E.E.S.O. N° 311 “F.B. GIULIANI”
ESPACIO CURRICULAR: Historia
DOCENTE: Marcelo Roa
TEMA: Formación del Estado argentino
ALUMNO: CURSO: FECHA:
Consigna: Investiga a través de Internet (o las fuentes de consulta con las que cuentes) sobre los acontecimientos históricos relacionados con las fechas y conceptos que se citan a continuación:
-1816
-Unitarios y Federales
-1853
-Confederación Argentina
-1860
EN CASO DE NECESITAR MATERIAL SELECCIONADO O POR ESCRITO, SOLICITARLO A TRAVÉS DE LAS VÍAS DE CMUNICACIÓN HABITUALES.
E.E.S.O. N° 311 “F.B.GIULIANI”
ESPACIO CURRICULAR: Historia
DOCENTE: Marcelo Roa
TEMA: Presidencias fundacionales argentinas.
ALUMNO: CURSO: FECHA:
Consigna:
Lee el texto adjunto sobre las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda; escoge dos medidas implementadas por cada uno, investiga a través de Internet (o el medio del que dispongas) y amplía la información sobre esas medidas.
Presidencias Fundacionales: la unificación del país bajo el signo del liberalismo
El período que va de 1862 a 1880 se conoce como de “organización nacional” y corresponde a las presidencias de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo Faustino Sarmiento (1868-74) y Nicolás Avellaneda (1874-80), que en conjunto se las denomina “presidencias fundacionales”.
Estas autoridades tenían un proyecto civilizador común, un programa liberal que consistía en: Libre navegación de los ríos, Libertades individuales, Ferrocarriles, Industria, Inmigración europea, Educación.
Durante este período se produjo una creciente centralización del poder político y el uso de la fuerza fue determinante. El Estado -y los distintos gobiernos- se fue imponiendo a través de la violencia organizada, centralizando la recaudación, la emisión monetaria, la educación y la represión.
Presidencia de Bartolomé Mitre 1862-68
Luego de la batalla de Pavón (1861), en que las fuerzas de Buenos Aires al mando de Mitre triunfaron frente a las de la Confederación, renunciaron las autoridades de la misma y Mitre quedó como encargado provisional del gobierno nacional, hasta ser elegido presidente en 1862. La “nación unificada” tenía como problemas a resolver, entre otros: El sometimiento de los últimos caudillos federales La residencia del poder nacional. La uniformidad de la Justicia y el comercio La unificación ideológica La unificación del territorio a través de las comunicaciones La construcción de un Estado centralizado y unificado significaba liquidar todo resabio militar de características locales o regionales. Para los caudillos federales, el triunfo de Buenos Aires sólo podía significar la ruina para las provincias del interior. Creían que el gobierno nacional quería dominar y empobrecer a las provincias. Esto provocó levantamientos armados, como los acaudillados por el riojano “Chacho” Peñaloza que terminaron con la violenta represión por parte del ejército en 1863, y el levantamiento de Felipe Varela, también derrotado por el ejército en 1867. El problema de la federalización de la provincia de Buenos Aires y de la residencia de las autoridades nacionales pudo resolverse transitoriamente a través de la Ley de Compromiso, por la cual los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta que se fijase la capital definitiva. Es decir, la provincia de Buenos Aires aceptaba a las autoridades como huéspedes en la ciudad, que continuaba siendo la capital provincial. La negativa porteña a la federalización de Buenos Aires creó una situación extraña de una Argentina sin capital definitiva y de autoridades nacionales sin sede fija, circunstancia que se prolongó hasta 1880. La diversidad institucional de las provincias afectaba la uniformidad de la justicia y las leyes de comercio, por lo cual:
1. Se organizó la Corte Suprema.
2. Se organizaron los tribunales inferiores.
3. Se redactó el Código Civil.
4. Se adaptó el Código de Comercio de Buenos Aires para toda la República.
Como elemento de unificación ideológica se crearon 14 colegios nacionales y sus respectivos profesorados, uno para cada provincia. En 1862 el gobierno de Mitre otorgó a una empresa británica la construcción del ferrocarril Córdoba-Rosario. El convenio fue favorable a la empresa constructora: 1. Se le garantizaba una ganancia mínima anual del 7%.
