Unas de mis clases favoritas en Amherst fue la clase SPAN 310, “Las chicas raras: voces de mujeres españolas” con la Profesora Brenneis. En este ensayo, necesitábamos enfocarnos en un tema común que observamos de las diferentes escritoras feministas. Yo analicé “Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes” por Ana Rossetti, “Y se va marchitando la caja de las rosas…” por Ernestina Champourcin y “Llegarán los almendros en flor a tu ventana” por Clara Janés. Algo que noté casi inmediatamente fue los elementos naturales (flores, árboles, naturaleza…) que las autoras incluyeron para describir el cuerpo femenino y los efectos de vivir en un sistema patriarcal. En cada poema, el arquetipo de la flor y su hermosura efímera fue un símbolo recurrente. Otra vez, decidí analizar un poema de Rossetti– el mismo que investigué en la clase de SPAN 301. Estos dos proyectos tienen un obvio hilo conector (el poema, “Cibeles ante la ofrenda…” ), y pienso que sería interesante ver cómo mi perspectiva y escritura había cambiado (o no cambiado) después de analizarlo por una segunda vez. Además, quería incluir este ensayo porque fue la tarea que inspiró mi tesis. A mí me interesa la literatura que discute el género y su representación en la literatura/la media, y después de explorarlo en este ensayo, decidí continuar una investigación similar en mi tesis (el cine latinoamericano y la representación de machismo en el género de horror).
Por muchos siglos, la literatura femenina, así como las propias mujeres, han sufrido opresión y crítica de expresión de la sociedad. Las mujeres eran esperadas ser elegantes, cortés y obediente en la casa y en su escritura. Afortunadamente, con el tiempo, las escritoras se liberaron de sus limitaciones y empezaron a escribir sobre tópicos que mejor reflejaban la realidad de una mujer. Autoras como Moix, Rossetti, Conde y mucho más han usado su escritura como una plataforma para amplificar estas experiencias, y discutir temas como la autoestima, la objetivización y el doble estándar de los géneros. Después de leer sus obras, un hilo unificador o un punto de similaridad se hace aparente en la escritura: el uso de la naturaleza. El enfoque de este ensayo sería comparar y contrastar la manera en que Ernestina Champourcin, Clara Janés y Ana Rossetti utilizan imágenes y simbolismo de la naturaleza para examinar la perspectiva femenina del cuerpo y el género a través de su voz poética.
En el poema, “Y se va marchitando la caja de las rosas…” por Ernestina Champourcin, la autora explora el tema de la impermanencia de la belleza. A través de su cuento, podemos ver como la voz poética usa las rosas y otros aspectos de la naturaleza para desarrollar su perspectiva del cuerpo en relación con la madurez. La primera estrofa se comienza con la línea del título, seguido por un desarrollo de esta idea. La autora personifica a la caja de las rosas, escribiendo que “no tiene quien las saque y las lleve al camino ” (2). Esta línea compara el acto de marchitarse con la idea de quedarse adentro sin nadie o sin dónde ir. Champourcin implica que las rosas simbolizan el cuerpo y la belleza de una mujer que se está envejeciendo. La voz poética escoge usar este arquetipo para enfatizar los estándares imposibles que la sociedad, específicamente los hombres, tienen para las mujeres. Justo cómo las flores, el valor de una mujer es medido por su edad. Para los hombres, ambas mujeres y flores son una mercancía. Ellas son recogidas y arrancadas basadas en su juventud y su apariencia física. Realmente reflexiona cómo los deseos patriarcales son grandes influencias en la autoestima de las mujeres. En la última línea de la estrofa, se introduce el concepto de impermanencia con la idea de que algo “se muere y nace al mismo tiempo”(4). Aunque la juventud de las rosas/las mujeres se acaba, una nueva etapa empieza. En la siguiente estrofa, la voz poética expresa su insatisfacción y su frustración con la vejez. Champourcin escribe que “se nos frustró la cita con aquella fragancia/ de tan pura, invisible…”(5-6). El poeta usa la fragancia como una forma intangible del pasado. La fragancia, justo cómo la memoria, son las únicas cosas preservadas y suspendidas en tiempo. En la última estrofa, la voz poética muestra sentimientos de nostalgia sobre su juventud. Las primeras líneas mencionan que “hay cosas que no son, pero que siguen siendo/ nostalgia… fronda que nunca hemos plantado”(9-10). Champourcin continúa reflexionando sobre la relación entre el valor del ser y la juventud. La voz poética extraña los días llenos de posibilidades y oportunidades “ aún no plantados” (10). Desde su perspectiva, ella misma es parte de las “cosas que no son” y su nostalgia sobre su cuerpo joven es lo que “sigue siendo”(9). A pesar de los cambios de su exterior, la narradora aún siente la misma por dentro. Pero para una sociedad priorizando las apariencias, el cuerpo es algo que define a una mujer y su valor en la sociedad.
