2. LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

BREVE ACERCAMIENTO A LA TEORÍA DE LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

Hemos de incidir, en primer lugar, en la decisión de huir en este apartado de un análisis profundo de la obra (fundamentación biológica y concepciones de inteligencia anteriores al autor), siendo nuestra intención procurar un acercamiento sencillo y provechoso para el docente que quiera aproximarse a la teoría. Por ello señalaremos aquellos rasgos más significativos, o que entendemos como tal, en nuestra práctica diaria. No obstante, actualizaremos el mismo texto para su propio enriquecimiento. De igual forma, anexamos -al final del texto- algunos documentos que pueden ser del interés del lector.

Aunque de reconocimiento actual, sería en 1983 cuando el psicólogo y profesor estadounidense Howard Gardner formularía su conocida Teoría de las Inteligencias Múltiples en la obra “Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences”. Esta aportación a las ciencias cognoscitivas, proponía un enfoque radical del conocimiento humano que rompía, entonces, con la percepción y nociones que, tradicionalmente, se han mantenido sobre el concepto de la inteligencia en el individuo. Sirva como credencial el hecho de que sus nociones de la inteligencia y estudio de la misma le haría valedor, entre otros reconocimientos internacionales, del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, el 11 de mayo de 2011. Una década más tarde publicaría otro texto, de conveniente lectura, en torno a su teoría; pero esta vez centrándose en las conclusiones obtenidas al aplicar en el ámbito escolar: “Multiple Intelligences: The Theory in Practice”.

Para iniciar nuestra incursión en la teoría que nos ocupa hemos de plantearnos varios interrogantes: ¿Rompe realmente el autor con toda teoría postulada con anterioridad? ¿Qué es considerado inteligencia para Howard Gardner? ¿Cómo puedo distinguir lo que significa inteligencia, según sus preceptos, de lo que no es?

Aunque la propuesta del estadounidense nos plantea una concepción distinta a la de sus “colegas” de oficio, en sus propias palabras: “…no proponemos que se arroje por el caño al bebé piagetiano junto al agua del baño. Más bien buscamos –en el desarrollo de su estudio- emplear los métodos y planes globales diseñados por Piaget y centrarlos no sólo en los símbolos lingüístico, lógico y numérico de la teoría piagetiana clásica, sino en una diversidad completa de sistemas simbólicos que comprendan los musicales, corporales, espaciales e incluso los personales”. (Estructuras de la mente: una teoría de inteligencias múltiples. 1983.)- Esto nos puede dar cierta idea de que el autor, a pesar de las novedosas inferencias que pueda exponer sobre el intelecto humano, no renuncia a supuestos teóricos anteriores. Es más, y atendiendo a obras más o menos recientes sobre neurobiología – teoría que apuesta por la presencia de áreas en el cerebro que corresponden en mayor o menor medida a ciertas formas de cognición -, Gardner encuentra un “aliado” con el que coincidir a la hora de diferenciar varias competencias intelectuales humanas. Sin embargo, y en contraposición con anteriores hipótesis, una de las ideas más significativas que podemos extraer leyendo su obra es cierto deniego respecto a la medición del entendimiento que el ser humano pueda tener de la realidad a través pruebas escritas: “Jamás la ciencia puede proceder del todo en forma inductiva. Podríamos llevar a cabo toda prueba y experimentos psicológicos concebibles, o indagar todo el sistema neuroanatómico que deseáramos, y todavía no habríamos identificado las inteligencias humanas buscadas”, dejando claro que su teoría no pretende analizar la evidencia del intelecto, sino expresar cómo se logra el mismo conocimiento. Quedando resuelta esta cuestión de manera más o menos acertada, repetimos que no es nuestra intención ahondar en la obra del psicólogo y sí, en centramos en aquellos puntos que puedan ser más familiares para el profesorado o más evidente en sus aulas, respondiendo las dos interrogantes restantes.

Admitiendo que pudiera existir jamás una lista cerrada e irrefutable de manera universal sobre las capacidades-o inteligencias a partir de ahora- humanas, el autor es consciente de la necesidad de clasificar las mismas de manera útil, para que los distintos profesionales, bien sean investigadores como docentes, en nuestro caso, puedan comunicarse con mayor eficacia en lo que al intelecto se refiere. De esta manera, se concretan en su obra un total de siete inteligencias dadas y a desarrollar en el ser humano, y que más tarde serán concretadas. A saber: Inteligencia Lingüística, I. Logicomatemática, I.Musical, I.Espacial, I. Cinestesicocorporal; y dos referidas al ámbito personal: I.Intrapersonal e I. Interpersonal. Existiendo una octava, conocida como Inteligencia Natural, que no se plantea de forma individual, dado que se encuentra íntimamente relacionada con las anteriores ya nombradas. Es justo pararnos en este punto, y antes de “dar un poco de luz” al lector sobre la forma en que se manifiestan estas destrezas en el alumnado, aproximarnos a las líneas que el estadounidense fija para diferenciar aquellas capacidades que son “genuinamente útiles e importantes, al menos en determinados ambientes culturales”, dejando claros “prerrequisitos” que ha de poseer una inteligencia para ser considerada como tal. Obviando aquellas habilidades que puedan ser una combinación sistémica de otras particulares; así como aquellas importantes, y consideradas a lo largo del tiempo o cultura, a través de la realización de test o pruebas. Entiéndase la producción de asociaciones no frecuentes como claro ejemplo. Indica el autor que “un prerrequisito para una teoría de las inteligencias múltiples, como un todo, es que abarque una gama razonablemente completa de las clases de habilidades que valoran las culturas humanas”. Y en este sentido una destreza, o inteligencia, en el ser humano debe ser capaz de supeditar en sí misma una serie de habilidades para confrontar tanto la solución de problemas, como la producción de nuevos en relación a la elaboración de nuevos conocimientos. Aun teniendo esto último relativa importancia en según que ambiente o cultura en el que nos encontremos.