2. Recibía una legua de terreno a ambos lados de la vía.
3. No pagaba impuestos ni derechos de importación.
4. El Estado construía las estaciones.
En nombre de un proyecto liberal, Brasil, Argentina y Uruguay se enfrentaron al Paraguay de F. Solano López entre 1865-70. La larga guerra terminó durante la presidencia de D. F. Sarmiento con el triunfo de la Triple Alianza y con el Paraguay destrozado. En 1863 los liberales de Uruguay, los “colorados”, prepararon en Buenos Aires con el apoyo de Argentina y Brasil una invasión a su país para derrocar al gobierno ocupado por los “blancos” de tendencia federal y que contaba con el apoyo del gobierno de Paraguay, el cual declaró la guerra a Uruguay y Brasil sosteniendo que la invasión constituía una violenta alteración del equilibrio de fuerzas políticas en la región. Para proteger el gobierno de los “blancos”, Paraguay intentó invadir el territorio uruguayo atravesando la provincia de Corrientes. Mitre se negó y Paraguay declaró la guerra también a la Argentina. Se luchó duramente y finalmente, tras triunfos y derrotas de ambos bandos, prevaleció el poderío militar, económico y de recursos humanos de la Triple Alianza. Recuérdese que esta guerra contribuyó a fortalecer el ejército nacional argentino, y con él, el Estado nacional.
La organización política argentina tenía más de fachada para el exterior que de real expresión de una sociedad organizada institucionalmente. Todo el sistema representativo de la época parecía existir para ofrecer una imagen civilizada del país al exterior, un país al que podían enviarse los capitales sin peligro. En efecto, el sistema político era muy inestable, y esto se ponía en evidencia en cada sucesión presidencial. Como estaba prohibida la reelección presidencial inmediata, el presidente saliente intentaba influir en la elección de su sucesor. Pero Mitre no pudo imponer a su simpatizante y fue elegido D. F. Sarmiento.
Presidencia de D. F. Sarmiento 1868-74
Durante la presidencia de Sarmiento continuó la línea del proyecto civilizador liberal:
1. Promoción de la educación: Subvención a escuelas provinciales Creación de escuelas normales Bibliotecas populares Instituciones de investigación 2. Modernización del ejército: Fundación del colegio militar. Reorganización de la escuela naval
3. Fomento de las comunicaciones: Prolongación de la red ferroviaria Implantación del telégrafo en todas las provincias Instalación de un cable submarino para acelerar las comunicaciones con Europa y Estados Unidos de Norteamérica.
4. Implantación de un orden interno mediante la represión: Derrota a los levantamientos de López Jordán.
La sucesión de Sarmiento no fue calma, su candidato favorito era N. Avellaneda, su ministro de Justicia, quien estaba respaldado también por grupos políticos provinciales –la Liga de Gobernadores- . Avellaneda triunfó y Mitre, que era el otro candidato, no aceptó su derrota y se levantó en 1874, pero las tropas nacionales lo reprimieron.
Presidencia de N. Avellaneda 1874-80
Durante la presidencia de Avellaneda continuaron la construcción de ferrocarriles y las obras de infraestructura, se aprobó una ley sobre tierras e inmigración y se creó el Departamento de Inmigración (que promovía a la vez que controlaba a la inmigración), tuvo que hacer frente a otro levantamiento de López Jordán en Entre Ríos para lo cual recurrió al ejercito, y se aprobó la Política de Conciliación, que exigía la obediencia a la ley y a las autoridades constituidas. Tuvieron lugar también dos cuestiones muy importantes:
1. La mal llamada “Conquista del Desierto”, cuyo objetivo era asegurar la frontera del Rio Negro consolidando la soberanía en la Patagonia e incorporar tierras fértiles a la producción. Así, J. A. Roca apenas designado Ministro de Guerra y Marina, partidario de una política ofensiva de aniquilamiento total de los indígenas, puso en ejecución su plan para terminar con el “problema indio”. Realizó así desde 1878 incursiones militares, apresando y matando a miles de indígenas, hasta ocupar la línea del Rio Negro. La población originaria fue así aniquilada.
2. La aprobación del proyecto de ley para declarar a Buenos Aires capital de la Argentina -recuérdese que las autoridades nacionales eran huéspedes de la provincia de Buenos Aires- que puede ser considerada la última etapa del proceso de unidad política. La ciudad de Buenos Aires fue separada así de la provincia y declarada capital federal de la República y se disolvió por ley el ejército provincial.
E.E.S.O. N° 311 “F.B.GIULIANI”
ESPACIO CURRICULAR: Historia
DOCENTE: Marcelo Roa
TEMA: Régimen Oligárquico Argentino.
ALUMNO: CURSO: FECHA:
Consigna: Lee el texto sobre el Régimen Oligárquico Argentino y responde:
1-¿Por qué al sector social dominante de esta etapa se lo conoce como "oligarquía"?
2-¿Cómo se aseguraba la clase gobernante el predominio político durante esta etapa?
3- ¿De qué manera las "leyes laicas" contribuyeron a consolidar el poder del Estado nacional?
