En los últimos veinticinco años se ha producido un cambio radical en el proceso de comunicación social por el avance de las denominadas nuevas tecnologías.
En general, las nuevas tecnologías se asocian a la informática y a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC): ordenadores, Internet, telefonía móvil, sistemas de vídeo...
La inmediatez y la ubicuidad, es decir, poder comunicarte con cualquier persona esté donde esté, en todo momento, han cambiado nuestra percepción del tiempo y el espacio y son dos de las principales virtudes de las TIC.
Pero no todo son ventajas, lee el siguiente texto extraído del informe de la UNESCO titulado Hacia la sociedad del conocimiento y trata de comprender las ideas principales:
El auge de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación ha creado nuevas condiciones para la aparición de sociedades del conocimiento. La sociedad mundial de la información en gestación solo cobrará su verdadero sentido si se convierte en un medio al servicio de un fin más elevado y deseable: la construcción a nivel mundial de sociedades del conocimiento que sean fuentes de desarrollo para todos, y sobre todo para los países menos adelantados. Para lograrlo, dos desafíos planteados por la revolución de la información revisten una importancia particular: el acceso a la información para todos y el futuro de la libertad de expresión. En efecto, cabe preguntarse si la desigualdad de acceso a las fuentes, contenidos e infraestructuras de la información no pone en tela de juicio el carácter mundial de la sociedad de la información. Además, ¿cómo se puede hablar de sociedad mundial de la información, cuando la libre circulación de informaciones se ve obstaculizada o cuando la propia información es objeto de censuras y manipulaciones?
Influjo de las nuevas tecnologías en el uso oral y escrito
Cabe hacerse la pregunta de cómo ha afectado el uso de las nuevas tecnologías a nuestra manera de hablar y comunicarnos. En general, podemos decir que se ha producido la creación de un nuevo lenguaje especializado y también de una especie de jerga social.
• Lenguaje especializado: Uso del lenguaje propio de una determinada ciencia o disciplina académica que se caracteriza fundamentalmente por el uso de términos y expresiones técnicas y especializadas: el lenguaje de la medicina, de la química, de las nuevas tecnologías...
• Jergas: En ocasiones, los usuarios de las nuevas tecnologías utilizan una forma especial de comunicarse muy cercana a las jergas. Así, en chats, sms, foros, etc., observamos las siguientes características:
• Grupo social diferenciado (en su mayoría jóvenes).
• Deseo de no ser entendidos por otros grupos (símbolos, abreviaturas).
• Rapidez de transmisión y recepción.
• Uso de pseudónimos (nick, en terminología inglesa).
La siguiente conversación de un chat es un buen ejemplo de este tipo de comunicación:
• Ola k tal
• ☺ y t?
• ☹
• xq?
• tngo xmen
• dk?
• Ingua
*(ACTIVIDAD POR PAREJAS: Elaborad una conversación para un chat entre amigos durante el fin de semana. Ponedlo en común con el resto de compañeros)
Neologismos y extranjerismos
El uso del lenguaje especializado favorece la introducción de palabras extranjeras, sobre todo del inglés, y la creación de otras nuevas.
• Los extranjerismos son palabras procedentes de otra lengua.
• Los neologismos son palabras de nueva creación dentro de la propia lengua.
Como sabes, el mundo anglosajón, a través de los Estados Unidos, posee un poder económico y tecnológico que hace que los nuevos inventos sean denominados con términos y expresiones inglesas.
Junto a esto hay que reconocer que la lengua inglesa posee una flexibilidad morfológica que no tiene el español y que le permite crear fácilmente tecnicismos nuevos. Por ejemplo, con el verbo to log (registrar) se han formado las expresiones log in (entrar al sistema) y log out (salir del sistema), o del verbo To find (encontrar) procede finder (buscador).
En el léxico español utilizado en las nuevas tecnologías encontramos extranjerismos, que en muchos casos conservan su grafía originaria (chip, bit, fax, MODEM), y neologismos, algunos de ellos formados a partir de la raíz o lexema de un extranjerismo (clicar, chatear, resetear). La Academia de la Lengua considera que algunos de ellos deberían ser sustituidos por sus equivalentes castellanos: pinchar, charlar, reiniciar...
Así pues, la Real Academia de la Lengua recomienda, frente al uso desmesurado de estas adaptaciones apresuradas de términos ingleses, la traducción al español del tecnicismo cuando sea posible. Ejemplos de estas traducciones, que cada vez se escuchan más, son correo electrónico en lugar de e-mail, o contraseña en lugar de password.
