El ojo seco es una condición que provoca molestias en los ojos como ardor, sensación de arena y picazón, lagrimeo, secreción, visión fluctuante, intolerancia al lente de contacto o enrojecimiento. Se produce por la falta de lubricación y humectación de la superficie ocular. Se estima que afecta a un 15% de los adultos, pero que con el paso del tiempo, se hace más frecuente.
Son muchas las condiciones que se asocian con ojo seco, como algunas enfermedades autoinmunes (artritis reumatoidea, síndrome de Sjögren), medicamentos, alteraciones hormonales, ambientes secos, LASIK previo, etc. Sin embargo, la mayoría de las veces el problema se origina por muchos factores que desencadenan el síntoma.
La blefaritis es un término general, que se refiere a una inflamación del párpado que afecta la producción grasa, a las pestañas o a la calidad de las lágrimas. Incluye un conjunto de enfermedades tanto agudas como crónicas que llevan a una inflamación del párpado. Suele asociarse a otras condiciones alérgicas o enfermedades de la piel.
Su evolución en ocasiones puede ser frustrante para el paciente y el médico, determinando múltiples consultas con diversos oftalmólogos buscando una solución más satisfactoria a su problema.
Los síntomas de ojo seco pueden ser peor en la mañana, con el uso de lentes de contacto o tras varias horas de uso del computador. Se pueden ver párpados enrojecidos y engrosados, como también escamas en las pestañas. Las complicaciones de las blefaritis son varias, destacando la caída de pestañas, aparición de orzuelos o chalaziones, conjuntivitis u otras menos frecuentes como úlceras o problemas en la córnea.
Para tratar el ojo seco se utilizan lubricantes, ojalá sin preservantes. La lubricación puede ser en colirios, gel o ungüentos. En algunos pacientes se pueden usar incluso corticoides tópicos o medicamentos más específicos, como colirios de inmunomoduladores tópicos.
Hay que evitar la calefacción o corrientes de aire acondicionado, las horas de pantalla y los ambientes secos. También hay que considerar la presencia de mascotas, los hábitos y los productos faciales que usan los pacientes. Esto permite mejorar los detalles que podrían estar influyendo en la respuesta al tratamiento. En ocasiones incluso se pueden ocluir los puntos lagrimales para mejorar la lubricación.
En el caso de presentar blefaritis, hay más alternativas disponibles. Lo más habitual es limpiar regularmente los párpados. Sin embargo, como la blefaritis suele ser recurrente, muchas veces hay que considerar otros colirios y alternativas terapéuticas. A veces su médico indicará por uno o dos meses un antibiótico oral, o la suplementación de la dieta con ácidos grasos omega 3.