Los textos descriptivos representan por medio de palabras, objetos, lugares, personas, animales, ambientes, etc. El autor de un texto descriptivo pretende que a través de las palabras seamos capaces de imaginar lo que se está describiendo. Se trataría, por tanto, de una especie de pintura con palabras.
Predomina el estilo nominal. Uso de adjetivos y sustantivos.
Las comparaciones: se comparan dos elementos que tienen alguna semejanza a través del adverbio COMO: calvo como un peñasco, negro como una caverna...
Las metáforas: comparación entre dos elementos que tienen alguna semejanza sin utilizar el adverbio COMO: nariz de garbanzo, patas de alambre, boca de fresa...
Dependiendo de cuál sea el elemento de la realidad que estemos describiendo podemos diferenciar los siguientes tipos: descripción de lugares, animales, objetos, personas y ambientes. Dos de estos tipos merecen una explicación adicional:
• El retrato: Texto en el que se describe a una persona. Podemos distinguir varios tipos:
✓ La prosopografía: Descripción de aspecto físico de las personas. Se centra en aspectos externos que son observables a simple vista: altura, apariencia física, ropa, rasgos de la cara, etc.
✓ La etopeya: Describe el carácter de las personas: su personalidad, su
comportamiento, sus cualidades morales, etc.
✓ La caricatura: Consiste en distorsionar, exagerar o deformar los rasgos de una
persona para crear un retrato humorístico o satírico.
• La descripción de ambientes: Consiste en señalar los elementos que en conjunto contribuyen a crear un determinado clima de tristeza, alegría, inquietud... Por ejemplo: una romería, un partido de fútbol, unos carnavales, una cena de Navidad, etc.
Texto descriptivo de una planta: Los cactus.
Las cactáceas son plantas de la familia de las suculentas. Son originarias de América pero también se encuentran en África y Madagascar. Son de tamaño mediano, grande o pequeño. En su interior contienen gran caudal de sábila como reserva de líquido dado que son plantas que se encuentran en climas desérticos (secos).
Estos cactus presentan flores atractivas, solitarias y hermafroditas, es decir unisexuales. Su tamaño varía según cada especie. Así, se puede encontrar cactus de gran tamaño (más de 2 metros) como pequeños (de unos pocos centímetros).
Texto descriptivo de un objeto: Una lámpara.
Es un receptor que convierte la energía. Aunque comúnmente se conoce a la lámpara como un objeto unificado, lo cierto es que se puede dividir en dos partes: por un lado se encuentra la luminaria (que es el aparato que sirve de soporte) y la lámpara propiamente dicha que es el dispositivo que produce la luz (bombilla, foco, etc).
Aunque originalmente las lámparas solo tienen como función iluminar un cuarto o sector del hogar, existen lámparas de todo tipo y se puede realizar una gran clasificación según su antigüedad, su precio, su durabilidad, su estilo, etc.
Texto descriptivo de la venta de un mueble.
El combo se compone de una mesa de roble de 4 metros x 3,50 metros y 4 sillas de roble. La mesa tiene la opción extensible convirtiéndose en una mesa de 6 metros de largo. Tanto la mesa como las sillas presentan una capa de lustre para la protección de la madera y su mayor durabilidad. Además es posible la opción de comprar 2 o 4 sillas más en caso que el comprador así lo requiera.
Texto descriptivo del alquiler de un inmueble.
El departamento cuenta con 95 Tiene una orientación nordeste con vista al jardín principal del edificio. Cuenta con 4 dormitorios, living comedor, desayunador y cochera cubierta.
El departamento es amplio, luminoso y con vista hacia los 4 puntos cardinales pues tiene grandes ventanales para aprovechar la luz natural. Los servicios que se encuentran incluidos con el alquiler del inmueble son: luz, gas, agua potable y expensas.
En cuanto a las comodidades que se pueden utilizar, el edificio cuenta con terraza, piscina cubierta y un gimnasio. Todos estos servicios pueden ser utilizados por los inquilinos o propietarios previa coordinación de días y horarios con el personal encargado.
Texto descriptivo de un árbol: El Ceibo.
El Ceibo es un árbol originario de Sudamérica. Este árbol puede llegar a medir entre 5 y 10 metros de alto. En ciertas ocasiones se han hallado árboles de Ceibo de hasta 20 metros.
Actualmente se puede encontrar el Ceibo en los países de Paraguay, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina. Mayormente crece en lugares que se inundan con facilidad.
El Ceibo no se encuentra en bosques o en zonas que no sean fácilmente inundables. Posee una flor (la flor del Ceibo) que ha sido declarada como la flor nacional para los países de Argentina y Uruguay.
Texto descriptivo de un virus: H1N1.
El virus H1N1 es un tipo de virus que se transmite por el contacto de la saliva, del aire o al ingerir algún producto de origen animal que haya estado en contacto o haya sido portador de este virus.
El virus H1N1 ha mutado en distintos subtipos como la gripe española o la gripe aviar o la gripe bovina. Se cree que este resurgimiento del virus y sus variantes tiene similitudes con el virus de influenza que apareció en el año 1918.
La actual cepa se introdujo nuevamente a la población mundial en el año 1970 causando desde entonces, grandes complicaciones desde el punto de vista de la salud y gran cantidad de muertes (más de 29.000 a nivel mundial). Entre ambas cepas (la de 1918 y la de 1970) sólo existe una diferencia de 25 o 30 aminoácidos de los 4.400 que componen el virus. Por esta razón se considera como un resurgimiento (o nueva cepa) de aquel virus.
Texto descriptivo de un animal doméstico.
El perro de Ana es un perro grande, de color negro. Raza mestiza. Tiene todas las vacunas al día. Se llama “Puppy” y tiene 14 años. Es muy obediente aunque ya está un poco sordo. Como es muy mayor de edad, él duerme todo el día.
Texto descriptivo de una familia.
La familia de José Luis es numerosa. Él tiene 9 hermanos: 5 mujeres y 4 varones. Él es el menor de todos sus hermanos. Todos viven en una pequeña casita que construyó el padre de José Luis antes de fallecer. Esta casa está ubicada en medio de una zona despoblada. Su madre Juana, trabaja todo el día.
Texto descriptivo de una región: Holanda
Holanda es un país que pertenece a una región de los Países Bajos. A menudo se confunde el término “Países Bajos” con “Holanda” cuando el término Holanda sólo comprende 2 regiones de las 12 que constituyen los Países Bajos. Este territorio, está dividido en dos provincias o estados desde el año 1840, formando así “Holanda septentrional” y “Holanda meridional”.
