En este curso de filosofía, he descubierto una nueva forma de ver el pensamiento humano, mucho más crítica y estructurada de lo que estaba acostumbrado. He aprendido que no solo pensamos durante nuestra etapa adulta, también cuando somos niños nos planteamos preguntas que son más complejas de lo que parece. Tenemos una mente privilegiada que ningún otro ser vivo puede entender ni compartir. Desde que nacemos le buscamos un sentido al mundo y queremos encontrarle un "porqué" a todo.
Además, he aprendido conceptos que, al principio, me parecían bastante complicados, pero que ahora entiendo mejor y que creo que me han cambiado la forma de pensar y de ver la filosofía. Por ejemplo, los términos arkhé y physis. El arkhé, que es el origen de todo, me ayudó a comprender cómo los primeros filósofos intentaron buscar una explicación universal para el mundo. La physis, por otro lado, trata sobre la naturaleza y la realidad. Al pensar sobre estos conceptos, me he dado cuenta de que no solo sirven para entender cómo empezó la filosofía, sino que también me hacen pensar en temas más profundos, como el propósito de las cosas o si realmente hay un orden detrás de todo lo que existe.
He descubierto que la filosofía que estamos estudiando, que viene desde el siglo VI a.C., sigue siendo útil hoy en día. Las ideas que los filósofos de esa época pensaron no solo tienen sentido para su tiempo, sino que también nos sirven para entender lo que está pasando en el mundo actual. No solo en los problemas sociales y políticos, sino también a nivel personal, porque nos hace reflexionar sobre nosotros como individuo.
Desde que empezamos el curso me he dado cuenta de que cada vez pienso más las cosas, me hago más preguntas e intento tener un pensamiento más critico. A través de algunas experiencias que he vivido durante este trimestre, he aprendido que las respuestas no siempre están donde las busco, y que a veces las preguntas importantes son las que más duelen. Por ejemplo, afronté una situación complicada, con una persona que fue importante para mí. En ese momento, sentí que todo se salía de mi control, que no había una "razón lógica" detrás de lo que estaba pasando, sentía que la cabeza me daba vueltas, pero no quise descontrolarme, utilicé el sentido de la razón para preguntarme "por qué me está pasando esto", "qué me quiere enseñar esto". Este tipo de cosas creo que me definen bien como persona y es algo que he estado desarrollando durante el primer trimestre.
Además, he estado bajo mucha presión para intentar conseguir una beca en la universidad, algo que me preocupa porque no sé si lo lograré. Esto lo puedo relacionar con las ideas de Platón sobre el mundo sensible y el mundo suprasensible. Siento que estoy atrapado entre dos realidades: la que espero alcanzar, en la que todo parece perfecto y maravilloso, y la que vivo ahora, llena de incertidumbre y esfuerzo constante. Filosofar sobre estos conceptos me ha ayudado a calmarme un poco, a entender que no todo está en mis manos y que hay cosas que escapan a mi control, me gusta la frase que dice "no te preocupes por lo que no puedes controlar".
Por otro lado, trabajar con textos filosóficos y debatir en clase me ha hecho mejorar en muchas cosas. Antes me costaba mucho estructurar mis ideas, pero ahora siento que soy más capaz de relacionar conceptos y presentarlos de manera lógica y rápida. Esto no solo me ayuda a participar en clase, sino también a entender mejor las diferentes perspectivas que tienen los diferentes filósofos. En resumen, este curso no solo me ha enseñado filosofía, sino también una forma nueva y más madura de pensar y expresar lo que creo y siento.