En el Mediterráneo surgieron las primeras civilizaciones capaces de crear imperios comerciales gracias a su dominio de la navegación y del comercio, consiguiendo controlar amplias áreas y a otros pueblos utilizando la diplomacia, el intercambio de productos y la superioridad técnica y cultural. A estos imperios comerciales marítimos se les llamó talasocracias, que se fueron desarrollando y sucediendo en el Mediterráneo, desde la costa oriental, en donde se asentaban los fenicios, a las islas del Egeo, en donde se fueron imponiendo distintas civilizaciones, desde la minoica y la micénica a la propia civilización griega, pasando al Mediterráneo occidental, en donde se impondrían los cartagineses, los etruscos y posteriormente los romanos.