¡Encuesta breve y simple!
La interdependencia etérica entre los seres y las cosas, lejos de ser un axioma esotérico abstracto, es fundamental en cuestiones kármicas, y se la puede observar a través de los distintos panoramas que muestra una carta.
Al nacer, la línea de tiempo señala días, meses, años y ciclos de distinta duración, dependiendo del tránsito o progresión que estemos observando. El tiempo de Saturno es el primero que se presenta en una carta kármica, y es un tiempo que en principio expresa al karma en la Tierra (aspectos de luminarias) y, obviamente, al karma del sistema (aspectos planetarios). Pero hasta que no sucede su primer retorno, el karma del sistema permanece aún inabordable en términos esotéricos.
Cuando finaliza el karma natal del ciclo Sol-Luna, entonces los anillos de Saturno son traspasados, y los otros ciclos de la carta (planetarios) adquieren otra permeabilidad en la experiencia y contacto concretos. Antes del primer retorno, esos ciclos simplemente son, se expresan y la energía que condensan no puede ser modificada hasta que las formas natales (Sol-Luna) ya no retengan la energía vital. Sea cual sea el aspecto entre dos planetas, el karma de planetas se observa al ubicar su conjunción inmediata anterior al nacimiento, para así evaluar el trayecto que ambos han recorrido desde aquel evento prenatal.
La Luna no sólo se ha fijado a sí misma sino también al sistema entero… El magnetismo que expresa su eje ha condicionado su propia expresión y también la expresión planetaria, más allá de la Tierra, más allá de Saturno. El agotamiento de ese karma sigue el camino de las densidades físicas más cercanas: desde la Tierra, a través de Saturno, y luego hacia el resto del sistema. Ese camino también aplica para una lectura astrológica del proceso. Y, si bien el karma en la Tierra se comprende luego de observar el karma del sistema que lo aloja, este último es el último que se agota.
La serie de artículos Astrología & Karma que se publicó en medium.com contiene muchas referencias acerca de los distintos tipos de karma y cómo se los observa en una carta natal. Para ello, uno de sus artículos incluyó la carta de Donald Trump, específicamente para observar el karma de manifestación de un cuaternario a través de Mercurio, su regente kármico norte (Géminis). Así, el cuaternario está definido por Mercurio y Venus (polar esotérico, Tauro), y los opuestos a ambos, que son polares esotéricos entre sí: Plutón (Escorpio) y Júpiter (Sagitario). Sus posiciones por casa y signo indican situaciones y relaciones kármicas puntuales.
Carta natal de Donald Trump. El círculo externo en rojo contiene las divisiones de la carta de nodos lunares.
El gráfico contiene en el interior la carta de Donald Trump, mientras que el círculo externo fue expresamente incluido para observar más fácilmente la correlación con las casas lunares (progresión desde el nodo norte en sentido horario, en color rojo). El paso del tiempo densifica la energía, y la densificación tiende a repetir las formas del karma natal, tanto como continúe la reproducción celular en cada cuerpo.
Además de deducir vínculos entre ámbitos y eventos, la superposición también permite observar continuidades que podrían considerarse como karmas fácilmente perpetuados. En Trump, esto se puede observar en un desarrollo personal fuertemente ligado al trabajo público y posición social (casas 1 – 10), a la manera de “dotes”, facilidades, gran manejo o habilidades.
El primer retorno de Saturno también es otro indicador clásico que se refiere específicamente a la liberación respecto de las formas natales. Ese karma ya habrá sido agotado hacia los 21 años de edad (expresado y desarrollado). Y el último septenio de su ciclo son años que liberan a la energía que estaba fijada a las formas natales. De allí en más, el magnetismo del eje lunar no las condiciona.
A los indicadores anteriores también se puede sumar una perspectiva dinámica que incluya las interacciones elementales a lo largo de la línea de tiempo, tanto para caracterizar la expresión natal como las tendencias posteriores al primer ciclo de Saturno. Al respecto, Los elementos y el karma (A & K #11) y Dinámica del karma en una carta natal muestran ejemplos con las cartas de D. Trump y de Steve Jobs, respectivamente.
En ambos artículos se mencionó cómo interactúan los elementos de luminarias natales, sus transmutaciones (elemento opuesto) y los ascendentes:
Agotamiento: Tierra a Fuego, Agua a Aire
Neutralización: Tierra – Agua, Fuego – Aire
Fijación: Fuego a Tierra, Aire a Agua
Actualización: mismo elemento
Polarización: Fuego – Agua, Tierra – Aire
Las deducciones a las que se arriba también son karma, en la paradoja que plantea el tiempo: un presente que condensa en sí mismo un tiempo a contar antes y un tiempo a contar después, lo lunar densificado en frío y lo solar liberando con calor.
