El cuerpo y la expresión son lenguajes vitales que acompañan al ser humano en su manera de sentir, comunicar y aprender. A través del movimiento, los gestos y la sensibilidad corporal, los estudiantes descubren nuevas formas de relacionarse consigo mismos, con los otros y con el mundo.
El movimiento no solo dinamiza la actividad física, sino que también abre caminos a la creatividad, la concentración y la construcción de conocimientos significativos. Expresarse con el cuerpo permite integrar lo cognitivo, lo emocional y lo social, potenciando aprendizajes más completos y profundos.
Por ello, emplear el cuerpo y la expresión en la educación es esencial para la formación integral, pues fortalece la autoestima, la comunicación, la convivencia y la autonomía. En síntesis, el cuerpo en movimiento se convierte en una poderosa herramienta pedagógica que transforma la manera de enseñar y aprender.