La belleza es en la valoración de cada quien. La existencia de la belleza es la que alguien le otorga como gradación del amor o de lo bienhechor o de la perfección o de la hermosura o de la metáfora. La belleza como dimensión tiene una única magnitud en sí misma, a la par que desde su singularidad son sus dimensionamientos pluralmente multifacéticos, disímiles, fugaces, y aún en su fugacidad cada vez de un valor y de una permanencia infinita.
Francisco Garzón Céspedes