Una perspectiva reencarnacionista también añade recapitulaciones kármicas, para considerarlas como eventos vitales anuales, partiendo de las configuraciones del Zodíaco en reposo. La perspectiva es especialmente útil para identificar eventos específicos mientras se agota karma natal durante cada desarrollo anual. Al respecto, La reencarnación en una carta natal es un artículo introductorio en medium.com, seguido por otro un poco más profundo, Karma y reencarnación en el ciclo de Saturno.
La energía que se libera de las formas natales tiene efectos directos en el karma del sistema solar: la liberación de la Luna trae LA posibilidad para el resto de componentes.
Antes del primer retorno de Saturno, el paso de las estaciones anuales desarrolla conciencia, durante procesos que en la serie Astrología & Esoterismo (también publicada en medium.com) fueron referidos como tonos zodiacales (mental, magnético y átmico). Algunos de sus artículos hicieron especial énfasis en los indicadores que caracterizan al desarrollo de cada tono, lo que ocurre a lo largo de períodos trimestrales, a través del impulso de signos específicos, y en relación con la cuadruplicidad del signo de interés.
Aunque el karma natal no depende de ello, el proceso desarrolla reflexividad, magnetismo mental y voluntad, que se observan en las cartas mental, magnética y átmica, respectivamente.
Finalizado el karma natal, los ciclos planetarios podrán agotar su propio karma ya a través del libre albedrío. Los aspectos planetarios permanecen fijos sólo si el karma lunar vuelve a densificar pero, ya finalizado este, comienza el agotamiento de aquel. E incluso tal vez lleguen a completarlo y liberen la energía que condensan, dependiendo de la fase del ciclo que expresen (los ciclos de Urano, Neptuno y Plutón son muy largos…).
Ciertamente, las formas natales podrán reproducirse luego del primer retorno, tal como lo han venido haciendo desde el nacimiento. Ello depende en gran medida de la frecuencia del libre albedrío y de las características de Urano natal. Pero el paso de las estaciones anuales no sólo desarrolla conciencia sino que también tiene un rol importantísimo para agotar el karma del sistema, más allá del karma agotado en la Tierra.
El libre albedrío no sólo alcanza a la energía liberada de las propias formas sino también a los ámbitos y eventos correlacionados con la rueda lunar. El primer trimestre que desarrolle al ascendente solar será la contraparte de las fijaciones que induce el primer cuadrante en la rueda lunar (sólo hay que considerar las orientaciones opuestas de las rondas). De esta manera, el paso de las estaciones también es importante más allá del desarrollo de conciencia en la Tierra, y en claro efecto que resta energía kármica lunar, para el sistema. En una lectura astrológica del tema, el efecto debe ser intención.
El signo a considerar en desarrollo anual es el del ascendente del Sol. En la carta de Trump es Virgo, por lo que involucra a la cuadruplicidad mutable. El segundo trimestre para Virgo parece ser un tiempo crítico, ya que el encuentro entre ascendentes progresados ocurre al desarrollar magnetismo mental, ¡y en la casa 5 en ambas ruedas! El signo de Piscis (opuesto a Virgo, regido por Plutón para lo magnético, orientado hacia la desaparición de lo material) y los asuntos relacionados al placer, los hijos, la vitalidad y lo lúdico, son clave al momento de definir cuánto se torna denso (siempre más allá del primer ciclo de Saturno). El momento es crítico en mayor o menor grado según la fluidez que presenten las formas de los ciclos planetarios.
La correlación, mes a mes o siguiendo el criterio preferido para subdividir el arco, indicará temas y eventos puntuales para observar y así mantener energía libre, con el fin de expresar y agotar karma planetario. La división del arco y la manera de enfocar casas (ámbitos) y aspectos (eventos) podrían quedar mejor organizadas luego de identificar los principales temas kármicos de la carta. Y, si incluso se cuenta con referencias directas del nativo(a), la manera de precisar las formas estacionales hacia la energía libre se vuelve muchísimo más específica (difícilmente haya dos lecturas iguales de una misma composición). De todos modos, correlacionar circunstancias y eventos entre ruedas es parte del estilo singular de cada intérprete.
Las utilidades de la expresión absoluta de la energía son muchas, simplemente porque está más allá: del karma natal y de la vida en la Tierra. Lo absoluto se observa en los cuaternarios de manifestación, en las tendencias de la rueda lunar (no en la rueda misma), en las recapitulaciones, y también en los productos de las interacciones elementales debido a la paradoja del tiempo en la que no hay estados ni procesos.
Más allá del nacimiento, como es el título de este artículo, puede indicar tanto lo que no ha nacido como lo que ha trascendido lo natal. Ese más allá puede ser tanto el comienzo, que “contiene” lo no manifestado, como el final que libera, aunque ya no hay nada que liberar...
La identidad entre el principio y el fin es también un tema que se vuelve particularmente concreto al leer el karma en una carta natal, así como también lo es la interdependencia etérica que se mencionó al inicio. Al internalizar la lógica esotérica que la identidad expresa, entonces aspectos, signos y planetas adquieren formas concretas para lo denso y para lo fluido, en lo kármico y en el uso psíquico de la energía libre.