C.Ronaldo deja el Madrid

Las causas de la salida de Cristiano Ronaldo del Real Madrid

Cristiano, con Agnelli (izda.) y Mendes (dcha), brindar en Grecia tras su traspaso a la Juventus.

El club blanco igualó la oferta salarial de la Juventus, pero el luso, empujado por su orgullo, busca nuevos retos

Oficial: Cristiano Ronaldo deja el Real Madrid y ficha por la Juventus por 105 millones de euros

El orgullo levanta imperios, y los tumba. Rompe matrimonios, provoca invasiones y divide sociedades del IBEX. En el fútbol de elite, el de los millones de euros, también sigue importando. Cristiano Ronaldo ha construido su imperial carrera gracias a sus piernas, su talento y, sobre todo, a su orgullo personal. Se empeñó, cuando era un nene enclenque de Madeira, en convertirse en un astro del balón y empezó a correr hacia su objetivo. Hoy, con 33 años, decide cerrar la puerta del Real Madrid, el club con el que formó una simbiosis ganadora, para buscar nuevos desafíos en la Juventus, otro escudo de bandera. Una mudanza inteligente hacia una camiseta que le va a permitir seguir en la elite sin la exigencia de la Liga española. Su marcha deja en el Madrid el mayor traspaso de la historia del club, récord acorde con la altura del personaje: el futbolista más importante de la entidad junto a Alfredo di Stéfano.

"Quería irse sí o sí"

¿Precio justo? ¿Poco? Con 33 años y medio, era la cifra tope a la que estaban dispuestos a llegar los italianos, tras el gesto del club blanco con Cristiano de rebajar los mil millones de su cláusula de rescisión para facilitarle la salida. Los 105 millones que paga la Juventus (100 para el Madrid y cinco en concepto de formación para sus anteriores equipos, Sporting y Manchester) se terminaron de sellar en las últimas horas. El comunicado oficial con la noticia de su venta lanzado desde el Bernabéu ayer, a las 17.34 horas, y la carta de despedida firmada por el 7 que apareció a la vez en la web del Madrid abrocharon nueve años de provechoso viaje juntos.Datos en equipo

Cristiano tiene lo que quiere, su billete a Turín, y el club blanco asume su adiós como un proceso natural que tarde o temprano tendría que llegar, convencida la directiva de Chamartín de que sus mejores años los disfrutó su hinchada. Así y todo, la atmósfera ayer tarde dentro del Madrid era triste, entre la nostalgia por los tiempos vividos y el mal sabor que siempre deja un divorcio, por muy pactado y sin vajilla rota que haya sido. «No podíamos retenerle. Lo tenía claro. Quería irse, sí o sí», cuentan desde el club.

El Madrid igualó la oferta salarial

La subida que le ofrecieron, igualando los 30 millones de sueldo neto que le pagará la Juventus, no sirvieron a un futbolista que respondió mostrando su palabra dada en Turín. Con Florentino Pérez no habla desde la final de Kiev, pero a los colaboradores del presidente transmitió su ferviente deseo de cambiar de aires, después de no sentir en el Madrid el reconocimiento que sí le mostró la Juve. El orgullo palpitando bajo sus abdominales y sus ganas de demostrar, sólo él sabe a quién, que puede seguir en la cima del fútbol mundial jugando para otros. Su sueño, dicen a su alrededor: ganar la Champions de bianconero. Y si puede ser con goles propios por el camino en el Bernabéu, mucho mejor.

Datos individuales

Su marcha se finiquitó ayer pero lleva larvándose desde principios de año, cuando trasladó al club -lo publicó este diario el 16 de enero- que quería ganar lo mismo que Messi, es decir, más de 40 millones fijos por año. Entonces llevaba sólo cuatro goles en la Liga, pero no le importó el mal momento para insistir con el aumento. Su acelerón en la Champions, impulsando al Madrid hacia la final contra Liverpool, le reforzaron en sus aspiraciones, sin encontrar la reacción deseada en su empresa. Tomó nota de la ovación del Juventus Stadium a su majestuosa chilena, y tras levantar la 13º Copa de Europa pidió a Jorge Mendes que le buscara hueco en Turín. La inoportuna rajada que vertió sobre el césped de Kiev -chaparrón de amargura a la fiesta por un logro de leyenda (tres Champions seguidas)- precipitó su salida. Aquello sentó a puñalada a sus superiores. Su agente le ofreció a la Juve mientras susurraba al Madrid que no entendía cómo su cliente quería abandonar semejante institución. El traspaso le dejará 11 millones de comisión. «Atendiendo a la voluntad y petición expresadas por el jugador...», empezaba diciendo la nota oficial del club ayer tarde. «Este escudo irá siempre conmigo», añadió en su carta de despedida el mejor goleador que jamás vistió de blanco.

Quién gana y quién pierde con la marcha de Cristiano

Cristiano Ronaldo, tras caer eliminado en el Mundial.

