La participación de la organización en espacios de incidencia nacional e internacional implica el establecimiento de sinergias y la creación de redes de intercambio, colaboración y comunicación a distintos niveles. La coordinación y el trabajo articulado han permitido avances significativos para las mujeres en el sistema de las Naciones Unidas, en la OEA, en la Unión Europea y en la mayoría de los organismos internacionales de cooperación para el desarrollo. Así mismo se ha logrado la aprobación de convenios internacionales y el desarrollo de planes de acción nacionales y regionales para dar seguimiento a los acuerdos internacionales.