El procesador de textos. El corrector ortográfico, gramatical y de estilo
Desde muy antiguo, el hombre, tras idear diferentes tipos de escritura, investigó el método de hacer perdurar sus textos en el tiempo. Primero fueron los escribas, después vinieron los copistas medievales. El invento de la imprenta revolucionó la producción textual y surge el libro como objeto de consumo popular. Tras el perfeccionamiento del sistema de impresión, aparece en el segundo lustro del siglo XIX, con gran éxito comercial, la máquina de escribir que, ya en el siglo XX, toma su forma definitiva.
Pero la gran revolución en el tratamiento y edición de textos comienza a partir de los años 80 del siglo XX, donde se comienzan a popularizar los procesadores de texto: programas informáticos para la creación de textos. Con ellos, los escritos no solo adquieren una apariencia uniforme y legible, sino que además se pueden guardar en el ordenador y ser manipulados y editados en cualquier momento.
Funciones de los procesadores de texto:
• Creación del documento: El procesador sustituye al bolígrafo, papel, máquina de escribir... Podemos empezar a escribir un texto directamente sobre la “hoja en blanco” que nos ofrece.
• Formato y presentación: Se pueden elegir el tipo de letra, las características de los párrafos, así como los epígrafes que lo encabezan, el uso de columnas, el diseño de la página, el encabezado y el pie, etc.
• Edición: Una vez creado el documento, este puede ser editado, es decir, "abierto" de nuevo para buscar, reemplazar palabras, seleccionar fragmentos...
• Guardado: Cuando se considera terminado, o se ha acabado la sesión de trabajo, el programa permite guardar o archivar el texto.
• Interacción con otros programas: Los documentos creados pueden utilizarse también en otras aplicaciones informáticas: páginas web, presentaciones...
Hace algunos años, la mayoría de los procesadores de textos comenzaron a incorporar un corrector ortográfico, es decir, una herramienta que evitaba, automática o manualmente, errores de este tipo. El corrector pertenece a la función de edición de texto y dispone de un diccionario que permite hacer las comprobaciones ortográficas.
Otros tipos de correctores son el gramatical y el de estilo que revisan la concordancia, la confusión de palabras, el dequeísmo, la puntuación, el uso de mayúsculas, el uso incorrecto de los modos verbales, etc.
ACTIVIDAD PRÁCTICA: ¡VAMOS A APRENDER A UTILIZAR EL PROCESADOR DE TEXTOS EN CLASE!
OBSERVA CON ATENCIÓN EL SIGUIENTE VÍDEO Y TOMA NOTA DE LAS DUDAS QUE TE SURJAN. LAS RESOLVEREMOS EN CLASE
Color azul
Tipo de fuente Tahoma
Alinea a la izquierda
Inserta numeración
Selecciona interlineado
Tamaño 12 para el texto normal, tamaño 20 para el título, tamaño 16 para subtítulos (elige manualmente o predeterminado)
Subraya el título y los subtítulos
Utiliza estilo negrita y cursiva
Inserta una tabla (tres columnas y dos filas)
Inserta una imagen en alguna celda de la tabla
Elaboración de la receta de Bizcocho a la naranja
Ingredientes (8 personas):
3 huevos
250 gr de azúcar
250 gr de harina
una pizca de levadura
1/4 de vaso de leche
1/4 de vaso de aceite de oliva virgen extra
un chorrito de vino dulce
una pizca de canela
un vaso de zumo de naranja
ralladura de un limón y de una naranja
harina y mantequilla (para el molde)
azúcar glas (para decorar)
En un bol y con una batidora de varillas monta los huevos con el azúcar, reservando una cucharada de azúcar para la salsa de naranja. Si no dispones de batidora, monta a mano las claras y las yemas por separado y luego mezcla).
Añade la ralladura de limón y mezcla con cuidado. Vierte la leche, el aceite y el vino dulce.
En otro bol, mezcla la harina con la levadura y la canela. Tamízalo y añade a la preparación anterior, mezclando con suavidad.
Pon esta masa en un molde previamente untado con mantequilla y espolvoreado con harina. Hornea a 165º durante 30 minutos.
Mientras, pon a calentar en una cazuela el zumo de naranja con la cucharada de azúcar reservada y la ralladura de la corteza de la naranja.
Desmolda el bizcocho, báñalo con la mezcla anterior y espolvoréalo con azúcar glas.
Consejo
Para que el bizcocho esponje y no pierda después volumen, es fundamental que las claras y las yemas estén debidamente montadas. Tamizar la harina hará que quede mucho más esponjoso.