Reportaje de la agricultura andaluza

El mar de plástico es tan exagerado que desde el espacio puede verse un brillante punto blanco en el Sudeste español. Los plásticos se queman ilegalmente o acaban abandonados en cualquier parte: en ríos, en arroyos y en el mar. Los fondos marinos están plastificados. Son una plaga en Almería. El plástico es demasiado barato y tirarlo es gratis.La agricultura en España es de las más contaminantes del mundo. Los agricultores no saben lo que están haciendo y las autoridades no quieren educar ni controlar. El poniente almeriense libera al medio ambiente 5.000 toneladas al año de fitosanitarios (0,2 toneladas por hectárea). El uso de plaguicidas conlleva graves riesgos medioambientales: contaminación del agua, del suelo, de los alimentos y también de todos los residuos que salgan del invernadero (residuos plásticos, vegetales, etc.). Tarde o temprano, muchos de estos lixiviados llegan al mar, el cual está siendo envenenado. Almería es una de las zonas más secas de España, con un riesgo alto de desertificación. Una planificación sensata tendría que reducir el número de regadíos para reducir las necesidades de agua y evitar depender de tecnologías caras e insostenibles, como las desaladoras y los trasvases hidrológicos. Desalar agua del mar es bonito, pero requiere mucha energía y la salmuera resultante puede contaminar si se libera en exceso. Los trasvases son atentados ambientales, porque consisten en robar agua de un río para intereses económicos, normalmente insostenibles. Quemar los restos vegetales está prohibido (Ley Nacional de Residuos y Suelos Contaminados 22/2011), no solo por la contaminación del aire, sino por las graves molestias para las viviendas cercanas (es una eliminación incontrolada de residuos). Respirar ese humo es poco saludable (más aún si se queman plásticos). En Murcia es un problema cotidiano que el gobierno regional no quiere controlar. En Almería, sabemos que se queman plásticos y todo lo que estorbe.En 2018 la provincia de Almería concentraba el 87’4% del total andaluz de superficie dedicada a invernaderos (la mayor concentración del mundo). No hay ningún límite y nadie se atreve a ponerlo. No hay control de pozos ni de territorios ocupados. Toda Andalucía está en riesgo de sequía, porque sabemos que el Cambio Climático reducirá la cantidad de agua disponible. Por ello, debemos fomentar los cultivos de secano, en vez de hacer justo lo contrario. En España se calcula que existe un millón de pozos ilegales, lo cual supone un robo y un peligro para la vida. La mayor concentración de esos pozos está en Andalucía y Murcia (siendo especialmente grave lo que pasa en Doñana). Sería sensato pensar en devolver espacios a la naturaleza (como está haciendo Holanda, por ejemplo). La paradoja de Almería consiste en una agricultura potente con una renta ínfima. Los millones de beneficios se quedan en unas pocas manos. Sus coches de lujo pueden verse en las calles de pueblos como El Ejido (donde también afloran cientos de oficinas bancarias). Son trabajos basura: los trabajadores de los invernaderos están mal pagados, con los ingresos más bajos del país. También se sabe que hay mucha economía sumergida y muchos trabajadores inmigrantes que trabajan no solo ilegalmente, sino en condiciones que ningún español aceptaría. Miles de trabajadores extranjeros viven en chabolas en condiciones deplorables. La estafa de los agricultores se ha cifrado en 45 millones de euros al año. Muchos trabajadores españoles prefieren trabajar en negro, aunque luego se quejen de las pensiones que les quedan (muy bajas en toda la provincia). Los inspectores laborales y fiscales son torpes o insuficientes ante tanto fraude. Esta desigualdad es muy posible que esté detrás de la violencia y del machismo que sufre la zona.El sistema almeriense de invernaderos ni siquiera es un método inteligente ni eficiente. Estamos casi acostumbrados a noticias que revelan cómo se tiran toneladas de alimentos: tomates, sandías o melones, por poner unos ejemplos. Los precios son a veces tan bajos que, para los agricultores, lo más barato es tirar parte de la cosecha. Un crimen humanitario y ecológico que debería impedirse y sancionarse. Hay que denunciar también que los intermediarios son los que más beneficio se llevan, poniendo el mínimo de trabajo. En algunos productos el incremento de precios llega al 1.500%.




En mi opinión tienen que poner fin a esto mediante estos pasos: 

1.No permitir nuevos cultivos, al menos en zonas tan sensibles como Almería, Murcia o Doñana, y controlar bien que no se creen ilegalmente. Las imágenes por satélite pueden facilitar mucho el control.                                                                                 

2. No permitir pasar terrenos de secano a regadío, y  controlarlo exhaustivamente.

3. Exigir que se declaren los cultivos y los pozos ilegales y darles una moratoria de unos años cultivando solo cierto porcentaje de su terreno (máximo un 70%, por ejemplo). Tras ese plazo, se les acabaría el permiso legal. Los cultivos no declarados deberían ser perseguidos, multados e incluso penalizados con la expropiación de sus tierras. Una moratoria serviría para animar a los agricultores/ganaderos a declarar sus actividades y a evitar problemas más graves.

4. Reducir y controlar la aportación máxima de fertilizantes por hectárea. Un reciente Real Decreto pretende limitar el uso de fertilizantes, pero únicamente reduce un 20% y exclusivamente en algunas zonas que considera vulnerables, sin entender que todas las regiones son vulnerables a la contaminación.

5.Cada parcela agraria debe, como mínimo, dedicar el 5% del terreno a setos de vegetación natural. Se deben usar los llamados filtros verdes para reducir los nutrientes que salen de cada parcela.

No estamos produciendo alimentos saludables. Un estudio de Reino Unido encontró 122 pesticidas en 12 productos de frutas y verduras (casi todas las naranjas y uvas están contaminadas). Son tóxicos relacionados con el cáncer. Producimos mucho; tiramos mucho; y mucho de lo que producimos es para alimentar ganado, un sistema muy ineficiente y contaminante de producir alimentos.

Conclusiones

El sistema almeriense de invernaderos, el cual se está implantando en otras regiones (como Huelva o Granada), debe reformularse para reducir la cantidad de invernaderos y avanzar hacia la agricultura ecológica. El reto no es opcional, si queremos una transición tranquila e inteligente. Es también necesario mejorar la inspección laboral, así como el control de precios, del plástico, de los fitosanitarios, del territorio, del uso del agua y del despilfarro de comida.

En mi opinión esto que está pasando en la zona de Andalucía, es un desastre naturalmente, porque cada vez en Andalucía las tierras se están contaminadas por el plástico de los invernaderos, las ramblas, las playas, los ríos están muy contaminadas por la culpa de los invernaderos. Y las aguas de los acuíferos están contaminadas por la culpa de los fertilizantes. Además hay algunos jefes que le dan a sus empleados trabajo sin alta y cortijos hechos un asco. Personalmente me afecta ya que vivo rodeado de iinvernaderos y el aire que respiro está lleno aveces de fertilizantes . En mi opinión los plásticos de invernaderos que tiran a la rambla o al mar está perjudicando a los animales marinos y luego nosotros los pescamos y lo comemos nosotros mismos.

Lo que quiero decir es que los jefes no piensan en el ambiente solo piensa en dinero, dinero y dinero. Esto para está absolutamente imposible de comprender como los agricultores no piensan en los otro ni siquiera en ellos y esto nos va a perjudicar más alante pero ya está empezando.