Tras 250 años, será restaurado el órgano mayor de la Catedral de Almería

Al llegar Claudio Sanz y Torres el Obispado de la diócesis de Almería en 1761, la situación de los órganos y otros elementos de la Catedral era bastante deficiente. Este prelado donó 300.000 reales de vellón para sufragar, entre otros elementos, un nuevo, magnífico y suntuosos órganos.El encargo fue hecho al organero delRey, de nombre LeonardoFeernández Dávila, quien por entonces estaba construyendo el órgano del PalacioReal de Madrid. Entre otros, había construido los maravillosos órganos de la Catedral de Granada.

El nuevo órgano fue contratado por el prelado en junio de 1768 y se erigió en el lado del Evangelio, el izquierdo mirando al AltarMayor.La entrega al templo catedralicio se realizó a finales del año siguiente. Tras la guerra civil de 1936 se encargó un órgano nuevo para aumentar la calidad y cantidad de sonido en la Catedal a Pedro Chys Guillemín, organero de Granada, quien finalizó su trabajo en 1944, instalándolo frente al principal.

El Ayuntamiento de nuestra ciudad se interesó por el mantenimiento de los órganos catedralicios en el año 2004 y pidió que el Cabildo realizase un estudio de la situación de los mismos y una propuesta de restauración. Ésta se retomó por el Cabildo catedralicio con vistas a la celebración del añoJubilar conmemorativo delVCentenario de la Catedral de Almería este 2024.

En el proyecto de restauración del órgano pueden leerse párrafos como éste:“Reconstruir el órgano del Evangelio de 1968 significará la recuperación de un instrumento singular, representativo de los órganos de las Catedrales españolas de los siglo XVII y XVIII. Ello nos permitirá disponer de un órgano de estilo español tradicional, con las posibilidades musicales que nuestra herencia histórica nos ofrece”.

El órgano mayor catedralicio consta de 2505 tubos sonoros, de los cuales 184 son de madera. Su financiación se llevará a cabo con las aportaciones y donaciones que, de diversos modos, realicen organismos públicos, privados y particulares que deseen ser partícipes de tan ilusionante proyecto. Cualquiera puede ser patrocinador o benefactor costeando uno o más tubos y con la opción de que su nombre quede grabado en ellos para la posterioridad durante siglos.