Herramientas

(música y educación musical)

[ Para mamá que encontró el original después de muchos años de ser escrito… ]

¿Qué logra escabullirse por el silencio de la noche cuando no logramos escabullirnos de nuestros sentimientos y sus reproches?. Vaya uno a saber o vayan todos cuantos sean necesarios hasta restablecer esa armonía interna que no nos deja ceder; Que nos impide, en mayor o menor medida de acuerdo a gustos de mercado, caer en manifestaciones artísticas en las que no queremos caer.

¿Nuestra música no debería ser acaso nosotros mismos?. ¿Es nuestra música lo que verdaderamente sentimos o es lo que debe ser? Y llegado a este punto quiero invertir los factores en cuestión: ¿Qué es lo que debe ser nuestra música si no lo que verdaderamente sentimos?. ¿Cuál es la nota equivocada? La que corresponde aunque no la elegimos o la que elegimos aunque no corresponda?. Como pueden apreciar sólo tengo preguntas y más preguntas en un mundo en el que los comerciantes y empresarios del arte sólo quieren respuestas rápidas, digitales, brillantes, respuestas provistas de multifuncionales displays de cuarzo lumínico que nos conduzcan sin demora ni desvíos al mundo de los exitosos, (al menos como ellos se consideran y autodeterminan).

Decimos sin dudar siquiera un instante que una armonía resuelve en el o los acordes que "debe" resolver. ¿Pero resuelve allí acaso lo que estamos sintiendo?. Y en el caso de no ser así... ¿No estamos mintiendo?

A esta altura podrían pensar que estoy cuestionando la mayor parte de la educación musical existente. Muy bien permítanme decirles que están acertados. Y mi cuestionamiento no se basa en la tonta pregunta de: «Educación Musical ¿Si o No?», porque en esto creo que no hay lugar para el debate. Nadie podría aspirar a ser médico o arquitecto sin estudiar medicina o arquitectura. Y si alguno aquí estuviera pensando que con lo que digo estoy despreciando a los artistas autodidactas me apresuraría a aclararle que cuando me refiero a Educación Musical no hablo sólo de la académica, porque también aquél de formación autodidacta tuvo que haber investigado de una forma u otra hasta alcanzar las herramientas necesarias para arribar al hecho artístico. He usado la palabra HERRAMIENTAS y más adelante volveremos a ella.

Como decía, un escritor no podría ser tal si no aprendiera a leer y escribir ni las herramientas que la gramática puede proporcionarle para expresar sus sentimientos aunque después por impulso artístico quiebre todas las reglas gramaticales con poesía surrealista de vanguardia. Mi cuestionamiento a la Educación Musical tampoco apunta a los conocimientos que se imparten, porque tanto en materia de técnica instrumental, armonía, técnicas de improvisación, etc. son más o menos los que existen y creo que en términos generales están internacionalmente (quitándole a la palabra todo su contenido despersonalizador y desmerecedor) unificados. Por supuesto son conocimientos siempre enriquecidos día a día por investigaciones personales, sobre todo en materia de armonía e improvisación.

El grave problema de la Educación Musical, creo yo, radica en el uso de las herramientas que se aprenden y en sus infundadas reglas sobre lo correcto y lo incorrecto. Si estas reglas fuesen justamente “correctas”, los músicos tocaríamos siempre el mismo tema (el “correcto”), los pintores pintarían siempre el mismo cuadro (el cuadro “correcto”) y así sucesivamente por los siglos de los siglos.

Para intentar resolver el enigma comencé a buscar una profesión que, sin ser artística, tuviera que ser llevada a cabo por un artista. Bueno, aquí se las presento: Se trata del traductor de poesía.

Cualquiera que hable un par de idiomas y lea poesía sabe lo imposible que es la tarea de traducirla. No alcanza con ser traductor. Para llevar a cabo la tarea se precisa además ser poeta. Se podría decir que casi la totalidad de la poesía es intraducible. Digamos que es intraducible en el marco que es imposible traducir el cien por ciento de lo que el original expresa en su lengua, con sus expresiones, sus palabras y sonoridades.

En algunos casos se pierde mucho y en otros casos no tanto. Como no se trata de un cuento o una nota periodística, no se puede traducir las palabras textualmente, sino que el poeta deberá buscar las herramientas para traducir lo que el poeta original quiso expresar. «Herramientas para traducir sentimientos»… Creo que por aquí me voy acercando al punto en cuestión.

Para terminar de definirlo podríamos al fin preguntarnos ¿Qué es la música? Y por favor no me digan: “Combinaaaaaaaaaaaar los soniiiiiiiiidos y los sileeeeeeencios”. Cuando tomamos nuestro instrumento para expresar nuestra más profunda tristeza; Cuando componemos un tema de amor para la persona que amamos; Cuando nos subimos a un escenario para sacar lo que tenemos dentro del corazón; O cuando estamos en la platea y vibramos de emoción con la música clásica, folklore, rock, jazz o la que fuera; o cuando simplemente ponemos un disco y nos emocionamos con eso que escuchamos, no se trata solamente de una combinación de sonidos y silencios.

Hace muchos años atrás, encontré en un antiguo diccionario de la lengua española editado en Méjico en 1899 (regalo del abuelo poeta Raymond) la definición que más me ha gustado hasta la fecha. . . MÚSICA: Arte de conmover el alma por medio de los sonidos.

Nuestras almas se conmueven por sentimientos. Conmover el alma de los demás. Traducir nuestros sentimientos en sonidos. La educación musical debe servir para aprender las herramientas necesarias que nos permitan intentar traducir los sentimientos en sonidos lo más fielmente posible.

Santiago Romero Bourdieu