Zamora-1789

1789. Francisco de Zamora.

Diario de los viajes hechos en Cataluña. Ed Curial (1973) (Pàg 276-81)

Día 29 de mayo de 1789

En la tarde de este día (que era viernes) salimos de Barce­lona tomando el camino de Molin de Rey, de cuyo territorio tenemos apuntado en otra parte .

Dormimos en Martorell, habiendo gastado al final de la tarde un buen rato en reconocer el convento de Capuchinos, excelen­temente situado sobre la villa, en una montaña en la cual a fuerza del trabajo han formado el convento. Tienen poca agua, pero pueden tenerla a costa de 6.000 libras. El cercado de este convento es de mucha extensión, pero los varios puntos de vista que presenta por la parte del norte y poniente son excelentes. Se descubren el río Llobregat y el Noya, la vega, bien cultivada y arbolada, y el monte de Monserrat y su grande cordillera. La población de Martorell consiste en una calle larga, pero estrecha y puerca. Aquí está el puente que llaman del Diablo, del cual ha­bla Támara en su obra. Se reedificó poco tiempo hace, poniendo para memoria una inscripción, en la casilla del medio del puente, llena de sandeces y escrita en una piedra muy floja y aún dividida por medio.

El paso del Congoste lo miro difícil de componer. Creo que se debe examinar si el camino deberá dirigirse por la otra parte del río, dirigiéndolo hacia el Vallés. La iglesia de Martorell es pequeña, pero su altar mayor, de cuatro cuerpos, y muy buena escultura, es arreglado.

Aquí aprovechan la hoja de la morera dándola a los cer­dos en agua caliente, después que le han comido los gusanos, lo cual los engorda mucho. En la ermita del Pontarrón no hay nada

Día 30

Dejamos el camino de Madrid a la izquierda, tomando el de la derecha y pasando por Abrera, pueblo corto cuya población, esparramada, divide el río Llobregat. Se edifican bastantes casas, y la casa de Amat tiene una muy buena. Las cosechas princi­pales son trigo, aceite y vino.

La iglesia es la primitiva, a lo menos del siglo 8.° Su título, San Pedro Apóstol. Tiene un término muy dilatado, y algunos bosques. Pasando este pueblo se halla la casa fuerte de Magarola.

Esparraguera es una villa situada en llano, en una calle muy larga, bastante ancha, no mal empedrada, y de casas regulares, las que tienen a un lado y a otro sus huertecitos que, aunque de secano, están bien aprovechados. La iglesia es de una nave, muy capaz, con seis capillas por lado; y la torre, así por su elevación como por su solidez y el subirse a ella por una rampa continuada, merece atención. Desde ella se descubre esta cam­piña, la de Olesa y otros pueblecitos, hasta la montaña de Mon­serrate y la de Collserola, el río Llobregat, etc., cuya vista sor­prende.

La lástima es que hayan pintarrachado algunas de sus capi­llas, con lo cual, con un órgano endiablado que coge la mitad de la iglesia y con un sagrario muy mal hecho, pierde su mérito. Hay, sin embargo, un retablo de San Miguel Arcángel, pertene­ciente a los pelaires, muy bueno, que acredita su antigua opulen­cia y buen gusto.

Hay fuentes, debajo de la villa, muy abundantes, con cuyas aguas se mueven varios molinos y se riegan muchas huertas que hay cerca del río, cuyo terreno, mirado desde un balcón que hay en una de ellas, da mucho gusto, como pesadumbre da el dinero mal gastado en un puente construido bajo las órdenes del Real Acuerdo.

En este pueblo hay varias fábricas de lana, inclinándome a que el azul lo dan bastante bien en un tinte de casa Figuerola. Aquí vi el retrato del Ilustrísimo Durán, obispo de Urgel y electo de Tarragona.

Salimos de Esparraguera para Monserrate dejando a la de­recha el pueblo de Collbató, situado al mismo pie de la monta­ña, en cuya inmediación hay un castillote. Es pueblo pobre por falta de agua, que podrían llevar desde el Bruch.

Sobre este pueblo está la cueva de Salnitre, y más a lo lejos, en la montaña de Monserrate, se ven los Pouatons de que habla la descripción.

El Bruch es un pueblo rural, separado en barrios y casas so­litarias que se acensan cada día por los dueños de las primiti­vas. Su parroquia solitaria se intitula de Santa María de Gracia. Es pequeña, pero el altar mayor, es bueno. Sus vecinos se ocu­pan en la fábrica de carbón, y recogen vino, conduciendo el aguardiente a Barcelona.

Continuando el camino se ve a la izquierda a Castellolí, y a la derecha, sobre una grande eminencia, una sufragánea antigua llamada San Pau Vell, la cual se ha bajado ahora bajo el título de la Guardia.

Fuimos dando la vuelta al monte observando sus caprichosas figuras; y después de un rato, casi en medio de él, se halla la iglesia de Santa Cecilia, igualmente del siglo 8, como lo denota el edificio mismo. En ella hallamos las antigüedades que están copiadas por Montaña y pondremos aquí.

El rector de esta parroquia nos ofreció una exacta relación de todo lo que hay en ella, como de su antigüedad, que ha des­cubierto con motivo del pleito que sigue con el monasterio de Monserrate, con cuya ocasión ha notado la equivocación que pa­deció Marca en cuanto al año en que se consagró esta iglesia. Por tanto omitimos hablar más de esta parroquia y continuamos nuestro camino al monasterio, al que llegamos bastante tarde.

Día 31.

Este día, después de haber asistido a los divinos oficios, vol­vimos a reconocer con atención y cuidado el monasterio, su igle­sia, oficinas y accesorios, notando: que en la reja de la iglesia se lee en un tarjetón: «Philipus III Rex Catolicus virgine Marie dicavit 1609»…