Proyecto Federal y Unitario
Guerra con el Brasil
Este era el elemento que el célebre Artigas ponía en movimiento; instrumento ciego, pero lleno de vida, de instintos hostiles a la civilización europea y a toda organización regular; adverso a la monarquía como a la república, porque ambos venían de la ciudad y traían aparejado un orden y la consagración de la autoridad. ¡De este instrumento se sirvieron los partidos diversos de las ciudades cultas, y principalmente el menos revolucionario, hasta que, andando el tiempo, los mismos que lo llamaron en su auxilio sucumbieron, y con ellos, la ciudad, sus ideas, su literatura, sus colegios, sus tribunales, su civilización! (...) El individualismo constituía su esencia, el caballo, su arma exclusiva, la pampa inmensa, su teatro. Las hordas beduinas que hoy importunan con su algazara y depredaciones las fronteras de la Argelia dan una idea exacta de la montonera argentina, de que se han servido hombres sagaces o malvados insignes. La misma lucha de civilización y barbarie de la ciudad y el desierto existe hoy en África; los mismos personajes, el mismo espíritu, la misma estrategia indisciplinada, entre la horda y la montonera. Masas inmensas de jinetes que vagan por el desierto, ofreciendo el combate a las fuerzas disciplinadas de las ciudades, si se sienten superiores en fuerzas, (...) La montonera, tal como apareció en los primeros días de la República bajo las órdenes de Artigas, presentó ya ese carácter de ferocidad brutal y ese espíritu terrorista que al inmortal bandido, al estanciero de Buenos Aires, estaba reservado convertir en un sistema de legislación aplicado a la sociedad culta, y presentarlo, en nombre de la América avergonzada, a la contemplación de la Europa. (Sarmiento, 2001, pp. 73-75)
Separados por la distancia, la agreste geografía o las franjas territoriales bajo dominio indígena, estos centros de poder se integraron en torno a la figura carismática de caudillos locales. Los intentos de organización republicana fueron sustituidos por la autocracia y el personalismo. El acceso al poder pasó a depender del control de las milicias […]
Los caudillos pugnaron por reivindicar el marco provincial como ámbito natural para el desenvolvimiento de la actividad social y política.
[Por eso] el localismo no era una forma aberrante de organización social destinada a perpetuar en el poder a caudillos voluptuosos, sino que respondía sobre todo a la modalidad que habían adquirido las relaciones de producción y los circuitos económicos en el territorio de la Provincias Unidas.
Oszlack, Oscar, La formación del Estado Argentino, Buenos Aires, Editorial Belgrano, 1982.
El 31 de mayo de 1852, los gobernadores de las provincias firmaron el Acuerdo de San Nicolás (https://www.educ.ar/recursos/128646/acuerdo-de-san-nicolas).
El 1º de mayo de 1853, el congreso constituyente reunido en la ciudad de Santa Fe sancionó la Constitución Nacional, a pesar de la ausencia de los representantes de Buenos Aires.
La secesión de Buenos Aires y la sanción de la Constitución Nacional en 1853 determinaron la división del país. Durante diez años, Buenos Aires y la Confederación Argentina existieron como dos Estados separado