La filosofía consiste en hacerse preguntas constantemente sobre cualquier cosa. Para eso sirve, para ir más allá de lo comprobable o lo que creemos conocer. Posiblemente, haya preguntas sin respuesta o con múltiples respuestas, pero esa es justamente la cuestión, llegar a ellas y seguir preguntándonos siempre.
Durante estos meses, ha habido una pregunta que ha predominado sobre las demás: ¿qué hay después de la muerte? Es curioso porque no es algo en lo que suela pensar demasiado. Imagino que, a mi edad, es más común hacerse otro tipo de preguntas, como ¿qué será de mi futuro?, o ¿qué haré este fin de semana? Pero creo que también es importante ir más allá de lo cotidiano y preguntarse por la vida misma.
La muerte es un tema que asusta, sobre todo porque no tenemos control sobre ella, y la incertidumbre de no saber qué hay más allá nos inquieta. Yo siempre he creído que hay algo más, que esto no se acaba aquí. Creo que el alma, como ser, sigue su camino hacia otra vida. Pero el problema es que nadie puede estar seguro, y esa duda es lo que me genera más preguntas. Preguntas que no podrán ser contestadas.
Últimamente, también me ha dado por pensar en los sueños, ya que me considero una persona que sueña muchas cosas, y he llegado a veces a confundir la realidad que conocemos con estos sueños, pero ¿qué son realmente? A veces parecen recuerdos desordenados, otras veces son cosas que nunca han pasado, pero se sienten muy reales. Hay sueños que olvidamos en cuanto despertamos y otros que no se nos van de la cabeza en horas. Pero ¿tienen algún significado o son solo imágenes sin sentido? Y si en los sueños vivimos cosas que en la realidad no pasan, ¿hasta qué punto lo que llamamos "realidad" es lo único que existe? El otro día escuché una frase que hablaba sobre los sueños que me pareció interesante, "Los sueños expresan todo lo que no has podido vivir ni experimentar durante tu realidad, y es a través de ellos que te puedes realizar". No sé qué creer, pero este tema del mundo de los sueños es algo que me fascina.