Supongamos que nuestros estudiantes llegan a casa del colegio a las 6 de la tarde. A la hora de explicar esta técnica, siempre intento ejemplificarla con el caso de algún alumno o alumna. Adapto las horas que están indicadas en la diapositiva si es necesario. Lo hago con el fin de que tengan la sensación de que son agentes de su propio tiempo y quizá el hecho de verse retratados, ayude a más miembros de la clase a tratar de incorporarlo a su rutina de deberes.
Esta técnica se trata de partir 2 horas de estudio en intervalos de 25 y 5 minutos. Por cada 25 minutos de concentración en la tarea, descansaremos 5 minutos. Y este ciclo, lo repetiremos 4 veces.
Incido bastante en los tipos de descansos que pueden realizar. Si el hecho de coger un dispositivo electrónico o evadirse en las redes sociales hace que pierdan la noción del tiempo, quizá no sea el mejor descanso a elegir.
Lo más importante de la TÉCNICA del POMODORO, es que los alumnos entiendan que nuestra capacidad de atención óptima está programada para rendir durante 25 minutos. Pasado ese tiempo, nuestra atención no resulta tan efectiva. Y además, que traten de adaptar esta manera de organizar su tiempo de estudio a la manera que funciona su capacidad de atención, teniendo en cuenta la efectividad cuando trabajan, y el autoconocimiento.
Si hay alumnos que necesitan 10 minutos de descanso por cada 20 de trabajo, pero esos 20 lo aprovechan de tal manera que son efectivos en su tarea, ¡adelante, misión cumplida! Han cogido información que se les ha proporcionado en clase y la han adaptado para su beneficio, y de eso se trata.