Retrato oficial póstumo de Don Víctor Herrera Sierra.
¡Palestina Libre!
Retrato oficial póstumo de Don Víctor Herrera Sierra.
Retrato ilustración oficial conmemorativo de Don Victor Herrera Sierra (Víctor I) (1925 - 2011) (der.) y Victor Herrera C. , Presidente de la República (izq.) con motivo a los festejos del centenario del natalicio de nuestro fundador.
Fundador de Smyrna y Patriarca de la Casa Herrera
Víctor Herrera Sierra nació el 21 de diciembre de 1925 en la Ciudad de México, en una época de profundas transformaciones políticas y sociales. Hombre de temperamento sobrio, visión firme y voluntad inquebrantable, forjó su destino con la fuerza del trabajo, la austeridad y un sentido inusitado de trascendencia familiar y simbólica.
Durante cuatro décadas laboró en la empresa estatal Luz y Fuerza del Centro, institución a la que entregó su esfuerzo diario y de la cual emergió con el patrimonio que sentaría las bases materiales de su legado. Su vida, marcada por el deber y la constancia, se vio enriquecida por diversas etapas afectivas: se casó en tres ocasiones, y fue fruto de su último matrimonio el nacimiento de su hijo, Víctor Herrera Cortés, actual Presidente de la República de Smyrna y Protector de su memoria.
El 24 de diciembre de 1988, en un acto de claridad histórica y vocación dinástica, fundó la Casa Herrera, no sólo como núcleo familiar, sino como sujeto de derecho y voluntad soberana. Esta Casa, reconocida hoy como la Sede Soberana del Estado de Smyrna, constituye el pilar simbólico, jurídico e histórico de toda la arquitectura institucional de la nación.
Víctor Herrera Sierra falleció el 17 de octubre de 2011, dejando tras de sí una obra discreta en apariencia, pero monumental en su proyección. Con motivo de su Centenario de Natalicio, celebrado en diciembre de 2025, el Estado de Smyrna ha decretado jornadas solemnes en su honor, actos de conmemoración nacional y la instalación oficial de su retrato de Estado, creado póstumamente para acompañar las ceremonias institucionales de más alto rango.
No vio en la política un campo de poder, sino una forma de custodiar la memoria, establecer la continuidad y garantizar la proyección futura de los valores que consideró esenciales: el orden, la dignidad, la disciplina y el culto al esfuerzo individual como base del bienestar colectivo.
Hoy, su nombre permanece inscrito en los pilares más profundos de la identidad smyrniana, no como figura decorativa, sino como Patriarca Fundador, ejemplo permanente de sobriedad, visión y firmeza. En cada decisión del Estado, en cada símbolo, y en cada ceremonia de Estado, vive su legado.