Fecha de publicación: 06-abr-2009 21:47:36
Para comenzar, poniéndonos a tono con la Semana Santa, comparto el resumen de los capítulos del libro "Cristología para empezar", de José Ramón Busto Saiz, S.J. que, a mi parecer, presenta en forma clara, actualizada y profunda los principales acuerdos teológicos contemporáneos sobre la muerte y resurrección de Jesús. (Se pueden ampliar estas consideraciones leyendo esta recensión de la obra elaborada por un (¿anónimo?) miembro del Opus Dei... Es sugestivamente el primer resultado de la búsqueda del título del libro en Google...). Los vínculos llevan a los textos bíblicos referidos, según aparecen en la versión "on-line" de “El libro del Pueblo de Dios”, la traducción de la Biblia realizada en Argentina.
Tanto en el evangelio de Marcos como en el de Lucas se nos informa de que esa acción de Jesús fue la causa por la que los judíos empezaron, desde ese momento, a buscar una ocasión para matarlo.
Cuando Jesús entra en el Templo, derriba las mesas de los cambistas y expulsa a los vendedores de palomas y de ovejas, lo que hace es impedir el funcionamiento del sistema cultual judío. Lo que Jesús hace es un gesto profético con el cual viene a pronunciarse así: este sistema cultual no es el que Dios quiere y, por lo tanto, no pueden seguir ofreciendo sacrificios a Dios de esta manera.
La interpretación que dan los evangelistas a estos acontecimientos está en los textos del Antiguo Testamento que citan:
¿Qué es lo que dice Isaías? Cuando llegue el Reino de Dios, los extranjeros y los eunucos podrán ofrecer sacrificios en la casa de Yahvé. Como Jesús está anunciando la proximidad de los tiempos mesiánicos, que llegan vinculados a su persona, ha llegado el momento de empezar a realizar en el culto a Dios aquello que Isaísa había profetizado.
¿Qué es lo que dice Jeremías?: "Ustedes roban, matan, adulteran, oprimen al pobre y vienen a la casa de Yahvé diciendo: ¡Viva Yahvé que vive aquí! ¡somos el pueblo elegido!, y convierten de hecho la casa de Yahvé en una cueva de bandidos". Los bandidos no son, entonces, los vendedores de palomas, sino los que van a rezar al Templo. Pero no por ir a rezar, sino porque usan la oración como una forma de tranqilizarse ante Dios luego de haber matado, adulterado y oprimido al pobre antes de entrar allí.
A la luz de esto se ve que Caifás no era tan mala persona (tal como hemos oscurecido su figura): él cree que el funcionamiento del Templo es el correcto y no quiere que un idealista provoque el caos subvirtiendo el orden religioso establecido y tradicional.
¿Por qué Caifás quiere matar a Jesús? Porque si es verdad lo que Jesús dice, Caifás debe empezar a cambiar el sistema de funcionamiento del Templo y de adoración a Dios. En cambio, si la predicación de Jesús es falsa, Jesús es un falso profeta, un impostor que merece un castigo tanto más riguroso cuanto más deletérea para el judaísmo es su predicación: de acuerdo con las leyes del Deuteronomio, debe morir.
¿Qué pasa en la muerte de Jesús? Jesús es juzgado y condenado por blasfemia. Esto significa, sencillamente, atribuir a Dios algo que no es verdad. ¿Qué es aquello que Jesús dice de Dios que Caifás entiende que no es verdad? Su predicación: que Dios ama a todos los hombres, que Dios está a favor de los pobres, aunque éstos no cumplan la Ley, que el Reino de Dios ha llegado; que el que quiera entrar en el Reino tiene que convertirse, es decir, empezar a actuar como digno hijo de ese Padre que ama incondicionalmente a todos. Caifás y el Sanedrín tienen el corazón demasiado duro para aceptar esto y convertirse. No les queda mñas remedio que condenar a muerte a Jesús.
Lo más importante es caer en la cuenta de que la muerte de Jesús se la buscó el mismo Jesús. ¿Podría Jesús haberse librado de la muerte? Evidentemente, sí. Bastaba con que se hubiera ido de Jerusalén. Porque el Mesías debía manifestarse en Jerusalén. ¿Por qué, entonces, Jesús se busca la muerte? Porque su relación de fidelidad con el Padre le obliga a ello. Decir que Dios es amor incondicionado es peligroso, y actuar en consecuencia mucho más. Este obrar es tal que la estructura del pecado del mundo no lo puede soportar y tiene que quitarlo del medio. Quienes condenaron a Jesús fueron Caifás y Pilato; pero quien en verdad mató a Jesús fue el pecado del mundo, cuya fuerza tenemos que aprender a descubrir también en nosotros mismos.