El modelo de Florentino Pérez parte del principio de las grandes productoras de cine: primero las estrellas. Convertidos en iconos por la actividad con mayor exposición mediática en la actualidad, cualquier club que pretenda crecer a efectos de valor en el mercado y de explotación de derechos de televisión, patrocinadores y merchandising, debe tener alguno de esos futbolistas en su nómina. En Asia, mercado al que se dirigen los equipos, se diluye la relación sentimental con los equipos pero aumenta la mitómana. En ese terreno de juego, no hay discusión acerca de si Cristiano es o no el número uno. Reemplazar todo lo que significa y genera con otro futbolista en el mercado es, hoy, imposible. Sin embargo, el modelo impone la búsqueda de las piezas de inmediato. La más codiciada es Neymar, aunque debería acometer una OPA hostil contra el PSG e invertir, como mínimo, el doble de lo ingresado por el portugués. La ventaja para el Madrid es que tiene crédito y tiempo, porque afronta la situación en un momento de opulencia, como gran referencia global, después de ganar tres Champions consecutivas. Situarse a nivel de Madrid, Barcelona o Manchester United es lo que persigue la Juventus, alejada del 'star system' del fútbol, pese a sus éxitos en un 'calcio' deprimido y las finales en la máxima competición europea. Necesita rostros, protagonismo. El precio a pagar por ello no es excesivo en el escenario actual. Cristiano, como marca, se aleja de la pasarela del Madrid, pero acude al Madrid de Italia, a una ciudad rica, al club de una saga de empresarios y a un país creativo y exportador de imagen.

El impacto emocional

Si algo no se puede cuantificar, es el impacto emocional que la marcha de un jugador de su talla puede provocar en los aficionados y de qué forma puede condicionar los estados de opinión. A pesar de ser una de las grandes marcas de la industria del ocio, el Madrid es, en realidad, un club, una asociación sin ánimo de lucro, algo que parece irónico en una actividad en la que se pagan los mejores salarios, no sólo a los futbolistas, y se cobran las entradas más caras del mundo del espectáculo. Ningún jugador es eterno, es cierto, pero el número de grandes jugadores que ha dejado el Madrid entre polémicas, desde Di Stéfano a Cristiano, señala un mal de nuestro fútbol. El portugués, no obstante, nunca ha sido un personaje de consenso, ni siquiera en el madridismo, por lo que el desgaste emocional puede ser menor de lo esperado. Para los hinchas de la Juventus significa una inyección de autoestima, pues se trata de una simbólica victoria sobre un rival, aunque pronto exigirán correspondencia. Cristiano, por su parte, ha reclamado reiteradamente ser querido, porque en su opinión no lo era lo suficiente en España, donde además ha sido condenado por haber cometido delito fiscal. Sin embargo, el astro desconoce algo de sí mismo, y es que nada le estimula tanto como ser odiado.

El desgaste del presidente

La decisión de no atender la totalidad de las peticiones económicas de Cristiano y, por tanto, abrirle la puerta del Madrid, es de alto riesgo para Florentino Pérez. El momento es, además, delicado, pues la salida se produce al mismo tiempo que la de Zidane, el entrenador que ha llevado al club al ciclo más floreciente de su mandato. El crédito de lo conseguido, la ilusión por el proyecto del nuevo estadio y las dificultades estatutarias para posicionarse como opositor, permiten a Florentino sentirse seguro, pero un clima enrarecido haría sentirse incómodo a un dirigente hipersensible a la crítica. El futuro tiene la palabra, y lo único claro es lo que dice el pasado: el Madrid siempre tiene futuro, con o sin Cristiano.

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La marcha de Cristiano no es sólo la de un grandísimo goleador o una estrella. Es el adiós a un icono, el más potente del fútbol actual en términos de imagen, y el adiós a una época, la más floreciente del Madrid a nivel internacional, con cuatro Champions en cinco años, después del Madrid de Di Stéfano. La operación abre incertidumbres en todos los escenarios, no únicamente en el terreno de juego.

La situación deportiva

La pérdida de un goleador con los números de Cristiano es irreparable, no hay duda. La prueba es la forma en la que el Madrid, un equipo que necesita gran producción para compensar los desequilibrios tácticos propios de los grandes clubes, se ha resentido de sus periodos de ausencia, breves, o de sequía. La pasada temporada, en la que la Liga se esfumó en el primer tramo, es un buen ejemplo. En el mercado no existe otro delantero, hoy, capaz de alcanzar sus números. Sólo Messi, un sueño imposible de Florentino Pérez. Sin embargo, la búsqueda de un goleador, o más de uno, es necesaria, además de replantear situaciones como la de Bale, que insinuó su adiós en Kiev. Los movimientos de caza mayor originan siempre un efecto dominó.

