Ana nació en el año 1972 en la Coruña. Está casada y tiene dos hijos Javier y Candela. Le gustaban las ciencias desde pequeña y sacaba buenas notas. De pequeña, le gustaba estar con sus amigos, ir a la playa, ver películas y leer. Estudió en las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Lo que más le entretenía de las ciencias era que era poco de memorizar y mucho de pensar y resolver problemas.

Le costó muy poco elegir una carrera de ingeniería y eligió telecomunicaciones porque se encontraba trabajo fácil, te pagaban más que en otras cosas y porque no tenía casi dibujo técnico y eso se le daba mal.

Los ingenieros de telecomunicaciones se encargan de la comunicación: todo lo necesario para que podamos ver la tele, hablar por teléfono, conectarte a internet y todo eso, por cable o por hondas.

Encontró trabajo muy rápido al acabar la carrera, en una empresa llamada Alcatel.

Ha viajado por todo el mundo y nos comenta que es muy importante saber inglés en su trabajo.

Cree que en España se debería invertir más en Ciencia y Tecnología.

Para ella lo mejor de ser ingeniera es que le ayuda a pensar y a tomar decisiones y eso ayuda a organizarse y también que en la parte profesional, que nunca le falta el trabajo.

Colabora con Cruz Roja y Aldeas Infantiles para ayudar a familias más necesitadas y forma parte del Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones y de distintas asociaciones que ayudan a la digitalización de España.

Lo que más le gusta de su trabajo es que se lo pasa bien trabajando y lo que menos, que cuando tiene mucho trabajo no puede estar con su familia todo lo que querría.

Actualmente trabaja en la gran compañía CAPGEMINI y ayuda a resolver los problemas que los clientes tienen, vinculados a la ingeniería y a la informática.

Allí tienen una fundación para divulgar tecnología en los colegios que promocionan múltiples formaciones y concursos y en la que se encuentra bastante involucrada.

Su mejor logro es que su trabajo, a pesar de todos los años que tiene de experiencia profesional, le sigue gustando.

Si tuviera un super poder le gustaría poder asegurarse que sus hijos fuera felices en la vida.

A una niña que está pensando en estudiar alguna disciplina STEM le diría que no tenga miedo, que elijan lo que les guste porque luego serán felices y que las ciencias, ni son más difíciles, ni hay que sacar unas notazas, simplemente, hay que aprender a disfrutar pensando.

El consejo más valioso que ha aprendido es que, en general, las mujeres son diferentes a los hombres, son más femeninas y tienen una forma de pensar y estructurar su trabajo distinto. Pero eso no es nada malo, al contrario, considera que juntos, hombres y mujeres, cada persona con sus características, talentos y aptitudes, somos mucho más fuertes trabajando como un equipo.