Texto descriptivo de un aspecto de animal: Tigre blanco
El tigre blanco es un tipo de felino subespecie del tigre de Bengala. Casi no presenta pigmentación anaranjada. Es por esta razón que su pelaje es blanco y de allí deriva su nombre. No obstante las rayas negras mantiene su pigmentación. En cuanto a su porte o tamaño, estos tigres suelen ser un poco más grandes que los tigres naranjas. Por esta condición (falta de pigmentación) los tigres blancos ha sido catalogados como animales exóticos y son fuente de gran atracción turística.
El texto narrativo es el relato de acontecimientos de diversos personajes, reales o imaginarios, desarrollados en un lugar y a lo largo de un tiempo.
Cada autor tiene un estilo particular en su narración. No obstante, hay reglas generales que se cumplen en la mayoría de los textos, como la estructura:
Introducción: Aquí se plantea la situación inicial.
Nudo: En esta parte aparece el conflicto. Este problema será el tema principal del texto que intentará ser resuelto.
Desenlace: Finalmente, el conflicto encuentra solución.
Narrador: Puede haber un narrador o más. Puede ser un personaje dentro de la historia (relatará en primera o segunda persona) u omnisciente (narrará en tercera persona).
Espacio: El espacio es de suma importancia en la narración. En la descripción del espacio, podemos encontrar mucho de lo que el autor nos está tratando de comunicar sobre la generalidad del relato.
Tiempo: Existe un tiempo histórico (o externo) que es la época en la que se desarrolla la historia, y un tiempo interno que es la duración de los sucesos del relato. Este tiempo interno puede seguir un orden lineal, o puede haber idas y vueltas en el tiempo, jugando con el pasado, el presente y el futuro.
Fábula “El caballo viejo”, de Esopo
Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a la piedra de un molino. Al verse atado a la piedra, exclamó sollozando:
- ¡Después de las vueltas de las carreras, he aquí a que vueltas me he reducido!
Moraleja: No presumáis de la fortaleza de la juventud.
Para muchos, la vejez es un trabajo muy penoso.
La sordica, de Emilia Pardo Bazán
Las cuatro de la tarde ya y aún no se ha levantado un soplo de brisa. El calor solar, que agrieta la tierra, derrite y liquida a los negruzcos segadores encorvados sobre el mar de oro de la mies sazonada. Uno sobre todo, Selmo, que por primera vez se dedica a tan ruda faena, siéntese desfallecer: el sudor se enfría en sus sienes y un vértigo paraliza su corazón.
¡Ay, si no fuese la vergüenza! ¡Qué dirán los compañeros si tira la hoz y se echa al surco! Ya se han reído de él a carcajadas porque se abalanzó al botijón vacío que los demás habían apurado...
Maquinalmente, el brazo derecho de Anselmo baja y sube; reluce la hoz, aplomando mies, descubriendo la tierra negra y requemada, sobre la cual, al desaparecer el trigo que las amparaba, languidecen y se agostan aprisa las amapolas sangrientas y la manzanilla de acre perfume. La terca voluntad del segadorcillo mueve el brazo; pero un sufrimiento cada vez mayor hace doloroso el esfuerzo. Se asfixia; lo que respira es fuego, lluvia de brasas que le calcina la boca y le retuesta los pulmones. ¿A que se deja caer? ¿A que rompe a llorar? Tímidamente, a hurtadas, como el que comete un delito, se dirige al segador más próximo:—¿No trairán agua? Tú, di, ¿no trairán?—¡Suerte has tenido, borrego! Ahí viene justo con ella La Sordica... Anselmo alza la cabeza, y, a lo lejos sobre un horizonte de un amarillo anaranjado, cegador, ve recortarse la figura airosa de la mozuela, portadora del odre, cuya sola vista le refrigera el alma. De la fuente de los Almendrucos es el agua cristalina que La Sordica trae; agua más helada cuanto más ardorosa es la temperatura; sorbete que la Naturaleza preparó allá en sus misteriosos laboratorios, para consolar al trabajador en los crueles días caniculares.
¡Si Anselmo no se contiene al encuentro de la zagala, saltaría, a manera de corzo, cuando ventea el manantial cercano!
Como si La Sordica adivinase dónde estaba el más sediento, el más ansioso de aquellos desheredados, recta venía hacia Anselmo, gallardamente enhiesta para sostener el odre mejor, y en la mano una cantarita de añadidura, una cantarita de barro salpicada de divinas gotas de humedad, que a la luz del sol relucían como sueltos brillantes... Y llegándose al segador novicio—leyendo en su cara amortecida la necesidad- le tendió la cantarita, a la cual pegó Anselmo los labios con un suspiro violento, que parecía un sollozo...
Al anochecer, cuando los enormes carros iban camino de las eras, cargados de gavillas, Selmo y La Sordica volvían juntos, por la senda que rodea el lugar; y el mozo decía a la zagala, muy cerca del oído, sin duda a causa del defectillo que declara el apodo:
-Na, mujer; en la chola se ma ha metío y en el querer muy aentro... Tú vas a ser mi novia... No me des un esaire, borrega, que me gustas más que el agua de tu cantarita...
Fragmento de La Eneida, de Virgilio
Canto las armas y a ese hombre que de lastas de Troya
llegó el primero a Italia prófugo por edo y a las playas
lavinias, sacudido por mar y por tierra la violencia
de los dioses a causa de la ira obstinada de lael Juno,
tras mucho sufrir también en la guerra, hasta que fundó
la ciudad y trajo sus dioses al Lacio; de ahí el pueblo latino
y los padres albanos y de la alta Roma las murallas.
El manuscrito de un loco, de Charles Dickens
Las noches aqui son largas algunas veces, muy largas; pero nada son en comparacion con las inquietas noches y terribles ensueños de aquel tiempo. Su recuerdo me estremece. Grandes, sombríos fantasmas con maliciosos rostros se sentaban en los rincones de mi cuarto,y de noche se inclinaban sobre mi, incitándome á la locura. Me decian en voces atronadoras que el suelo de la antigua casa en que murió el padre de mi padre, estaba aun manchado de su sangre, derramada por su propia mano en el furor de su locura. Me cubria los oidos con las manos, pero me gritaban y me gritaban hasta que el cuarto se estremecia con sus acentos, y por todas partes oia que en la generacion anterior á la suya la locura durmió, pero que su abuelo habia vivido por años con sus manos entre grillos, para evitar que se hiciesen pedazos. Sabia que decian la verdad, lo sabia bien. Lo habia descubierto años hacia, aunque me lo quisieron ocultar.
