición.
3. Tras la caída del Imperio romano, se produjeron las invasiones germánicas: suevos, vándalos, alanos (en el siglo V) y visigodos (en el siglo VI). Los visigodos abandonaron su lengua y adoptaron el latín. En esta etapa, entre los siglos VI y X, el latín vulgar empezó a fragmentarse en varios dialectos, en los que está el origen de las lenguas actuales.
4. La invasión musulmana ocupó el suelo peninsular en el siglo VIII, excepto unos pequeños focos de resistencia cristiana en el norte. El árabe dejó una profunda huella en los primitivos dialectos.
5. A partir de la Reconquista, iniciada por los pueblos cristianos del norte peninsular, se fueron creando nuevos reinos. La fragmentación política y territorial reforzó las incipientes diferencias lingüísticas favoreciendo el desarrollo de los primitivos romances hispánicos: gallegoportugués, asturleonés, castellano, navarroaragonés, catalán y mozárabe.
3.2.2. ORIGEN Y DESARROLLO DEL ESPAÑOL
El castellano es una lengua romance, es decir, proviene del latín. Nace en la zona de la actual Cantabria y norte de Burgos. Surge como evolución del latín vulgar y recibirá una fuerte influencia de las lenguas germanas y la lengua árabe por el dominio visigodo (.s. V-VIII) y árabe (s. VIII-XV) de la península. Las primeras muestras escritas conservadas son las glosas silenses y emilianenses y datan del siglo X. Algunas de ellas están escritas en vasco.
Con la Reconquista, el castellano va expandiéndose hacia el sur. En el siglo XII, se convierte en lengua oficial de Castilla. Durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284) se convierte en lengua de cultura, se fija la primera ortografía y se aumenta el vocabulario con arabismos y latinismos.
Durante los siglos XIV y XV el castellano se impone en toda la península. En 1492 Antonio de Nebrija publica la Primera Gramática Española. Con el descubrimiento de América, el español se expandirá al nuevo continente.
En 1713 se crea la RAE, que contribuye a la fijación de ciertas normas del español, especialmente las normas ortográficas.
Actualmente, es la segunda lengua con mayor número de hablantes como lengua materna (unos 470 millones), tras el chino mandarín.
Es la tercera lengua más hablada (unos 540 millones de hablantes), tras el chino mandarín y el inglés.
La diversidad geográfica ha dado lugar a variaciones en la pronunciación, la sintaxis o el léxico. Cada una de estas variedades constituye un dialecto. Llamamos dialecto o variedad dialectal a la forma específica de hablar una determinada lengua en una zona geográfica concreta.
En España, el castellano presenta dos grandes grupos de variedades dialectales:
1. Variedades septentrionales. Corresponden a la zona de origen y primera expansión del castellano y se extienden por el norte y centro peninsular. Se consideran más conservadoras que otras modalidades.
2. Variedades meridionales. Se localizan desde el centro hacia el sur. Comparten características que permiten agruparlas, aunque presentan diferencias entre sí.
Los principales rasgos dialectales de los dialectos septentrionales y meridionales son los siguientes:
1. Dialectos septentrionales
Pronunciación de la -d final de sílaba como z: /saluz/ (por salud).
Pérdida de la -d- intervocálica: /cansao/ (por cansado).
Pronunciación de j por g: /dijno/ (por digno)
Uso de "le" en lugar de "lo" (leísmo): Le vio en la esquina.
Uso de" la" por "le" (laísmo): *Las dio a sus amigas una sorpresa.
2. Dialectos meridionales
Las variedades meridionales incluyen el andaluz, el canario, el extremeño y el murciano. Los rasgos más destacados de las variedades meridionales son los siguientes:
Aspiración de s final de sílaba o palabra: /lah niñah/...
Aspiración del sonido j: /harra/, /hefe/...
Confusión de -l y -r final de sílaba: /farda/ (por falda).
Pérdida de la -d- intervocálica: /acostao/ (por acostado),
Seseo: /sena/, (por cena), /sielo/ (por cielo). En algunas zonas de Andalucía se produce el fenómeno inverso, es decir, el ceceo: /zapo/ (por sapo), /coza/ (por cosa).
Yeísmo: /cabayo/ (por caballo), /ceriya/ (por cerilla).
Uso del pronombre "ustedes" en lugar de "vosotros" (en Andalucía y Canarias).
Fuera de España, el español se habla también en una parte importante de América, donde presenta distintas variedades geográficas. A su formación y evolución han contribuido diversos factores: el origen geográfico de los colonos españoles, las lenguas indígenas, las lenguas africanas –que llegaron con los esclavos y que dejaron huella, sobre todo, en el Caribe– y las migraciones (por ejemplo, la italiana en Argentina o Uruguay).
Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
1. Como norma general los monosílabos no llevan tilde. Existen algunas excepciones que estudiaremos en el siguiente apartado.
2. Las palabras agudas llevan tilde cuando finalizan en "n", "s" o en vocal. P. ej: camión, alhelí, adiós.
3. Las apalabras llanas llevan tilde cuando terminan en consonante distinta de "n" o "s". P. ej.: azúcar, árbol,
4. Las palabras esdrújulas y sobresdrújulas siempre se acentúan. P. ej.: África, océano, déjamelo.
Generalmente los monosílabos no llevan tilde; sin embargo, algunos monosílabos si la llevan para diferenciarlos de otros monosílabos homógrafos, es decir, de otros monosílabos que se escriben igual. Este uso de la tilde se denomina "tilde diacrítica". Entre los casos más importantes señalamos los siguientes:
Tú lleva tilde cuando es pronombre personal; no lleva tilde cuando es posesivo. Tú estás en casa / Tu casa es bonita
Él lleva tide cuando es pronombre personal; no lleva tilde cuando es artículo. Él está en casa / El sofá está roto
Mí lleva tilde cuando es pronombre personal; no lleva tilde cuando es posesivo. Dámelo a mí / Mi hermana tiene dos hijas
Té lleva tilde cuando es sustantivo (la infusión): no lleva tilde cuando es pronombre personal: Quiero una taza de té / No te caigas.
Sé lleva tilde cuando es del verbo "ser" o "saber"; no lleva tilde cuando es pronombre personal. No sé nada (saber); Sé tú mismo (ser); No se los digas (pronombre).
Sí lleva tilde cuando es pronombre personal y adverbio de afirmación; no lleva tilde cuando es conjunción o nota musical. Se lo dijo a sí mismo (pronombre); Sí, quiero que vengas a mi casa (adverbio de afirmación) / Si no estudias, no aprobarás (conjunción); Do, re, mi, fa, sol, la, si... (nota muscal).
El farolero y su novia
-¡Bien puedes amarme aquí,
que la luna yo encendí,
tú, por ti, sí, tú, por ti!
—Sí, por mí.
—Bien puedes besarme aquí,
faro, farol farolera,
la más álgida que vi.
—Bueno, sí.
—Bien puedes matarme aquí,
gélida novia lunera
del faro farolerí.
—Ten. ¿Te di?
Rafael Alberti