Porqué el Arte?

¿Por Qué el Arte?

Aymara Falcón, Asesora del Departamento de Arte, ONG Comunidad Tawantinsuyu

Cuando comencé con la escultura, lo que más me impresionaba era la cantidad de personajes que salían de mis manos. Parada delante de esa otredad, detenía mis ojos en los suyos preguntándole, en espera de vanas respuestas ¿Quién eres? ¿Desde dónde te vengo trayendo? ¿Cuándo y en qué Tiempo tú y yo nos miramos así? La extrema quietud de la greda era la respuesta. Poco a poco fui comprendiendo que la Memoria del Tiempo permanece dentro nuestro a la espera de ser re-descubierta.

Las culturas arcaicas “vivían” el arte como simple expresión cotidiana siempre dispuestas a expresar el deseo, la necesidad, el agradecimiento o el mero servilismo doméstico. No eran grandilocuentes ni demandantes. Fluían de acuerdo a las necesidades del momento, no buscaban futuro ni gloria y, sin embargo, a causa de su impertinente humildad permanecen. Por allí anda la Venus de Valdivia testimoniando su tiempo. Por allá reposan yertos cuencos portando antiguos sabores. Por aquí rondan los vahos somnolientos de las Sagradas Pipas. Desde la quietud de los siglos misteriosas miradas protegen nuestros pasos para no perdernos del Camino.

Cuando el arte pierde su capa y espada se convierte en lo que realmente es, Munay (Sentimiento) y, en ese estado adquiere el Poder necesario para cortar, anudar y restaurar la Memoria. Ukhu Pacha (de las generaciones que pasaron por estas tierras, donde están los Mallkis, (nuestros Ancestros, semilla y procreación), Kay Pacha (este Tiempo) y Hanan Pacha (el tiempo que viene), tejen y destejen para que lleguemos allí donde debemos llegar y es, desde ese convencimiento visceral, que me he convertido en su cómplice para intentar ayudar a mi Gente en este largo proceso de Recordar.

Con placer veo como las mujeres comienzan a hablar de lo que les fue relatado o, de aquello que sin ser relatado permanece en la ancestral memoria colectiva femenina. La muñeca con dos cabezas que he visto, sin duda rememora a la Pareja de Madres Ancestrales porque ¿desde dónde, si no es de ese rastro inmemorial, es que les viene llegando el “recuerdo” a esas señoras de la Comunidad de Yarapa, tan ajenas a libros de antropología o estudios de arte?

Cierto día, uno de los alumnos de nuestra escuela moldeó en arcilla un enterramiento repleto de cuencos, flores y pequeñas esferas que simulaban piedras; sorprendida le pregunté si esa era la manera en que su comunidad adornaba a los muertos, él respondió sonriente: “No profesora a los muertos no se les entierra así”, mucho más extrañada continué con las preguntas. “¿Entonces, por qué se te ocurrió que tu muerto necesitaría de todas estas vasijas si él ya está muerto?”. El niño volvió a reír, ahora mucho más jocosamente. “ ¡Es para que cuando regrese y tenga hambre encuentre qué comer!”. Nuestro alumno tiene 10 años, apenas sabe escribir su nombre ¿quién, sino la Memoria, es la que trabaja silenciosamente hasta que se expresa?

En Occidente se dicen a media voz los nombres de nuestras Plantas Sagradas, el estigma que las persigue acabó por destinarlas a lo prohibido. Sin embargo, en la selva, lo profano se sienta en la mesa del Sabio, retoma su lugar y es, en boca de los más Inocentes, que regresa a la Sacralidad para ser nuevamente nombrada Medicina.

¿Por Qué el Arte? Porque el arte y la salud son Hermanos gemelos. Porque es a través de él que intentamos sanar, dejando belleza donde hubo dolor. Mientras Ukhu Pacha nos traza el Camino, Hanan Pacha lo alumbra para que el Kay Pacha tenga un paso más armónico. No hay Memoria que se resista a ninguna expresión del arte. Que nuestras Mujeres canten, bailen, esculpan, pinten y escriban porque son ellas quienes portan la llama de la Transmisión. Regresemos a la Mamamanta* o a la Matria del poeta mexicano José Tlatlepas. Una Mamamanta memoriosa y alumbradora para que los niños de cada Comunidad a la que lleguemos, recuerden, sanen y repartan lo que han recibido con muchos niños más. Una Mamamanta gobernada por artistas y no por políticos Ese es el compromiso que he adquirido con mis Ancestros.

*Mamamanta: de la Madre y por la Madre, esto nos recuerda a la espiral de la vida en los Andes, es decir lo milenario mítico y lo contemporáneo aporte de María Estelina Quinatoa, Curadora de la Reserva Arqueológica del Banco Central del Ecuador. Otavaleña

Agradezco los aportes en lengua quechua a mis Hermanas Katia Gibaja y María Estelina Quinatoa. Es necesario que nos reencontremos con nuestras lenguas de origen, ya que sólo ellas tienen las llaves que nos permitirán acceder a las profundas sutilezas de nuestro Conocimiento.