Julen Lopetegui, que arranca el nuevo proyecto, debe pensar en cómo hacer al Madrid tan competitivo como era con menos goles. Seguramente, con menos tantos en contra, con la regularidad sobre la que edificar su primer objetivo: la Liga. La Juventus, en cambio, incorpora a un goleador sobresaliente, pero la realidad es que no lo necesita para ganar el 'Scudetto', algo que ha hecho sucesivamente en los últimos años, con Morata, Mandzukic o Higuaín. Con Cristiano espera la Champions, y eso es otra cosa. Los títulos necesitan del contexto, y eso el portugués también lo sabe. No obstante, jugar en la Juventus después de haberlo hecho en Manchester United y Madrid es culminar una carrera con la presencia en los tres clubes más poderosos de los tres torneos de referencia, pese a la depresión de la Serie A. Cristiano es un buen antídoto para combatirla.

La operación económica

La operación perfecta en el fútbol es que la venta de un jugador se produzca después de que haya dado un alto rendimiento deportivo y, además, su salida deje beneficios. Es decir, se genere una plusvalía con respecto al precio por el que se adquirió. El Madrid puede afirmar que ambas se han cumplido, aunque el beneficio, pequeño, ya que el club invirtió 94 millones en su contratación, hay que ponerlo en el contexto del mercado, sometido a una inflación galopante desde la compra de Neymar por parte del PSG, a cambio de 222 millones. Buena parte del desencuentro actual se debe a la situación creada por esa operación. A pesar de que el precio por el que se ha ido Cristiano a la Juventus (105 millones) es menos de la mitad de lo pagado por el brasileño, no se trata de una venta desventajosa para el Madrid, ya que el portugués tiene 33 años y el final de su carrera se aproxima inexorablemente. Es algo que la entidad blanca también ha valorado en el momento de decir no a sus peticiones. El Madrid no es un club vendedor, no persigue rentabilidades a corto plazo, pero, en cualquier caso, no puede decirse que haya realizado una mala operación en términos estrictamente económicos. La incógnita es cuánto deberá invertir para reemplazar la figura de Cristiano, a efectos deportivos y de mercado. El jugador consigue uno de sus objetivos, como era mejor sus ingresos y prolongar su estatus en los años venideros.

El modelo de negocio

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En los juzgados de Pozuelo de Alarcón, imputado por defraudar 14,7 millones a Hacienda y, pese a que ese fraude le podría conllevar siete años de cárcel, se atrevió a reprochar a la juez Mónica Gómez Ferrer. "Si no me llamara Cristiano Ronaldo no estaría aquí", soltó. Aquel día para muchos se rompió un vínculo, quizá el último. Hasta entonces, el egoísmo de Ronaldo se entendía parte de su fútbol, el motivo de muchísimos de sus goles. A partir de entonces, esa actitud se estableció inaceptable.

En sus nueve temporadas en el club blanco, el delantero había escuchado silbidos en el Santiago Bernabéu en media docena de ocasiones, pero éstos siempre acaban difuminándose. En los últimos tiempos, en cambio, después del fraude fiscal destapado por EL MUNDO y los demás miembros de la red EIC a través de los documentos de Football Leaks obtenidos por el semanario alemán Der Spiegel, el hastío del público ya era definitivo. Tanto que su reclamación en la celebración de la última Champions se le volvió en contra. Tanto que no hubo reacciones cuando hace unos días se descubrió que negociaba su marcha a la Juventus.

"Quien no debe, no teme", contestaba Ronaldo a las primeras revelaciones de Football Leaks y mantendría esa actitud hasta la conclusión de su caso. Al final tuvo que declararse culpable de cuatro delitos fiscales y aceptar dos años de cárcel y una multa de 18,8 millones. A las revelaciones y sus socios de EIC, de hecho, siempre respondió de la misma manera: con unas declaraciones altivas, en televisión o en Instagram.

Riesgo en Italia

Cuando el 3 de diciembre de 2016, se reveló que Ronaldo había desviado 150 millones de euros a una empresa pantalla en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas, su respuesta cumplió ese guion. "¿Me ves preocupado?", contestó en una entrevista antes de repetir su "Quien no debe, no teme". Cuando el 13 de junio de 2017, Se reveló que la Agencia Tributaria le acusaba de defraudar 14,7 millones entre 2011 y 2014, su disposición no cambió. "A la gente le molesta mi brillo, los insectos atacan a las lámparas que brillan", escribió en Instagram.

Ese proceso, culminado con su declaración en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, erosionó su imagen tanto o más que el propio fraude. Muchos otros jugadores, como sus ex compañeros Marcelo, Pepe, Coentrao o Xabi Alonso, o como Messi, Mascherano o Alexis Sánchez fueron denunciados por Hacienda sin que ese proceso les distanciaría de sus propios seguidores.

Ahora en sus manos está decidir cómo tributar en Italia, donde futbolistas como Francesco Totti o Alessandro Del Piero ya han sido perseguidos por utilizar compañías para gestionar sus derechos de imagen. Cuando llegó a España cambió sustancialmente el esquema fiscal que utilizaba en Inglaterra: cerró la empresa en Londres con la que tributaba por sus ingresos nacionales y decidió desviar todos sus beneficios a Islas Vírgenes Británicas. Acabó condenado por ello.