Galerna, de Joaquín Dicenta
Así, esclavizando a la hermosura de su queredora todo el mujerío montañés, canta su cantar el boyero; y van los ecos del cantar extendiéndose por el espacio en himno de amor, que sube y se pierde hacia los orientes de la luz.
¡Amanecer tibio de Julio, el aire te embellece con el musicar de sus besos sobre las hierbas enjoyecidas por los brillantes del rocío; con su ir y venir sobre las aguas del Cantábrico, que se deshace contra el rocaje en caireles de espuma!...
A tus resplandores va contorneándose el pueblecillo pescador.
En la mayoría de las ocasiones que utilizamos la lengua en su modalidad oral lo hacemos a través del diálogo. El diálogo consiste en un intercambio de información entre un emisor y un receptor que van alternando sus papeles y construyen conjuntamente el texto correspondiente.
Por supuesto, el diálogo también aparece en la comunicación escrita: una entrevista en un periódico, un texto teatral, diálogos dentro de textos narrativos (cuentos, novelas, etc.).
A la hora de transcribir un diálogo lo podemos hacer de dos formas:
ESTILO DIRECTO:
Las palabras de los personajes se trasladan literalmente, tal y como han sido dichas.
Cada intervención va precedida de un guión.
Cada intervención utiliza un renglón nuevo.
La voz del narrador va entre guiones.
ESTILO INDIRECTO:
Se cuenta a otra persona lo que se ha dicho en una conversación.
Para ello se utilizan verbos como dijo, preguntó, contestó, gritó...
No se utilizan comillas.
Texto en estilo directo
-¡ Pues sí, Frasquita! –decía el tío Lucas desde lo alto de la parra-: el señor Corregidor está enamorado de ti de muy mala manera...
-Ya te lo dije yo hace tiempo –contesto la mujer-... Pero ¡déjalo que pene! ¡Cuidado, Lucas, no te vayas a caer!
-Descuida: estoy bien agarrado...; también le gustas mucho al señor...
- ¡Mira! ¡No me des más noticias! –interrumpió ella-. ¡Demasiado sé yo a quién le gusto y a quién no le gusto! ¡Ojalá supiera del mismo modo por qué no te gusto a ti!
-¡Toma! Porque eres muy fea... –contestó el tío Lucas.
-Pues oye..., ¡fea y todo, soy capaz de subir a la parra y echarte cabeza abajo al suelo!...
(Pedro A. De Alarcón. El sombrero de tres picos)
Texto en estilo indirecto
Una vez reunida la tertulia, el señor obispo tomó la palabra, y dijo que, por lo mismo que habían pasado ciertas cosas en aquella casa, sus canónigos y él seguirían yendo a ella lo mismo que antes. Exhortó paternalmente a la señá Frasquita para que en lo sucesivo fuese menos provocativa y tentadora en sus dichos y ademanes, y procurase llevar más cubiertos los brazos y más alto el escote del jubón; aconsejó al tío Lucas más desinterés, mayor circunspección y menos inmodestia en su trato con los superiores; todos contestaron que así lo harían y acabó dando la bendición a todos y diciendo que como aquel día no ayunaba, se comería con mucho gusto un par de racimos de uvas.
(Pedro A. de Alarcón. El sombrero de tres picos)
-Sílaba: Grupo de sonido que se pronuncia de una sola vez dentro de una palabra, es decir, cada golpe de voz que damos al decir una palabra. Ej.:
Or-de-na-dor Li-bro Sol
-Palabra: Unidad de la lengua que tiene significado y puede aislarse mediante pausas en la lengua hablada y por espacios en blanco en la escritura. Ej.: día, construir, esperanza, aquí, etc.
-Sintagma: Palabra o grupo de palabras que se relacionan estrechamente entre sí y que cumplen una función sintáctica dentro de la oración. Ej.:
Unidad 1 len4_ pág. 7
La casa de mis tíos tenía goteras Sintagma Nominal Sintag. Verbal
-Enunciado: Palabra o grupo de palabras que transmiten un mensaje completo, con una entonación adecuada y una intención comunicativa. Hay dos tipos de enunciados:
a) Frases: Comunican mensajes cortos y no tienen verbo. Ej.:
Al fondo a la derecha. Hola. ¡Muy bien!
b) Oraciones: Pueden comunicar mensajes más largos y tienen verbo. Ej.:
No conozco a nadie aquí. Estaban cantando todo el tiempo.
-Texto: Es la unidad máxima de comunicación. Lo habitual es que conste de un conjunto de enunciados (un libro, un discurso, una conversación telefónica, una noticia periodística), pero en ocasiones puede ser una sola palabra: ¡Ayuda!
La mayoría de las palabras pueden dividirse en elementos más pequeños con significado. Por ejemplo:
Tontería: Tont + ería Hipersensible: Hiper + sensible Armarios: Armario + s
A estas unidades mínimas con significado que se combinan formando palabras las llamamos morfemas. Hay tres tipos de morfemas:
Morfema léxico o lexema: Es la raíz de la palabra, la parte que soporta el significado central, el que es común a otras palabras de su misma familia. Ej.:
pan es el morfema léxico en panadería, panecillo, empanada. niñ es el morfema léxico en niño, niñería, niñez.
Morfemas flexivos o desinencias: Aportan los significados de género (masculino y femenino), número (singular, plural) y en los verbos indican persona, tiempo, modo y aspecto. Ejemplos:
-s es un morfema de plural en casas -a es un morfema de género femenino en chica -irnos es un morfema verbal que indica 3a persona del plural, pasado, subjuntivo y aspecto perfecto en partimos.
Como vemos, los morfemas flexivos no crean palabras nuevas al combinarse con la raíz o lexema. Por ejemplo: niño, niña, niños, niñas no son palabras diferentes, sino la misma con variaciones de género y número.
Morfemas derivativos: Sirven para formas nuevas palabras. Ej.:
-ero añadido al lexema perch- forma la palabra perchero. -ería añadido al lexema joy- forma la palabra joyería. pos- añadido al lexema guerra forma la palabra posguerra.