El Régimen Oligárquico de Gobierno
Entre 1880 y 1916, la Argentina atravesó un periodo de estabilidad institucional gracias al "orden" alcanzado en las décadas anteriores. El triunfo de las ideas liberales a partir de la segunda mitad del siglo XIX, consolidó el sistema de producción primaria agro-exportadora, que insertó al país en el mercado internacional como proveedor de materias primas y alimentos para los centros industriales europeos. Bajo estas circunstancias, se afirmó el predominio social de los terratenientes exportadores aliados de los capitalistas extranjeros, que conformaron una élite económica y política que controló el funcionamiento del Estado e instaló en el poder a una minoría, excluyendo a la mayor parte de la población argentina de la participación política.
La oligarquía gobernante: los grupos dirigentes liberales se constituyeron en una minoría de notables que acaparó el poder político y económico durante todo el periodo 1880-1916. Esta minoría privilegiada legitimó su poder político en su poder económico, su educación y preparación para el ejercicio del gobierno. En este sentido constituyeron una verdadera oligarquía (del griego oligarchía "gobier- no de unos pocos"), puesto que ejercieron el gobierno de manera exclusiva, montando un aparato político que aseguraba el acceso a los cargos de gobierno y de la administración pública a los integrantes del Partido Autonomista Nacional (PAN), e impidiendo que las riendas del poder pasaran a la oposición.
Los miembros del PAN en general compartían el ideario liberal y estaban convencidos de que el orden político y el poder del Estado constituían los requisitos indispensables para lograr el desarrollo del país. Influenciados por las corrientes ideológicas extranjeras, en especial el positivismo, tenían confianza en el "progreso indefinido" que veían plasmado en la gran expansión económica del momento.
El régimen oligárquico fue conjuntamente liberal y conservador. Fue liberal en el sentido que impulsó al máximo la concreción de los ideales del liberalismo en la economía y la sociedad, posibilitando su difusión en el conjunto de la población y sancionando leyes que aseguraran su ejercicio. Pero, al mismo tiempo, la clase gobernante se manifestó profundamente conservadora en el ámbito político, manteniendo la restricción de los derechos políticos de los ciudadanos y negando la participación política a amplios sectores de la población.
El mecanismo por excelencia utilizado por el sector dominante para conservar el poder en forma exclusiva, fue el fraude electoral. El voto no era secreto ni obligatorio, por el contrario era cantado y optativo. Esto hacía que la mayor parte de la población no concurriera a sufragar y se mantuviera indiferente a los comicios, que por otra parte estaban plagados de fraude y vicios. Generalmente, quienes votaban estaban vinculados con algún caudillo local, conectado a su vez con dirigentes políticos nacionales o provinciales. La oligarquía gobernante influía en los comicios de diversas maneras: era habitual la compra de sufragios, la repetición del voto, las amenazas y presiones sobre los votantes e incluso el uso de la violencia para impedir a miembros de sectores opositores al gobierno acercarse a las mesas electorales.
Las leyes laicas: continuando con la política de robustecimiento de la autoridad del Gobierno Nacional iniciado en 1862, Roca y sus sucesores ampliaron la esfera del poder del Estado Nacional interviniendo de manera directa en la vida social de la población. Esto supuso el desplazamiento de la Iglesia Católica de funciones en las que hasta ese momento había tenido un control casi exclusivo.
En efecto, la Ley de Registro Civil de 1883 y la Ley 1420 de Educación Común, sancionada en 1884 y que estableció la enseñanza primaria, laica, gratuita y obligatoria, quitaron a la Iglesia importantes atribuciones. Este proceso, conocido como secularización, ocasionó encendidas luchas y debates ente el gobierno y la jerarquía eclesiástica, apoyada por grupos católicos contrarios a las determinaciones estatales.
La construcción de la nacionalidad argentina: la falta de integración social de la enorme masa de inmigrantes extranjeros que residían en las principales ciudades del país hacia fines de la década del '80 constituyó una preocupación fundamental del gobierno, que se propuso captar su atención y despertar en ellos el sentido de la nacionalidad argentina. La escuela pública se convirtió en el principal medio de impartir un sentimiento de nacionalidad, instaurando la celebración de las fiestas patrias, la enseñanza de la Historia Argentina, la participación escolar en los actos cívicos, la entonación del himno nacional, el lucimiento de la escarapela, etc. Debemos tener en cuenta que la mayoría de la población extranjera enviaba sus hijos a las escuelas estatales.
Por otra parte el Estado impuso el requisito de la nacionalización para acceder a los empleos públicos y desplegó una política de construcción de plazas y museos, creación de monumentos que recordaban próceres o gestas patrias, colocación de banderas y escudos en los espacios públicos y la realización de manifestaciones patrióticas.
También el Ejército se convirtió en foco irradiador de "argentinidad", a través del adoctrinamiento destinado a crear una conciencia común, lograr la adhesión a los símbolos patrios y construir un disciplinado "nosotros". El papel cumplido por el Ejército en este cometido se volvió aún más importante a partir de la instauración del servicio militar obligatorio.