Para el psicólogo, sería grato poder medir el desarrollo de una inteligencia a través del cotejo de ciertos criterios, quizás ayudados por algún tipo de cálculo aritmético que nos diera una visión objetiva de la misma. Sin embargo, reconoce que actualmente esto es impensable, comparando” la selección (o rechazo) de una posible inteligencia” con un juicio artístico, y por ende, de carácter subjetivo. Sí aclara en su obra- “Estructuras de la mente”- ocho signos que, de manera científica, pueden ayudarnos a realizar nuestras propias inferencias al respecto, pero que aquí no enumeraremos. Exponemos pues, una sencilla descripción de los diferentes tipos de inteligencia reconocidos por el autor, señalando en otro apartado de este website, algunas de sus características más notorias y que nos pueden esclarecer su acción en el aula.

INTELIGENCIA VISUAL-ESPACIAL.

Dentro de esta destreza, reconocida como la facultad de pensar en tres dimensiones, nos encontramos con la capacidad para descubrir con exactitud el entorno visual y espacial que nos rodea y valernos de esta concepción para relacionarnos con él, así como alterar el mismo u originar nuevas elaboraciones. Esta inteligencia contribuye a la decodificación de información gráfica y su producción. Disponer de una buena orientación, tener facilidad a la hora de realizar representaciones gráficas en cualquiera de las disciplinas artísticas, manejar y transformar imágenes mentales o percibir la realidad desde sus diferentes perspectivas son rasgos inconfundibles de este tipo de inteligencia.

INTELIGENCIA LINGÜÍSTICO-VERBAL.

Propia de los grandes poetas. Es aquella habilidad que implica un uso hábil y eficiente del lenguaje, así como la facultad de manifestar el propio pensamiento. Una de las inteligencias más favorecidas dentro del aula a través de la memorización, resolución de problemas, lectura, planificación…

INTELIGENCIA LÓGICO-MATEMÁTICA.

Atiende al correcto razonamiento y uso eficiente de los números. Es el pensamiento matemático y todo lo que al mismo atañe: resolución de problemas matemáticos, el uso del método científico, la inducción y deducción, las relaciones lógicas…Junto a la anterior inteligencia citada, uno de las capacidades más notorias en nuestra práctica diaria docente y a su vez más demandadas en nuestros discentes en detrimento de las restantes. Ambas ineludibles y necesarias, pero que pueden desviar nuestra atención de los otros focos cognoscitivos.

INTELIGENCIA NATURALISTA .

Requiere de todas las demás inteligencias expuestas. El entendimiento y anhelo de conocimiento del ámbito natural, y la correspondencia con sus elementos en cualquiera de los entornos posibles desde una relación de equilibrio y sensibilidad.

INTELIGENCIA MUSICAL.

Capacidad para valorar las distintas manifestaciones musicales. La facultad de percibir elementos como el tono, el timbre y la melodía de los distintos sonidos. Crear, reproducir y disfrutar con la música.

INTELIGENCIA CORPORAL-CINESTÉSICA.

Uso competente del cuerpo para expresarse, realizar actividades o resolver problemas. Su propio nombre puede despistarnos dado que también es propia de esta inteligencia la capacidad manipulativa para crear o transformar.

INTELIGENCIA INTRAPERSONAL.

Una de las inteligencias pertenecientes al ámbito personal. El autoconocimiento y la autoestima. No es sino esta inteligencia la propia conciencia de nuestras destrezas, las propias limitaciones, motivaciones personales y disponer de una percepción real de uno mismo. Ser conscientes de nuestros sentimientos, ser capaces de expresarlos. Reflexionar sobre la vida y sus grandes cuestiones. Esta destreza implica la metacognición.

INTELIGENCIA INTERPERSONAL.

Si la inteligencia intrapersonal hace referencia, como su nombre indica, a la interioridad de la persona, esta que nos ocupa atiende a nuestro proceder para comprender e interactuar con nuestros semejantes. Se observa en la habilidad de comprender los estados de ánimo dados en los demás y actuar en consonancia a ellos de manera apropiada. Amén de estar capacitados para establecer, y mantener, relaciones intergrupa