Dependiendo de la posición del morfema derivativo con respecto al lexema podemos distinguir dos tipos:
a) Prefijos: se colocan antes del lexema. Ejemplos:
Pre - decir A- moral
b) Sufijos: se colocan detrás del lexema. Ejemplos:
Bell - eza Futbol - ista
A diferencia de los morfemas flexivos, los morfemas derivativos sí crean palabras nuevas al unirse a la raíz. Así, mar, marino, marítimo, marinero, ultramarinos son palabras diferentes creadas a partir de una raíz o lexema común a la que se le han añadido diferentes morfemas derivativos.
Nota: Es importante conocer lo más básico de diptongos e hiatos a la hora de preceder a separa palabras por sílabas:
Es la pronunciación en una sola sílaba de dos vocales seguidas. Existen tres posibles combinaciones:
Una vocal abierta a/e/o seguida de una vocal cerrada i/u no acentuada. Como en: ai-ro-so, au-to-mó-vil, a-cei-te, due-lo, coin-ci-den-cia, es-ta-dou-ni-den-se
Una vocal cerrada i/u no acentuada seguida de una vocal abierta a/e/o. Por ejemplo: a-bre-viar, a-brie-se, ac-cio-no, ac-tuar, a-bue-la, a-mor-ti-guo
Dos vocales cerradas i/u seguidas. Como en: ciu-da-da-no, cui-da-do
Un hiato consiste en dos vocales contiguas que se pronuncian en sílabas distintas.
Se produce cuando dos vocales abiertas a/e/o están en contacto. Como por ejemplo en: ca-er, an-cho-a
O bien cuando lo está una vocal abierta a/e/o con una cerrada i/u acentuada. Como por ejemplo en: tra-í-do
-Palabras primitivas: Son palabras que constan solo de lexema y que no llevan morfemas derivativos. No se han formado a partir de ninguna otra palabra, sino que son ellas las que dan origen a otros vocablos.
Ejemplos: pan coche. leche mar regla
-Palabras derivadas: Son aquellas formadas añadiendo al lexema o raíz uno o varios morfemas derivativos (prefijos y sufijos). Es la forma más productiva de creación de palabras. Ejemplo:
pescadería = pesc + adería.
Lex. Suf. reorganizar = re + organizar Pref. Lexema
-Palabras compuestas: Son palabras formadas mediante la unión de dos lexemas. Ejemplos:
sacacorchos = saca + corchos Lex. Lex. limpiabotas = limpia + botas Lex Lex
-Parasintéticas: Pueden ser de dos clases:
a) Palabras formadas por un lexema, un prefijo y un sufijo, siempre y cuando no exista el prefijo y el lexema o el lexema y el sufijo por separado. Ej.: entristecer: en + trist + ecer Pref. ..........Lex. Suf. No existe ni entriste ni tristecer.
b) Palabras compuestas a las que se le ha añadido un morfema derivativo. Ejemplo:
Barriobajero = barrio + baj + ero .........Lex .Lex. Suf. A barriobajo le añadimos un sufijo y tenemos barriobajero.
-Siglas: Palabras formadas con las letras iniciales de otras palabras:
ONG = Organización No Gubernamental. UE = Unión Europea. ITI = Ingeniero Técnico Industrial.
-Acrónimos: Son muy parecidos a las siglas, pero en este caso, además de las iniciales de cada palabra se añade alguna sílaba o letra más:
Telemática = TELEcomunicación-inforMÁTICA. Renfe = REd Nacional de Ferrocarriles Españoles.
Además de estos procedimientos de ampliación del léxico, la lengua tiene otras posibilidades:
-Acortamientos: Bici (Bicicleta); Cine (Cinematógrafo); Pili (Pilar).
-Onomatopeyas: Palabras que imitan sonidos de la naturaleza: ¡izas!, icras!, ¡chis!, iplas!, traqueteo, bisbisear.
-Préstamos: Palabras de otras lenguas: parking, fútbol, software, chalé, pizza.
3.1. Contexto histórico y social
El siglo XIX es uno de los más agitados de la historia española. España se ve influida por la Revolución Francesa y los ideales ilustrados de libertad e igualdad y durante todo el siglo se sucederán una serie de intentos -revoluciones- de cambiar el orden establecido por la monarquía y las fuerzas tradicionales -nobleza y clero- y sustituirlo por un régimen liberal basado en la libertad política y la soberanía popular.
Durante el siglo XIX reinan en España Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y la regente María Cristina, los cuales logran, a pesar de las tensiones y levantamientos, mantener la institución monárquica, aunque ya no se tratará de una monarquía absolutista como en siglos pasados, sino parlamentaria y en algunos aspectos liberal.
Este será el siglo del ascenso de la burguesía (empresarios, comerciantes y financieros), la cual acabará dominando junto a la nobleza tradicional el país. La Revolución Industrial dará lugar a la creación de una nueva clase social, el proletariado, que vivirá en unas condiciones de subsistencia lamentables y que comenzará a organizarse para defender sus derechos. Surgen así el socialismo, el comunismo y el anarquismo.
Desde el punto de vista de la literatura, podemos dividir el siglo en dos etapas:
-Romanticismo: Durante la primera mitad del siglo XIX.
-Realismo: Durante la segunda mitad del siglo XIX.
3.2. El Romanticismo en España
El Romanticismo es un movimiento político, social, cultural, artístico y literario que afectó a todos los órdenes de la vida, empezando por la ideología. Se opone radicalmente al movimiento inmediatamente anterior (la Ilustración y el Neoclasicismo) que defendía la razón, el progreso, la utilidad y el respeto a las normas clásicas.
Nace en Alemania a finales del siglo XVIII (Schiller, Goethe) y desde allí se extiende a toda Europa. A España llega en 1833, tras la muerte de Fernando VII, con la vuelta de los exiliados liberales desde Europa, donde habían entrado en contacto con el Romanticismo europeo, y durará sólo hasta mediados de siglo. A pesar de su brevedad, su influencia es fundamental y se alarga prácticamente hasta nuestros días: muchos de sus géneros, sus temas, sus actitudes, aspectos de su concepción del arte y la literatura siguen funcionando en la actualidad (la novela histórica, la literatura fantástica y de terror, la sinceridad poética, el subjetivismo...).
1. Características:
Defensa de la individualidad y de la libertad por encima de todas las cosas. De ahí vendrá su rechazo a cualquier norma impuesta desde fuera. A la hora de crear sus obras el artista romántico no se someterá a ninguna regla y buscará la libertad creativa.
El romántico está enfrentado a la sociedad en la que vive, ya que no acepta las normas que esta sociedad le impone. Su reacción será evadirse de ella: situará sus obras en ambientes exóticos y tiempos pasados (el extremo oriente, India, la edad media) o se recreará en la descripción de su intimidad y sus sentimientos (evasión interior).
