La verdad es que, a medida que íbamos viendo estos temas, me han surgido algunas preguntas que pueden ser interesantes para hacer pensar y reflexionar sobre algunas cuestiones tratadas en clase.
Por ejemplo, me he preguntado si realmente todas las personas tenemos la misma capacidad de aplicar la ética en la sociedad y los demás seres humanos. Si la razón práctica y la ley moral están en todos nosotros, ¿por qué hay personas que actúan de forma tan egoísta o injusta? Si tuviera que responder, diría que es a causa de la sociedad o el contexto en el que se han criado, pero aun así es una duda que me ha surgido.
Otra duda que me ha venido es que, si sabemos lo que está bien, ¿por qué a veces elegimos actuar mal? En ocasiones sabemos que algo no está bien, pero aun así lo hacemos. Me pregunto si eso significa que no somos tan libres como creemos. A lo mejor nuestras decisiones no vienen solo de la razón, sino también de los miedos, los deseos, las emociones o incluso de la presión de los demás. Entonces, ¿somos realmente autónomos o estamos más condicionados de lo que pensamos?
Sobre la autonomía me ha surgido otra duda: ¿ser autónomo es hacer todo solo, sin que nadie te diga nada, o es más bien saber decidir por ti mismo, pero sabiendo que vivimos en sociedad, y que nuestras decisiones también afectan a los demás? Ahora que mi generación estamos en un momento clave de nuestra vida, el tema de la autonomía de cara al año que viene es una preocupación que tenemos todos en mente a la hora de irnos a vivir solos, por eso creo que me ha surgido esta duda. Para mí, la autonomía no es solo independencia, sino también responsabilidad y conciencia de lo que hacemos.
Todas estas preguntas me han hecho ver que la ética no es algo cerrado, sino un camino de reflexión continua donde siempre hay algo nuevo que aprender.