Similarmente, en “Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes” por Ana Rossetti, la voz poética usa el símbolo de las flores u otras imágenes para desarrollar la perspectiva femenina del cuerpo. En el título de este poema, Rossetti hace alusión a Cibeles, la diosa de la fertilidad y la naturaleza. Rossetti usa la figura de Cibeles para un símbolo de la fuerza femenina y una manera de incluir un referencia culto. Es común para los hombres incluir datos cultos en su literatura, y Rossetti quiere mostrar que las mujeres tienen el derecho para hacer las mismas referencias. Además, en su título menciona una ofrenda de tulipanes, que es usada para apreciar y mostrar un amor profundo por las mujeres. Continúa con la imagen de un tulipan cuando escribe, “tulipán sonrosado, apretado turbante/ enfureció mi sangre con brusca primavera…”(2-3) Ella emplea esta metáfora para describir la sensualidad del cuerpo de un hombre por la perspectiva de una mujer. Por sus ojos, ambos hombres y las mujeres pueden ser “elegantes” o “bellas”. La yuxtaposición entre la masculinidad de un hombre y la suavidad de una flor es una manera en que Rossetti invierte el doble estándar entre los géneros. La voz poética toma control de su floreciente pasión; es brutalmente honesta y explícita en sus descripciones del hombre. A través del poema, ella continúa enfocando en los partes privados de un hombre anónimo, escribiendo sobre “el tersísimo tallo que mi mano entroniza/ alta flor tuya erguida en los oscuros parques”(6-7). La enfoca permanece en los partes privados para hacer una declaración sobre la manera en que las mujeres son vistos por hombres— en una manera hipersexualizada. Además, esta metáfora muestra un sentido de independencia y empoderamiento sexual que sentían muchos después del fin del periodo franquista. Durante el siglo de Franco, había mucha opresión y vergüenza con respecto a la sexualidad. Ahora, la voz poética es liberada de estos grilletes, y quiere usar temas de la naturaleza para resaltar la idea de que los deseos sexuales son naturales y normales. Otro buen ejemplo de la liberación es en la primera línea del poema, “desprendida su funda, el capullo/tulipán sonrosado…”(1-2) La imagen de un flor brillante, rojo, lleno de pasión, saliendo de su capullo después de un largo invierno es muy representativa del fin del período franquista.
Finalmente, voy a analizar cómo el poema, “Llegarán los almendros en flor a tu ventana” por Clara Janés, usa el tema de la naturaleza en una manera distinta que las poetas previas. Janés usa ambos la naturaleza y el movimiento, creando un tono lírico para describir el amor y las relaciones interpersonales. La voz poética no se enfoca en la fisicalidad del cuerpo, sino en la intangibilidad de las emociones. En la primera estrofa, la poeta entrelaza sus emociones ardientes para su amante con el flujo de la naturaleza. Janes escribe que “llegarán los almendros en flor a tu ventana/ huidos de mi pensamiento”(1-2)Las flores de almendros en el título crecen solo en la primavera y son típicamente un símbolo del amor eterno en la mitología. Aunque la voz poética no está físicamente presente con su amante, ella entiende que su pasión está encarnada en la naturaleza. Al contraste con las otras autoras, esta voz poética usa descripciones abstractas en vez de descripciones físicas para describir su admiración por su amante. El amante es anónimo y nunca sabemos su género ni su apariencia. En la segunda estrofa, la poeta expresa que ella es “cada vez más perdida en tus palabras/dialogando confusa con el aire, bailando cortésmente con el río/ con delicados arabesques”(5-6). Aquí los lectores pueden ver la voz poética interactuando con la naturaleza, utilizando varias descripciones para ilustrar el ritmo de cada acción. Una palabra importante para definir en esta estrofa es el “arabesque”, que simultáneamente significa una característica del ballet y un diseño de follaje intrincado. La autora hace varias referencias interconectando aspectos del baile y la naturaleza para crear un sentido de sinestesia para los lectores. Las piezas de naturaleza en el poema, como la lluvia, la tierra, y el viento son reflexiones del rango de emociones que la voz poética siente. En la última estrofa, Janes escribe “que tú de un solo gesto, de una vez para siempre/has desenterrado para mi/ con toda la encendida primavera.”(17-19) Otra vez, la poeta atribuye sus emociones a la temporada de primavera para relatar el amor con algo que trasciende el cuerpo humano, y algo que crece poco a poco.