Frustración y desengaño porque la sociedad impide que el romántico cumpla sus anhelos de libertad y desarrollo individual, que en ocasiones desembocará en el suicidio.
Triunfan las pasiones por encima de la razón. Este hecho, junto con el deseo de huir de la realidad, explica su gusto por la naturaleza salvaje, escenarios tétricos como cementerios y ruinas, los ambientes nocturnos, etc.
2. Temas:
La soledad.
Tristeza, melancolía, nostalgia.
El amor.
La muerte.
La libertad.
3. Principales autores y obras:
José de Espronceda llevó una vida apasionada y apasionante, rompiendo con todos los convencionalismos y normas que chocaban con su ímpetu, sus ansias de felicidad y libertad, tanto en lo público como en lo personal. Ello se refleja plenamente en sus obras, sobre todo en sus poemas, que son igual de apasionados, rebeldes, enérgicos, imaginativos y combativos que su autor.
El estudiante de Salamanca
Es un poema narrativo de más de 1700 versos que cuenta una historia de argumento similar a las leyendas, pero en verso. Argumento:
El protagonista, D. Félix de Montemar, será, según el autor, "un segundo don Juan Tenorio": un mujeriego, irreverente, arrogante, jugador, prepotente e incrédulo, que enamora, entre otras muchas, a Doña Elvira, una muchacha dulce y angelical a la que promete que si se entrega a él sería su esposo, pero a la que, una vez logrado su propósito, abandona sin compasión ni remordimientos. La muchacha morirá de amor y tristeza dejándole una carta. En una partida de cartas, D. Félix no duda en vender un collar y un retrato, probablemente de Elvira, para poder jugar una partida. Aparecerá Don Diego, hermano de Doña Elvira que pretende vengarla, y que morirá en un duelo con D. Félix, Este se queda vagando por las calles, donde encuentra a una misteriosa dama cubierta con un velo blanco a la que, como buen don Juan, tratará de conquistar. Para saber quién es acabará siguiéndola por un paseo que terminará en el cementerio de Salamanca , donde don Félix asistirá a su propio entierro, pero eso sí, manteniendo su altanería y cinismo, y llegando a decir que prefiere que el fenómeno sea obra del Diablo y no de Dios. De ahí llegarán a un palacio que deberán traspasar, y finalmente caen en un torbellino que los llevará a la tumba de Elvira, donde les reciben un coro de espectros y el propio D. Diego, que le comunica que debe casarse con D. Elvira. D. Félix retira el velo de la dama, y descubrirá horrorizado que es un espantoso esqueleto que impide su huida y termina besándolo, para darse cuenta de que también él murió en ese instante.
Fragmento de la obra "El estudiante de Salamanca":
(La dama del velo blanco)
Y entonces la visión del blanco velo
al fiero Montemar tendió una mano,
y era su tacto de crispante hielo,
y resistirlo audaz intentó en vano:
galvánica, cruel, nerviosa y fría,
histérica y horrible sensación,
toda la sangre coagulada envía
agolpada y helada al corazón...
Y a su despecho y maldiciendo al cielo,
de ella apartó su mano Montemar,
y temerario alzándola a su velo,
tirando de él la descubrió la faz.
¡Es su esposo!, los ecos retumbaron,
¡La esposa al fin que su consorte halló!
Los espectros con júbilo gritaron:
¡Es el esposo de su eterno amor!
Y ella entonces gritó: ¡Mi esposo! Y era
(¡desengaño fatal!, ¡triste verdad!)
una sórdida, horrible calavera,
la blanca dama del gallardo andar...
Luego un caballero de espuela dorada,
airoso, aunque el rostro con mortal color,
traspasado el pecho de fiera estocada,
aún brotando sangre de su corazón,
se acerca y le dice, su diestra tendida,
que impávido estrecha también Montemar:
-Al fin la palabra que disteis, cumplida;
doña Elvira, vedla, vuestra esposa es ya.
El diablo mundo
Se trata de un largo poema inconcluso (Espronceda murió sin terminarlo) que incluye sus reflexiones y sentimientos, especialmente los revolucionarios, a veces con un tono desengañado e irónico para describir un mundo dominado por el mal. En él se incluye el dolorido e intenso Canto a Teresa (abajo), que escribió a la muerte de su amante y probablemente el amor de su vida, en el que evoca su pasado feliz y expresa la desesperación ante la desgracia.
Fragmento:
¿Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido,
a aumentar la ansiedad y la agonía
de este desierto corazón herido?
¡Ay!, que de aquellas horas de alegría
le quedó al corazón sólo un gemido,
y el llanto que al dolor los ojos niegan
lágrimas son de hiel que el alma anegan.
¿Dónde volaron, ¡ay!, aquellas horas
de juventud, de amor y de Ventura,
regaladas de músicas sonoras,
adornadas de luz y de hermosura?
Imágenes de oro bullidoras,
sus alas de carmín y nieve pura,
al son de mi esperanza desplegando,
pasaban, ¡ay!, a mí alrededor cantando.
Gorjeaban los dulces ruiseñores,
el sol iluminaba mi alegría,
el aura susurraba entre las flores,
el bosque mansamente respondía,
las fuentes murmuraban sus amores...
¡Ilusiones que llora el alma mía!
¡Oh! ¡Cuán suave resonó en mi oído
el bullicio del mundo y su ruido!
Mi vida entonces, cual guerrera nave
que el puerto deja por la vez primera,
y al soplo de los céfiros suave
orgullosa despliega su bandera,
y al mar dejando que a sus pies alabe
su triunfo en roncos cantos, va, velera,
una ola tras otra, bramadora,
hollando y dividiendo vencedora.
Canciones:
Son poemas más breves, entre los que destacamos los dedicados a cinco personajes marginales (pirata, reo de muerte, verdugo, mendigo, cosaco). Ensalza a estos personajes, que viven al margen de las normas sociales o directamente las atacan, mostrando así su disconformidad, rechazo y crítica a la sociedad regida por esas normas. Es decir, como una forma de hacer crítica social ensalzando además el individualismo típicamente romántico.
