En la Porta do Bispo de Aguirre nos esperaba el siguiente franciscano. Un hombre de azul se acercó a nosotros. Muy amable, nos acompañó hacia las inmediaciones de la Catedral.
En un callejón, unos señores estaban descargando un camión de bebidas, sin más, el hombre de azul se dirigió a ellos.
-Coged a la miserable esta y metedla en el camión. Al acompañante lo elimináis. ¡Rápido!.
El hombre de azul era de la “Orden Negra”. Todos eran de la “Orden Negra”. Los gritos del agente no alertaron a nadie, fue tremendamente golpeado e introducido en el camión, maniatada y con una mordaza.
El hombre de azul se hizo pasar por el agente. Entró en la catedral, localizó al fraile de la “Orden de Iacobi”, un señor con camisa de cuadros rezando.
-Buenos días, soy el Agente X. Vengo a por la Página Siete.
Al fraile le dio mala espina lo directo que se presentó, aún así le planteó los retos. El hombre de azul los resolvió rápidamente. Cuando el fraile fue a entregarle la página, una voz se escuchó al fondo de la Catedral acercándose a ellos poco a poco.
-¡No, Paco, no le des la página!. Este hombre es un impostor. Se hizo pasar por mí en la muralla. Unos hombres se hicieron pasar por policías para retenerme, pero me di cuenta de que eran unos impostores y pude escapar.
El hombre de azul salió corriendo. Al cruzar la calle, un coche le atropelló. Sería la maldición o no, quién sabe, pero se atrevió a resolverlo y murió.
Los miembros de la “Orden de Iacobi” vieron el accidente al intentar alcanzarle, estaban en shock. Tras unos minutos una mujer se acercó a ellos.
-Por favor, necesito ayuda, he visto cómo unos hombres secuestraban a una mujer. Está en ese camión de bebidas.
Los secuestradores estaban intentando reanimar al hombre de azul. Mientras, ellos rajaron la lona y la liberaron.
Se la llevaron a dar un paseo para relajarla.
-Gracias por todo, pero necesito hacer las pruebas ya. No tengo tiempo, por aquí me estoy exponiendo mucho. Son peligrosos
Ellos accedieron.
A la salida marcharon hacia Friol, se quería separar de los caminos más concurridos. Uno de ellos le acompañó. El camino era muy tranquilo, no se veía ningún peregrino. La agente intentaba caminar con la rodilla inflamada por el golpe, cada paso era un reto. De repente, dos coches a gran velocidad se aproximaron. La agente intentó evitarlos, pero el blanco golpeó con el parabrisas la mochila. Ella salió despedida y se golpeó la cabeza. El acompañante, rápidamente, tiró de ella y la entró entre la maleza. La puso en pie y pasó el brazo por su hombro, a duras penas podían avanzar. Los coches pararon, y el sonido de los portazos avisaban de que se habían bajado. El acompañante y la agente intentaron huir a prisa, pero era imposible. La agente se estaba mareando, estaba sangrando por la cabeza.
-Para, para por Dios. No podemos seguir así. Escóndeme aquí por favor. Toma, estas son las Páginas, llévalas a Friol, escondelas allí. Ya mandaré a alguien que las encuentre. Huye por favor.
El acompañante escondió con ramas al agente en un hueco entre raíces de pinos. Él pudo escapar. La agente esperó a que se marchasen para hacer una llamada.
-¿CSIC?, soy el Agente X. Estoy mal herida en las coordenadas que os enviaré. El objetivo está escondido en Friol. Enviad a los chicos. Una organización nos está boicoteando. Si van ellos, no sospecharán, me buscan a mí. Aborto misión.
Se hacía necesario, por tanto, reemplazar al AgenteX. A partir de ahora serían los propios chicos y chicas los que continuaran la búsqueda de las páginas, pero antes de eso la Orden los sometió a unas pruebas de nivel. Era imprescindible que demostraran sus conocimientos globales en Matemáticas y en Química si iban a merecer continuar con la misión.
Para ello, el alumnado tuvo que superar las pruebas que les indicó el geocaching. Concretamente, fueron 4 minipruebas de Matemáticas y otras 4 relacionadas con la Química.