Fecha de publicación: 22-jul-2009 1:51:56
Él la esperaba todas las noches. Se acercaba a la puerta y prendía y apagaba la luz de la entrada en un secreto llamado. Una vez él le había preguntado si desde su casa se veía esa luz, y ella le había dicho que no. Sin embargo, todas las tardes en que veía ponerse el sol desde su ventana, miraba el camino vacío y sentía la necesidad de llamar. Una vez lo había hecho, y había venido. Así que ése era el modo.
Aquella tarde notó que la perilla de la luz había quedado baja. Ya estaba oscuro, y no veía el resplandor de la lamparita. Entonces abrió la puerta, y probó: nada. Se había quemado. Anotó mentalmente que debía comprar una nueva mañana. Sintió que el largo camino frío de otoño le ahuecaba el pecho, cerró, y llamó de nuevo.