Canción del Pirata
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:
Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
A la voz de "¡barco viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
La obra de Gustavo Adolfo Bécquer es relativamente breve en cuanto a cantidad (debido a lo breve de su vida, y también a algunas vicisitudes, como la pérdida del manuscrito con sus poemas durante la Revolución del 68) pero trascendental: su forma de entender y escribir la poesía inaugura la poesía moderna, y su influencia se alarga prácticamente hasta nuestros días, sin perder nunca su capacidad de conectar con la sensibilidad de todas las generaciones de lectores que le sucedieron, en parte por las características que le diferencian de toda la poesía anterior: su sencillez, su hondura, su autenticidad.
Las Rimas
Se distinguen cuatro partes:
1ª parte (Rimas I-IX): el poeta habla sobre la poesía y sobre él mismo, (como una “presentación”).
2ª parte (Rimas X-XXIX): amor ilusionado, feliz.
3ª parte (Rimas XXX-LIV): desengaño amoroso, amor frustrado, sufrimiento por amor.
4ª parte (Rimas LV-LXXIX): pesimismo vital: soledad, tristeza, angustia, cercanía de la muerte.
Las Rimas son poemas breves (incluso de una sola estrofa) de métrica muy sencilla. Predominan las estrofas cortas (sobre todo de cuatro versos), y combina el uso de estrofas clásicas y tradicionales (quintillas, cuartetas, redondillas…) con combinaciones personales, algunas polimétricas, y el uso abundante de la rima asonante.
La lengua no es tan altisonante como la de otros poetas románticos; es más sencilla (acorde con el tono intimista) pero muy expresiva y cuidada. Es muy frecuente el uso de símbolos (elementos perceptibles por los sentidos que aparecen en el poema pero representando ideas abstractas), metáforas, comparaciones, adjetivos expresivos y llenos de sugerencias, antítesis, exclamaciones, interrogaciones, hipérbatos…. Y otros recursos como paralelismos y anáforas, que, además de destacar determinados aspectos, dan ritmo al poema.
RIMA XV
Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz,
eso eres tú.
Tú, sombra aérea que cuantas veces
voy a tocarte, te desvaneces
como la llama, como el sonido,
como la niebla, como un gemido
del lago azul.
En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
largo lamento.
del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
Eso soy yo.
¡Yo, que a tus ojos, en mi agonía
los ojos vuelvo de noche y día
yo, que incansable corro y demente
tras una sombra, tras la hija ardiente
de una visión!
Nochebuena de 1836. Uno de sus últimos artículos (Larra se suicidó el 13 de febrero del 37). Las Navidades son fechas complicadas para todos aquellos que han de pasarlas solos, y Larra, separado de su mujer y sus hijos y abandonado por su amante, pasea solo por las calles mientras todos cenan en familia. Al volver le espera su criado, que está borracho y, como decían los clásicos, in vino véritas (o sea, que con el vino se escapan más fácilmente las verdades). Quizás esta conversación fue ficticia, y el criado de este artículo sea en realidad la conciencia del propio Larra, porque le hace reproches muy concretos que tenían mucho que ver con su situación personal real. Todo un desahogo para alguien que quizás apenas podía ya con el peso de todo lo que se refleja en este texto, y no pudo soportar el último lastre: el abandono definitivo de Dolores Armijo que marcaría su arrebato hacia la muerte.
Yo y mi criado. Delirio filosófico
El número 24 me es fatal: si tuviera que probarlo diría que en día 24 nací. Doce veces al año amanece sin embargo un día 24; soy supersticioso, porque el corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer; sin duda por esa razón creen los amantes, los casados y los pueblos a sus ídolos, a sus consortes y a sus Gobiernos, y una de mis supersticiones consiste en creer que no puede haber para mí un día 24 bueno. El día 23 es siempre en mi calendario víspera de desgracia, y a imitación de aquel jefe de policía ruso que mandaba tener prontas las bombas las vísperas de incendios, así yo desde el 23 me prevengo para el siguiente día de sufrimiento y resignación, y, en dando las doce, ni tomo vaso en mi mano por no romperle, ni apunto carta por no perderla, ni enamoro a mujer porque no me diga que sí, pues en punto a amores tengo otra superstición: imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere. Si no la cree es un tormento, y si la cree... ¡Bienaventurado aquel a quien la mujer dice «no quiero», porque ése a lo menos oye la verdad!
El último día 23 del año 1836 acababa de expirar en la muestra de mi péndola, y consecuente en mis principios supersticiosos, ya estaba yo agachado esperando el aguacero y sin poder conciliar el sueño. Así pasé las horas de la noche, más largas para el triste desvelado que una guerra civil; hasta que por fin la mañana vino con paso de intervención, es decir, lentísimamente, a teñir de púrpura y rosa las cortinas de mi estancia
El día anterior había sido hermoso, y no sé por qué me daba el corazón que el día 24 había de ser «día de agua». Fue peor todavía: amaneció nevando. Miré el termómetro y marcaba muchos grados bajo cero; como el crédito del Estado.
Resuelto a no moverme porque tuviera que hacerlo todo la suerte este mes, incliné la frente, cargada como el cielo de nubes frías, apoyé los codos en mi mesa y paré tal que cualquiera me hubiera reconocido por escritor público en tiempo de libertad de imprenta, o me hubiera tenido por miliciano nacional citado para un ejercicio. Ora vagaba mi vista sobre la multitud de artículos y folletos que yacen empezados y no acabados ha más de seis meses sobre mi mesa, y de que sólo existen los títulos, como esos nichos preparados en los cementerios que no aguardan más que el cadáver; comparación exacta, porque en cada artículo entierro una esperanza o una ilusión. Ora volvía los ojos a los cristales de mi balcón; veíalos empañados y como llorosos por dentro; los vapores condensados se deslizaban a manera de lágrimas a lo largo del diáfano cristal; así se empaña la vida, pensaba; así el frío exterior del mundo condensa las penas en el interior del hombre, así caen gota a gota las lágrimas sobre el corazón. Los que ven de fuera los cristales los ven tersos y brillantes; los que ven sólo los rostros los ven alegres y serenos...(...)
Tercié la capa, calé el sombrero y en la calle.(...)
Ciérranse las puertas, ábrense las cocinas. Dos horas, tres horas, y yo rondo de calle en calle a merced de mis pensamientos. La luz que ilumina los banquetes viene a herir mis ojos por las rendijas de los balcones; el ruido de los panderos y de la bacanal que estremece los pisos y las vidrieras se abre paso hasta mis sentidos y entra en ellos como cuña a mano, rompiendo y desbaratando.
Las doce van a dar: las campanas que ha dejado la junta de enajenación en el aire, y que en estar en el aire se parecen a todas nuestras cosas, citan a los cristianos al oficio divino. ¿Qué es esto? ¿Va a expirar el 24 y no me ha ocurrido en él más contratiempo que mi mal humor de todos los días? Pero mi criado me espera en mi casa como espera la cuba al catador, llena de vino; mis artículos hechos moneda, mi moneda hecha mosto se ha apoderado del imbécil como imaginé, y el asturiano ya no es hombre; es todo verdad.(...)
La Providencia, que se vale para humillar a los soberbios de los instrumentos más humildes, me reservaba en él mi mal rato del día 24. La verdad me esperaba en él y era preciso oírla de sus labios impuros. La verdad es como el agua filtrada, que no llega a los labios sino al través del cieno. Me abrió mi criado, y no tardé en reconocer su estado.
–Aparta, imbécil –exclamé empujando suavemente aquel cuerpo sin alma que en uno de sus columpios se venía sobre mí–. ¡Oiga! Está ebrio. ¡Pobre muchacho! ¡Da lástima!
Me entré de rondón a mi estancia; pero el cuerpo me siguió con un rumor sordo e interrumpido; una vez dentro los dos, su aliento desigual y sus movimientos violentos apagaron la luz; una bocanada de aire colada por la puerta al abrirme cerró la de mi habitación, y quedamos dentro casi a oscuras yo y mi criado, es decir, la verdad y Fígaro, aquélla en figura de hombre beodo arrimada a los pies de mi cama para no vacilar y yo a su cabecera, buscando inútilmente un fósforo que nos iluminase.
Dos ojos brillaban como dos llamas fatídicas en frente de mí; no sé por qué misterio mi criado encontró entonces, y de repente, voz y palabras, y habló y raciocinó; misterios más raros se han visto acreditados; los fabulistas hacen hablar a los animales, ¿por qué no he de hacer yo hablar a mi criado? (...) Una voz salió de [él], y entre ella y la mía se estableció el siguiente diálogo:
–Lástima –dijo la voz, repitiendo mi piadosa exclamación–. ¿Y por qué me has de tener lástima, escritor? Yo a ti, ya lo entiendo.
–¿Tú a mí? –pregunté sobrecogido ya por un terror supersticioso; y es que la voz empezaba a decir verdad.
–Escucha: tú vienes triste como de costumbre; yo estoy más alegre que suelo. ¿Por qué ese color pálido, ese rostro deshecho, esas hondas y verdes ojeras que ilumino con mi luz al abrirte todas las noches? ¿Por qué esa distracción constante y esas palabras vagas e interrumpidas de que sorprendo todos los días fragmentos errantes sobre tus labios? ¿Por qué te vuelves y te revuelves en tu mullido lecho como un criminal, acostado con su remordimiento, en tanto que yo ronco sobre mi tosca tarima? ¿Quién debe tener lástima a quién? No pareces criminal; la justicia no te prende al menos; verdad es que la justicia no prende sino a los pequeños criminales, a los que roban con ganzúas o a los que matan con puñal; pero a los que arrebatan el sosiego de una familia seduciendo a la mujer casada o a la hija honesta, a los que roban con los naipes en la mano, a los que matan una existencia con una palabra dicha al oído, con una carta cerrada, a esos ni los llama la sociedad criminales, ni la justicia los prende, porque la víctima no arroja sangre, ni manifiesta herida, sino agoniza lentamente consumida por el veneno de la pasión que su verdugo le ha propinado. ¡Qué de tísicos han muerto asesinados por una infiel, por un ingrato, por un calumniador! Los entierran; dicen que la cura no ha alcanzado y que los médicos no la entendieron. Pero la puñalada hipócrita alcanzó e hirió el corazón. Tú acaso eres de esos criminales y hay un acusador dentro de ti, y ese frac elegante y esa media de seda, y ese chaleco de tisú de oro que yo te he visto son tus armas maldecidas.
–Silencio, hombre borracho.
–No; has de oír al vino una vez que habla. Acaso ese oro que a fuer de elegante has ganado en tu sarao y que vuelcas con indiferencia sobre tu tocador es el precio del honor de una familia. Acaso ese billete que desdoblas es un anónimo embustero que va a separar de ti para siempre la mujer que adorabas; acaso es una prueba de la ingratitud de ella o de su perfidia. Más de uno te he visto morder y despedazar con tus uñas y tus dientes en los momentos en que el buen tono cede el paso a la pasión y a la sociedad.
»Tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le destrozas, hozando en él, como quien remueve la tierra en busca de un tesoro. Yo nada busco, y el desengaño no me espera a la vuelta de la esperanza. Tú eres literato y escritor, y ¡qué tormentos no te hace pasar tu amor propio, ajado diariamente por la indiferencia de unos, por la envidia de otros, por el rencor de muchos! Preciado de gracioso, harías reír a costa de un amigo, si amigos hubiera, y no quieres tener remordimiento. Hombre de partido, haces la guerra a otro partido; a cada vencimiento es una humillación, o compras la victoria demasiado cara para gozar de ella. Ofendes y no quieres tener enemigos. ¿A mí quién me calumnia? ¿Quién me conoce? Tú me pagas un salario bastante a cubrir mis necesidades; a ti te paga el mundo como paga a los demás que le sirven. Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado. Los hombres de mundo os llamáis hombres de honor y de carácter, y a cada suceso nuevo cambiáis de opinión, apostatáis de vuestros principios. Despedazado siempre por la sed de gloria, inconsecuencia rara, despreciarás acaso a aquellos para quienes escribes y reclamas con el incensario en la mano su adulación; adulas a tus lectores para ser de ellos adulado; y eres también despedazado por el temor, y no sabes si mañana irás a coger tus laureles a las Baleares o a un calabozo.
–¡Basta, basta!
–Concluyo; yo en fin no tengo necesidades; tú, a pesar de tus riquezas, acaso tendrás que someterte mañana a un usurero para un capricho innecesario, porque vosotros tragáis oro, o para un banquete de vanidad en que cada bocado es un tósigo. Tú lees día y noche buscando la verdad en los libros hoja por hoja, y sufres de no encontrarla ni escrita. Ente ridículo, bailas sin alegría; tu movimiento turbulento es el movimiento de la llama, que, sin gozar ella, quema. Cuando yo necesito de mujeres echo mano de mi salario y las encuentro, fieles por más de un cuarto de hora; tú echas mano de tu corazón, y vas y lo arrojas a los pies de la primera que pasa, y no quieres que lo pise y lo lastime, y le entregas ese depósito sin conocerla. Confías tu tesoro a cualquiera por su linda cara, y crees porque quieres; y si mañana tu tesoro desaparece, llamas ladrón al depositario, debiendo llamarte imprudente y necio a ti mismo.
–Por piedad, déjame, voz del infierno.
–Concluyo: inventas palabras y haces de ellas sentimientos, ciencias, artes, objetos de existencia. ¡Política, gloria, saber, poder, riqueza, amistad, amor! Y cuando descubres que son palabras, blasfemas y maldices. En tanto el pobre asturiano come, bebe y duerme, y nadie le engaña, y, si no es feliz, no es desgraciado, no es al menos hombre de mundo, ni ambicioso ni elegante, ni literato ni enamorado. Ten lástima ahora del pobre asturiano. Tú me mandas, pero no te mandas a ti mismo. Tenme lástima, literato. Yo estoy ebrio de vino, es verdad; pero tú lo estás de deseos y de impotencia...!
Un ronco sonido terminó el diálogo; el cuerpo, cansado del esfuerzo, había caído al suelo; el órgano de la Providencia había callado, y el asturiano roncaba. «¡Ahora te conozco –exclamé– día 24!»
Una lágrima preñada de horror y de desesperación surcaba mi mejilla, ajada ya por el dolor. A la mañana, amo y criado yacían, aquél en el lecho, éste en el suelo. El primero tenía todavía abiertos los ojos y los clavaba con delirio y con delicia en una caja amarilla donde se leía «mañana». ¿Llegará ese «mañana» fatídico? ¿Qué encerraba la caja? En tanto, la noche buena era pasada, y el mundo todo, a mis barbas, cuando hablaba de ella, la seguía llamando noche buena.
Don Juan es uno de esos personajes que desde la literatura han pasado a convertirse en mitos, en arquetipos, en modelos de comportamiento (como la Celestina, el Lazarillo o el Quijote), llegando a formar parte incluso del lenguaje: todos sabemos lo que significa ser un "donjuán", o qué es el "donjuanismo"... Hasta hay un síndrome psicológico con este nombre para designar al hombre incapaz de comprometerse, que no puede evitar sucesivas conquistas amorosas porque en cuanto las consigue, las mujeres dejan de interesarle.
El prototipo de hombre seductor y conquistador, que colecciona mujeres como muescas, dejando un reguero de corazones rotos a su paso, puede resultar en la actualidad más o menos "simpático", o ser juzgado moralmente con mayor o menor benevolencia... pero cuando nació el personaje su perfil era muy distinto: era un verdadero delincuente que lo que provocaba era gravísimos conflictos sociales. Porque antes, más que el corazón de sus "presas" lo que atacaba Don Juan era uno de los valores fundamentales de la sociedad española desde siempre, pero que desde el XVII se había convertido casi en una obsesión nacional: la honra. Si una chica era abandonada tras ser seducida, quedaba deshonrada (e imposibilitada para el matrimonio) , y con ella, su padre. Si una mujer era infiel, el agraviado era el marido. En ambos casos, pues, era la honra del padre o del marido la que se veía atacada, y estos tenían no el derecho sino la obligación de recobrarla... con sangre. Es decir, matando la causante de esa pérdida.
"¿No es cierto, ángel de amor...?": la escena del sofá
D. JUAN: ¡Cálmate, pues, vida mía!
Reposa aquí; y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?(…)
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?(,,,)
¡Oh! Sí. bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos,
como lo haces, amor es:
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando vida mía,
la esclavitud de tu amor.
D.ª INÉS: Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir,
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos, me parece
que mi cerebro enloquece,
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan!, ¡don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.
D. JUAN: ¡Alma mía! Esa palabra
cambia de modo mi ser,
que alcanzo que puede hacer
hasta que el Edén se me abra.
No es, doña Inés, Satanás
quien pone este amor en mí:
es Dios, que quiere por ti
ganarme para él quizás
No; el amor que hoy se atesora
en mi corazón mortal,
no es un amor terrenal
como el que sentí hasta ahora;
no es esa chispa fugaz
que cualquier ráfaga apaga;
es incendio que se traga
cuanto ve, inmenso voraz.
Desecha, pues, tu inquietud,
bellísima doña Inés,
porque me siento a tus pies
capaz aún de la virtud.
Sí; iré mi orgullo a postrar
ante el buen comendador,
y o habrá de darme tu amor,
o me tendrá que matar,
D.ª INÉS: ¡Don Juan de mi corazón!
Rosalía de Castro, escribió tanto en lengua gallega como en lengua castellana. Es considerada, junto con Gustavo Adolfo Bécquer, precursora de la poesía moderna en España. Ambos vivieron en la segunda mitad del siglo XIX, perteneciendo por tanto al llamado Romántico tardío. A la edad de doce años, compuso sus primeros versos. En su primer libro, La Flor, se puede apreciar la influencia de Zorrilla, pues transmite el sentimiento trágico de la vida, así como una evidente sinceridad de sentimientos. Su obra maestra en castellano es En las Orillas del Sar, versos de tono íntimo, de extraña penetración y cargados de nocturna belleza. Un ejemplo de estos poemas sería:
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de mi vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
TAREA
(PRESENTACIÓN POR ESCRITO Y EXPOSICIÓN ORAL)Busca información sobre la biografía y obras de los siguientes autores.
Elige una de estas dos obras del realismo español y escribe sobre el tema central de la novela, argumento y personajes principales.
a) Benito Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta.
b) Leopoldo Alas, "Clarín": La Regenta.
El Realismo es el movimiento literario característico de la segunda mitad del siglo XIX. Se caracteriza por intentar describir la realidad de la forma más precisa posible. Stendhal, escritor francés, señalaba que el autor realista debía comportarse como un espejo, el cual refleja todo lo que pasa por delante de él.
Al intentar reflejar la realidad de forma exacta serán muy frecuentes en las novelas realistas las descripciones minuciosas de ambientes, lugares y personajes.
Frente a la evasión romántica, los escritores realistas situarán las obras en el momento presente y tratarán asuntos cercanos a la realidad del momento.
Los principales temas son:
• Críticas a los defectos de la sociedad.
• Conflictos familiares y matrimoniales como la infidelidad.
• El mundo del trabajo.
• Los personajes marginales.
Los principales autores y obras son:
• Benito Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta.
• Leopoldo Alas, "Clarín": La Regenta.
• Emilia Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa.
• José María Pereda: Peñas arriba.